La última vez que pude estar
en tierra chicheña, aproveché en desempolvar los discos de vinilo y el tocadiscos
familiar (3 en uno todavía en uso) para vivir esas performance muy peculiares
que requieren de varios elementos específicos y especiales: lugar, tiempo y
personas. Así, encuentro a Horacio Guaraní, con la muestra de una serie de
canciones primordiales en el folklore con sentido como “La copla del carcelero”
o “Milonga para mi perro”, entre otros. Entonces junto al tan estimado paisano
Carlos amargueamos, nuevamente después de algún tiempo de haber omitido este
tipo de encuentros para conversar desde lo más frívolo de la vida hasta llegar
a temáticas de determinación existencial. Pero esta vez, destacando el sello
musical percutor de la reflexión, como lo es y será Horacio Guaraní, entre
algunos, pocos, otros y otras. En este marco el tiempo se hace corto en viajes
fugaces de retorno a nuestra tierra para fortalecer la raigambre necesaria en
tiempos que te alejas para tomar otros caminos y otras agendas.
Entonces, lo que importa
simplemente puede ser el momento de existencia para seguir sumando recuerdos,
anécdotas y otros aspectos subjetivos. Así, no contábamos con que Guaraní
todavía se encuentre presente o haya partido, lo cual recién consideramos luego
de la real partida, que nos remonta a reflexionar sobre una serie de derroteros
que seguimos como horizonte de vida, donde la muerte se presenta como,
posiblemente, el único factor que puede frenar nuestros objetivos. De esta
forma, generamos una relación con la ley de impermanencia y otras que definen
la vida sin que nos demos cuenta, por simplemente pasar el día a día de forma,
a veces, fútil y poco productiva. También asociamos a las personas que están y
ya no, en esta dimensión, llamada vida para asumir actitudes que nos generen un
poco de profundidad respecto de la relatividad, y muchas otras cosas de índole
existencial.
La partida, física, puede
ser un pretexto de este tipo de pensamientos y sentimientos que vamos teniendo
a lo largo de la vida como instantes en los que reaccionamos y despertamos en
el camino. Pero en fin, habrá que considerar qué es lo que queda de nuestro
paso por el mundo, así como estos, considerados como, “grandes” personajes que
lograron construir un legado para la sociedad con mensajes sugerentes,
revolucionarios y poco convencionales, de los cuales ahora solo queda esa
producción. ¿Y nosotros/nosotras? Retomamos una serie de mensajes bajo los
cuales podemos ubicarnos y reinterpretar o revisitar para la construcción de
nuestro propio legado a la sociedad para no perdernos en el anonimato. Mucho
más cuando nos encontramos en tiempos de tanta frivolidad donde, en este caso,
la música destaca por su superficialidad y mensajes en contra sentido de lo
esperado, con contenidos sexistas, violentos y discriminatorios, para mencionar
solo algunas de sus características. Entonces, tomamos a Horacio Guaraní como
un, nuevo, pretexto para escribir estas líneas vinculadas con la vida, la
cotidianidad y el devenir individual, social y de comunidad. Ha partido Guaraní
y con seguridad retomaremos sus canciones, hasta donde se pueda, en esos discos
de vinilo con una peculiaridad muy propia y un gusto aparte para seguir
hablando de identidad, existencialismo, socialismo y más, temas que emergen de
cada frase y palabra de estos mensajes tan sugerentes como: “pueblo que escucha únete a la lucha/pueblo
unido nunca vencido”, que debemos buscar en el mar de superficialidad
musical y artística de nuestros tiempos.