lunes, 16 de enero de 2017

VUELVO, TIERRA VUELVO

La última vez que pude estar en tierra chicheña, aproveché en desempolvar los discos de vinilo y el tocadiscos familiar (3 en uno todavía en uso) para vivir esas performance muy peculiares que requieren de varios elementos específicos y especiales: lugar, tiempo y personas. Así, encuentro a Horacio Guaraní, con la muestra de una serie de canciones primordiales en el folklore con sentido como “La copla del carcelero” o “Milonga para mi perro”, entre otros. Entonces junto al tan estimado paisano Carlos amargueamos, nuevamente después de algún tiempo de haber omitido este tipo de encuentros para conversar desde lo más frívolo de la vida hasta llegar a temáticas de determinación existencial. Pero esta vez, destacando el sello musical percutor de la reflexión, como lo es y será Horacio Guaraní, entre algunos, pocos, otros y otras. En este marco el tiempo se hace corto en viajes fugaces de retorno a nuestra tierra para fortalecer la raigambre necesaria en tiempos que te alejas para tomar otros caminos y otras agendas.

Entonces, lo que importa simplemente puede ser el momento de existencia para seguir sumando recuerdos, anécdotas y otros aspectos subjetivos. Así, no contábamos con que Guaraní todavía se encuentre presente o haya partido, lo cual recién consideramos luego de la real partida, que nos remonta a reflexionar sobre una serie de derroteros que seguimos como horizonte de vida, donde la muerte se presenta como, posiblemente, el único factor que puede frenar nuestros objetivos. De esta forma, generamos una relación con la ley de impermanencia y otras que definen la vida sin que nos demos cuenta, por simplemente pasar el día a día de forma, a veces, fútil y poco productiva. También asociamos a las personas que están y ya no, en esta dimensión, llamada vida para asumir actitudes que nos generen un poco de profundidad respecto de la relatividad, y muchas otras cosas de índole existencial.


La partida, física, puede ser un pretexto de este tipo de pensamientos y sentimientos que vamos teniendo a lo largo de la vida como instantes en los que reaccionamos y despertamos en el camino. Pero en fin, habrá que considerar qué es lo que queda de nuestro paso por el mundo, así como estos, considerados como, “grandes” personajes que lograron construir un legado para la sociedad con mensajes sugerentes, revolucionarios y poco convencionales, de los cuales ahora solo queda esa producción. ¿Y nosotros/nosotras? Retomamos una serie de mensajes bajo los cuales podemos ubicarnos y reinterpretar o revisitar para la construcción de nuestro propio legado a la sociedad para no perdernos en el anonimato. Mucho más cuando nos encontramos en tiempos de tanta frivolidad donde, en este caso, la música destaca por su superficialidad y mensajes en contra sentido de lo esperado, con contenidos sexistas, violentos y discriminatorios, para mencionar solo algunas de sus características. Entonces, tomamos a Horacio Guaraní como un, nuevo, pretexto para escribir estas líneas vinculadas con la vida, la cotidianidad y el devenir individual, social y de comunidad. Ha partido Guaraní y con seguridad retomaremos sus canciones, hasta donde se pueda, en esos discos de vinilo con una peculiaridad muy propia y un gusto aparte para seguir hablando de identidad, existencialismo, socialismo y más, temas que emergen de cada frase y palabra de estos mensajes tan sugerentes como: “pueblo que escucha únete a la lucha/pueblo unido nunca vencido”, que debemos buscar en el mar de superficialidad musical y artística de nuestros tiempos.