lunes, 26 de noviembre de 2012

LOS CAMINOS DE LA VOCACIÓN


Con la culminación de la gestión educativa se presenta una etapa de final e inicio que corta con el devenir cotidiano en el proceso de formación para los estudiantes. Sin embargo, existen aspectos que varían entre los diferentes niveles que alcanzan la cúspide de la etapa de colegio alcanzando el bachillerato y en la búsqueda de nuevos senderos en la preparación para la vida de responsabilidad e independencia. De esta manera, cabe realizar algunos análisis correspondientes al sistema educativo que en cuanto a sus fortalezas y debilidades para formar un perfil del graduado y que en base a las capacidades y conocimientos adquiridos pueda encaminarse hacia una educación superior, en el mejor de los casos. Desde esta perspectiva, parecería que no existe una coherencia entre niveles educativos porque en el enlace necesario entre colegio y la formación superior se presenta una carencia que encuentra al estudiante en una disyuntiva para poder tomar una decisión en cuanto al derrotero que va a seguir posteriormente. 

            Así, es común encontrar a los bachilleres en el dilema para poder tener en claro una elección profesional hacia la cual dirigirse mediante la consecución de sus estudios superiores o las actividades a las que se va a dedicar en un futuro inmediato. Entonces, en este punto se hace necesario hacer un análisis respecto de las decisiones a tomarse que en esta parte pueden ser determinantes para definir las condiciones que se vaya a tener posteriormente. Entonces, de esta manera ingresa el tema de la vocación como antecedente imprescindible para la elección de uno u otro camino a seguir, ya que dependiendo de la vocación real de cada individuo se tendrán resultados personales y sociales. Por tanto, debemos entender a la vocación como un factor interno y muy personal donde se encuentran inmersos los valores y compromisos particulares que nos proyectan a sentir la autorrealización. Pero más allá de cada perfil vocacional con el que cuenta cada persona, esta situación se amplía al generar un buen o mal funcionamiento a nivel de sociedad donde si cada quien se encuentra ubicado en el espacio adecuado basado en su vocación, el proceso social seguirá un buen camino. Por el contrario, cuando las personas no se sienten satisfechas con sus roles que son contrarios a su vocación se generará una sociedad desestructurada y disfuncional donde cada quien hace lo que puede sin ningún compromiso y solo respondiendo a las necesidades de subsistencia.

            Lamentablemente en la definición del camino y el rol que se va a seguir intervienen factores de incoherencia con la vocación como ser las profesiones por tradición o herencia donde desde los padres y madres se exige continuar con un legado o sino que los hijos cumplan los deseos insatisfechos de los padres. Con este tipo de condiciones es seguro que se producirá en las personas un sentimiento de frustración y una falta de compromiso consigo mismo y con la sociedad en el desarrollo de su oficio. Por otra parte, se encuentran los intereses egoístas influyendo en las decisiones motivadas por este factor que a mediano plazo puede tener un resultado similar al anterior caso. Entonces, la familia y el sistema educativo son los principales responsables de apoyar en el descubrimiento de la vocación o el para qué sirve cada quien. La capacidad de identificar esta vocación puede ser causal de el futuro de una sociedad donde las personas adecuadas realicen las actividades convenientes y que el sistema social sea más eficiente de forma integral; por el contrario seguiremos en una sociedad desorientada donde no existe una coherencia entre vocación y profesión. Quien conoce su vocación, pasa por un cambio tremendo, ya no busca el éxito, poco le interesa el dinero, la fama, la gratitud; su placer está entonces en la dicha que le proporciona el haber respondido a un llamado íntimo, profundo, ignoto de su propia esencia interior. Hallar nuestra verdadera vocación es fuera de toda duda, el problema social más grave, el problema que se encuentra en la base misma de todos los problemas de la sociedad.

lunes, 19 de noviembre de 2012

YO TAMBIÉN SOY CHICHEÑO


Después de haber transcurrido algún tiempo en la proyección de la Región Chichas rumbo al Censo del 21 de noviembre, ha llegado el día en que esta campaña debe plasmarse en la respuesta 29 de todos los pobladores que se adscriben a la identidad chicheña. Queda muy claro que en el proceso histórico nos encontramos en uno de los mejores momentos donde de forma normal esta iniciativa ha ido gestándose y potenciando con la participación de diferentes sectores de la población que el próximo miércoles sacarán a la luz el fruto logrado. En esta ocasión simplemente debemos realizar el necesario proceso de la intraculturalidad donde de manera masiva encontremos derroteros que proyecten nuestro futuro del cual seamos los propios artífices porque la realidad se la conoce con la experiencia y vivencia, en este caso, de los que pasamos un tiempo de este territorio favorecido con los hechos de la historia, como muy pocos.

            Ahora bien, la historia ha sido escrita desde hace mucho tiempo atrás y la tenemos muy en lo profundo de cada uno de nosotros pero este patrimonio es solo pretexto de seguir escribiendo las crónicas que con el paso del tiempo estén presentes en otras instancias y pensamientos donde las próximas generaciones revisen y conozcan lo que hayamos podido escribir en este momento. Ha terminado el tiempo del rezago y por ello la decisión queda en nuestras manos para poder ir apuntalando pieza a pieza los andamios de lo que queremos llegar a ser a mediano y largo plazo. La identidad, tradición y costumbres son más que simples recurrencias, muchas veces sinsentido, y se convierten en factores determinantes que fortalecen los lazos de los grupos ahí representados. Desde esta perspectiva, los Chichas cuentan con un baluarte que se puede plasmar en la oportunidad que se había esperado. Los fracasos y las victorias son parte de la vida pero mientras no se asume las acciones son solo interrogantes que vagarán en nuestros pensamientos de forma latente.

            Después de muchos años, las fuerzas se han canalizado para tener el primer encuentro del “ser chicheño” ahora debemos ponerle el empeño necesario para concretar esta primera afirmación. El debate queda pendiente, para luego ser retomado bajo nuevas circunstancias y condiciones pero sin olvidar las características fundamentales de lo que fueron y proyectan ser los pobladores de la Región Chichas. Por ahora el reto está lanzado siendo el único antecedente de contar con una decisión tomada de forma incluyente y participativa. Así, solo queda decir que para este 21 de noviembre cada voto cuenta y suma en una sola voz que exclama “YO TAMBIÉN SOY CHICHEÑO”.


lunes, 12 de noviembre de 2012

EL SER CHICHEÑO



Dentro de los procesos sociales se presentan diferentes etapas donde los individuos van adscribiéndose a grupos sociales o a identidades colectivas que sobre todo están basadas en el territorio donde se encuentran y el legado que éste tiene en la línea histórica. De esta forma, dentro de la conformación de una personalidad ingresan tres elementos; el genotipo (vinculado a la herencia genética), el fenotipo (la educación recibida en diferentes ámbitos) y el paratipo (el contexto y las condiciones en el cual uno se desarrolla y la formas de interrelación existentes). Entonces de esta manera se va asimilando y construyendo un primer aspecto que tiene que ver con la posterior autoidentificación con un determinado grupo social. A partir de esta forma de personalidad las personas van adaptándose y asociándose con los afines a sus creencias y subjetividades; con lo que se van agrupando los individuos en una pluralidad de vertientes con objetivos diferenciados pero siempre manteniendo una gran bandera común.

            No obstante, en medio de esta diversidad emerge una formación social colectiva que representa a todo un territorio como pertenencia generalizada demarcando una identidad común como en nuestro caso el “ser chicheño” fundamentado por antecedentes de gran relevancia en la historia de la región que datan de tiempos precolombinos y perviven hasta la actualidad. De esta manera se va delineando esta forma de autoidentificación con mucha particularidad en el relacionamiento con otras culturas del escenario nacional, o más bien plurinacional. Así, los elementos que conforman la cultura de los Chichas cobran gran relevancia por la proyección que tuvieron; pero no obstante, nuevamente recaemos en una paradoja que juega en contra actualmente, refiriéndonos a la remembranza simplemente hacia el pasado donde la construcción del “ser chicheño” tuvo sus mejores momentos; primero de forma autónoma y después destacándose en el periodo independentista y republicano. Por tanto, una lectura para el replanteamiento coherente en la actualidad ha quedado latente y a la espera de ser potenciado para dar continuidad al legado conocido de los habitantes de los Chichas.

            Entonces, asumiendo las fortalezas y debilidades de la región y sus pobladores, el ser chicheño puede ser considerado como un potencial que en los oriundos del lugar mantiene viva la identidad regional. Sin embargo, esta exclusividad se circunscribe a quedar dentro de los límites locales con poca capacidad de proyección a nivel nacional y así lograr un reconocimiento en otros contextos. Así la autoidentificación individual es un valor atenuado que cobra relevancia en algunos momentos concretos del calendario sin que se permee a otras latitudes y que esto sea un hecho permanente. Entonces, en el relacionamiento intercultural se hace necesario un proceso de intraculturalidad que permita ahondar en lo que representa el “ser chicheño” y que esta situación quede clara en el imaginario social de los habitantes para que después se tenga la capacidad de romper las limitaciones territoriales y esta cultura pueda proyectarse a otros espacios. Por tanto, una estrategia desde los aspectos formales está planteada en el marco del Censo próximo donde esta intraculturalidad quedará manifiesta en datos estadísticos y sociodemográficos que permitirán a posteriori otros beneficios para la región con el pretexto cultural pero que se amplíen a lo económico y el mejoramiento de las condiciones de vida. El “ser chicheño” debe superar muchas limitantes desde el regionalismo malentendido hasta un autoaislamiento basado en la particularidad; por lo que en la actualidad tenemos tareas programadas para concretarse en la realidad y la proyección, con la historia como un simple percutor o antecedente.

lunes, 5 de noviembre de 2012

LOS CHICHAS EN NOVIEMBRE



El mes de noviembre en la Región de los Chichas cobra relevancia a partir de un hecho histórico fundamental para el devenir del Alto Perú con el embrión de la nueva República de Bolivia. Así, nos referimos a la Batalla de Suipacha que el 7 de noviembre recuerda los 202 años de haber acontecido siendo la primera victoria armada dentro del proceso independentista impulsado en toda la región frente a la colonia española. A partir de este suceso se van articulando los valores libertarios de los habitantes de los Chichas en la búsqueda de la autodeterminación heredada desde un periodo precolombino donde se contó con una Nación propia en el proceso de relacionamiento con los pueblos. Entonces, con lo sucedido en esta Batalla se demarca un nuevo ícono en la identidad colectiva que suma esta característica histórica regional y el antecedente para la, posterior, historia nacional de Bolivia.

            Sin embargo, en esta ocasión se viene impulsando una iniciativa que concierne a la población chicheña en su conjunto que se encuentra circunscrita, principalmente, en tres Provincias (Nor Chichas, Sud Chichas y Modesto Omiste). No obstante, también es determinante la participación de los residentes que viven en otras localidades para que los resultados vayan sumando y potenciando una identidad vigente hasta nuestros días como el “ser chicheño”. Entonces, se debe ir articulando esta potencialidad interprovincial desde lo cultural de forma generalizada a todas la personas que se adscriban a la misma para ir atenuando identidades más localizadas que solo polarizan y han dividió esta perspectiva histórica que revalorice a los Chichas desde lo identitario hasta el tema de asumirse como una Nación reconstituida. En este perfil, es conocida la historia donde hace muchos años atrás se pretendió conformar el décimo Departamento que por diferentes motivos el proyecto quedó trunco y olvidado hasta la actualidad donde las condiciones se volvieron adversas a este cometido sin miras para su realización. En este sentido, esas condiciones parecen haber tenido una apertura para que en la actualidad, dentro del contexto sociopolítico, existan escapes con nuevas formas, fundamentadas sobre todo en la implementación de las autonomías dentro de la estructura del Estado.

            Con lo antecedido, ahora toca asumir acciones concretas con una estrategia desde abajo, pero que involucra a las diferentes instancias de la sociedad civil y política de la Región Chichas. Así, este próximo 21 de noviembre se llevará adelante el Censo Nacional de Población y Vivienda a partir del cual se realizará la generación de políticas públicas y la redistribución de recursos para las regiones del país. Sin embargo, en este caso, se asume un proyecto determinante para los próximos años donde se encuentra la necesidad de autoidentificación que se circunscribe a la PREGUNTA 29 DE LA BOLETA CENSAL donde la pregunta dicta: “COMO BOLIVIANA O BOLIVIANO ¿PERTENECE A ALGUNA NACIÓN O PUEBLO INDÍGENA ORIGINARIO CAMPESINO O AFROBOLIVIANO?”; a lo cual la respuesta adecuada es: SI especificando CHICHAS. Mediante la sumatoria de respuestas individuales se logrará tener un dato concreto y estadístico como elemento fundamental para el Estado boliviano el cual será una manifestación concreta de la existencia actual de nuestra identidad que a mediano plazo nos permita impulsar otros proyectos de desarrollo para la región. Los Chichas tienen una línea ascendente milenaria que debe ser asumida por su población actual, superándose manifestaciones simplemente líricas y románticas que solo emergen esporádicamente en la fiesta. Ha llegado el tiempo para la Región y mucho depende de las acciones que vayamos tomando de forma masiva en el marco de nuestra, tan mentada, autoidentificación chicheña.