lunes, 2 de julio de 2018

HOMBRES DIVERSOS


Nos vamos acercando al final del Mes Largo de las Diversidades Sexuales y de Género, el cual comienza el 17 de mayo con el Día Internacional contra la Homofobía, Transfobia y Bifobia. Así las actividades y movilizaciones se van extendiendo durante el resto de mayo y todo junio, hasta llegar al 28 de junio donde se realiza las Marchas de las Diversidades (originadas en el Día del Orgullo Gay) a nivel nacional, actividad que cobra mayor vigencia y respaldo cada año. En este marco la temática y la población GLBTTTIQ (Gay, Lesbiana, Bisexual, Travesti, Transgénero, Transexual, Intersexual y Queer) avanza paso a paso hacia el respeto de sus Derechos Humanos y el respeto mínimo que nos merecemos como seres humanos. De esta manera, una de las poblaciones en situación de vulnerabilidad se da a conocer de diferentes maneras a modo de reclamar por esos derechos, que en muchos de los casos son violentados a raíz de la ignorancia e intolerancia de una sociedad con muchos prejuicios y doble moral, obviamente amparada por el sistema patriarcal y las prácticas machistas presentes en el día a día, lamentablemente normalizadas.

De esta manera, debemos poner la atención en el grupo más reaccionario hacia la población GLBTTTIQ, es decir los hombres, quienes han asumido las lógicas de la sociedad tradicional a partir de la construcción de roles de género, reforzadas por las distintas instituciones sociales (familia, iglesia, escuela, medios de comunicación y, hasta el propio, Estado) donde se reproducen, casi, automáticamente los mandatos de la heteronormatividad, provocando la separación entre lo, supuestamente, normal y lo anormal (por llamarlo de alguna manera). En esta perspectiva, los hombres y la masculinidad hegemónica/tradicional han construido una especie de estereotipos del ser hombre, para así responder a los mandatos del patriarcado, así identificamos los tipos del mujeriego, el proveedor, el poderoso y el dominante, conformando un círculo que tiene en el centro el machismo. Así, hablamos de la virilidad que se establece en una de las principales preocupaciones de los hombres, siendo parte de ese abanico de ejes de atención, donde también está el rol de proveedor; ambos se constituyen en las imposiciones más determinantes del ser “hombre”. Así vamos llevando durante toda nuestra vida esta carga y sus mandatos sociales y culturales en el intento permanente de validarnos como hombres con nuestros pares, y ante nuestras compañeras mujeres; lo cual lleva consigo fuertes consecuencias en diferentes ámbitos.

Con estos antecedentes, vamos entendiendo el motivo de la fuerte reacción que tenemos frente a las diversidades sexuales y de género, manifiestas principalmente en la homofóbia, llegando incluso a los crímenes de odio (situación que también se da contra las mujeres). Así, el tema de la homosexualidad se convierte en otro talón de Aquiles de la masculinidad hegemónica que se ve traicionada por uno de los suyos, quien además se atreve a afiliarse con lo femenino, considerado como inferior en el marco de las desigualdades de género. Con todos estos elementos, es un gran reto para nuestra cultura y sociedad deconstruir toda la problemática iniciada por las desigualdades entre mujeres y hombres, y mucho peor con  poblaciones alternativas que plantean otras formas de ser, ya sea mujeres u hombres o ninguna de ellas, en este mundo heteronormado. Con este marco, en el último tiempo existen avances normativos en el país como ser la Ley N° 807 “Ley de Identidad de Género”, así como leyes elaboradas y promulgadas en los diferentes niveles de gobierno; sin embargo el cambio sustancial debe ir más allá de la ley y corresponde a cambios en los patrones sociales y culturales que se manifiestan en la cotidianeidad y en el relacionamiento e interacción social.

Desde la perspectiva de los hombres, el primer paso es aceptar con sentido crítico la existencia de una masculinidad hegemónica/tradicional violenta y sustentada por el ejercicio del poder así como las desigualdades que nos trae consecuencias respecto de la integridad física y psicológica a la cual pretendemos aferrarnos sin prestar atención a esta contradicción. Habiendo asumido esta situación, deberemos avanzar hacia la aceptación de nuestras diversas formas de ser hombres, que se denomina también masculinidades alternativas que rompen con los estereotipos del hombre, revelando la deconstrucción de esa lógica tradicional, reaccionaria y violenta que llevamos como característica, y hasta cualidad, del ser hombre-machista. Así avanzaremos hacia el respeto por las diferencias dentro de un mundo diverso en el cual habitamos, temporalmente, mujeres y hombres con distintas orientaciones, deseos, gustos y preferencias, definiendo nuestras identidades de forma permanente; y sobre todo intentando ser felices como seres humanos.