lunes, 23 de diciembre de 2019

CICLOS


En un ejercicio, que podría ser mecánico y repetitivo, llega el mes de diciembre como la oportunidad de evaluación en todos los niveles y sentidos. Así, desde la perspectiva individual, personalista, podemos romper lógicas egoístas para ampliar nuestras visiones de la vida, nuestra vida entre otras, y el devenir de nuestra comunidad aportando sentido crítico a la banalidad que puede ser recurrente en una mayoría de existencias. Aquí corresponde, entonces, aplicar el sentido crítico para superar los, más graves, centrismos en los cuales estamos inmersos y perdidos en las creencias doble moralistas e inmediatistas que permiten discriminar y odiar en un momento y al instante expresar sentimientos de amor y fraternidad, todo ello al compás de lo que marca el calendario, o peor aún el mercado. Así, se definen tiempos de cierre, enmarcados en el calendario gregoriano, donde hemos normalizado, y trivializado, la fiesta navideña más cerca del consumismo que de la espiritualidad y hermandad que, seguramente, demarcó sus orígenes con el nacimiento (desde el enfoque cristiano) de una gran revolucionario que cuestionó al sistema de entonces y pagó por ello, dejando de lado todo el simbolismo que conlleva esta festividad esotérica, que obviamente casi en su totalidad ignoramos o pasamos de largo para regodearnos en las superficialidades del capital, ya sea para maquillar la felicidad o sufrir las desigualdades, este tiempo más que nunca.

Sin embargo, este ciclo se cierra con hechos más complejos que unas “simples” celebraciones de fin de año donde solemos priorizar el egocentrismo, que alcanza a la familia como máximo, todo ello enmarcado en la lógica capitalista que prioriza al ego en el centro del mundo. El 2019 ha significado el fin de un ciclo de más de una década donde, al parecer, nos habíamos “acostumbrado” a una especie de statu quo a nivel social, político y económico. Esta etapa comenzó con una crisis estructuras en los años 2000, ante una serie de demandas históricas que no habían sido escuchadas, teniendo al sujeto histórico presente como vanguardia de la lucha por las reivindicaciones a nivel nacional. Así, estas demandas se transformaron en una serie de avances, ya sean políticos y económicos promovidos desde el Estado mediante normativa, institucionalidad y políticas públicas, entre otros. Pero más allá de lo realizado desde el nivel estatal, en sus distintos gobiernos, es importante analizar el alcance social de este tiempo, en el cual se logró visibilizar problemáticas que se arrastraban desde tiempos de la colonia sin tener una salida efectiva. Entonces es fundamental realizar la evaluación del nivel colectivo, mejor comunitario, respecto de cómo las personas aportan a los avances de nuestras sociedad y grupos para poder vivir con mayor equidad e igualdad; aquí la contraparte y corresponsabilidad de los logros sociales que, seguramente, todas y todos buscamos. Así, en más de una década ocurrieron muchas cosas (porque no todo es política) en nuestras vidas y en los cambios generacionales o tecnológicos, para citar solo algunos; los cuales fueron definiendo nuestro día a día y nuestras formas de convivir en las diversas comunidades que solemos conformar. Así para lograr una evaluación de ciclo deberemos tomar en cuenta la memoria histórica para dar algún sentido a nuestra actualidad, rompiendo la toxicidad del inmediatismo efímero.

Diciembre de 2019, representa el cierre de estos ciclos (etapas también), en los aprestos de una nueva gestión con varios retos personales, colectivos y sociales; los cuales deberemos saber articular en concordancia con brindar alguna coherencia a la vida misma. Este cierre de año llega con familiares ausentes, eventual o permanentemente, lo cual opaca el brillo de este tiempo, que solemos buscar como parte del maquillaje del egoísmo generalizado y constante en gran parte de la gente. El tiempo no se detiene y muy pronto olvidaremos por completo las ausencias junto a los sentimientos de “solidaridad”, “fe” y “amor” para retornar a la frialdad de las desigualdades del capitalismo, que nos alejan más de la humanidad como una gran comunidad. Igualmente retornaremos a la doble moral de instrumentalizar la religión para objetivos avalar desigualdades, violencias, discriminación como si todo ella fuera un mandato de dios o del maestro que, otra vez, nacerá simbólicamente en navidad. Sin embargo, junto al cierre de este ciclo se abre otro que representará oportunidades y nuevos senderos para seguir avanzando y luchando por objetivos comunes, en el mejor de los casos buscando el bien común y reconstruyendo el urgente sentido de comunidad como un paradigma de vida.

lunes, 9 de diciembre de 2019

500 AÑOS, NADIE SE CANSA



Y 500 años no son nada, nada más que nuestra memoria larga en la que muchas generaciones lucharon contra diferentes poderes opresores. En un primer momento, cuando las fuerzas ibéricas, respaldadas por la pólvora, doblegaron de forma violenta a nuestros ancestros, a veces con la espada y otras con la biblia. Donde a nombre de dios se comenzó con una masacre, sometimiento, humillación y violaciones como si dios fuera sinónimo del dogma cuadriculado de las cabezas y el pensamiento de los invasores. En ese contexto, fue cercenado un proceso endógeno de desarrollo de los pueblos del Abya Yala junto a toda la valía y aporte que conlleva una sociedad, como su idioma, cultura, simbolismo y, cómo no, la religiosidad. Consecuentemente, junto a ese intento de anulación de lo originario también surgió un proceso de resistencia, clandestina y perseguida, como estrategia ante el opresor, vindicando lo nuestro. En tiempos contemporáneos hablamos de ese periodo como el proceso de colonización extranjera, vinculada a la esclavitud, explotación y masacre. Este proceso también dio como resultado el planteamiento de mestizaje donde se trató de zanjar asuntos pendientes como la desigualdad, racismo y discriminación.

Estas luchas permanentes, desde aquellos tiempos, resultaron en un suceso fundamental como el levantamiento de los indios a la cabeza de Bartolina Sisa y Tupac Katari con la rebelión de 1781. Años después los criollo-mestizos, viendo sus privilegios en riesgo, decidieron transfigurarse en patriotas planteando la independencia blancoide que luego de la guerra de los 15 años lograron hacerse otra vez del poder, herederos de sus ascendientes patrones de la colonia. De esta forma se da inicio al colonialismo interno que no logra modificar las estructuras fundamentales del, entonces, Estado liberal donde los “padres de la patria” tuvieron un perfil patronal y hacendado junto a la dominación por grupos de poder internos de la nobel República de Bolivia. De esta manera, la lucha incesante del pueblo indio había sido subsumida por el proyecto criollo-mestizo, excluyente, patriarcal y discriminador. Ante esta situación el problema colonial continuó profundizándose en la mente de las y los bolivianos como una normalidad, renegando de su condición y ascendiente india en el intento permanente de lograr el blanqueamiento, con frases tan vergonzosas y racistas “como mejorar la raza” y teniendo como primer escalón el blanqueamiento cultural. Así, la resistencia ha sido centenaria, madurada y profundizada por una serie de factores que mantuvieron los privilegios de sectores pequeños beneficiados desde el poder quienes fueron patrimonializando, incluso, el Estado.

Desde los años ´60 del siglo pasado comienzan a gestarse diferentes corrientes político ideológicas y académicas para pensar lo indio y retomar un proyecto de país, ahí surgirían el Katarismo y el Indianismo como respuestas al proceso colonial y excluyente en ámbitos formales de la política. De esta manera la lucha de los 500 años tuvo en ese tiempo una etapa fundamental que llegando a los ´90 encontraría a ese modelo anquilosado y caduco para entender a la sociedad y el Estado neoliberal aparente. El sujeto histórico y social, el indio, se articula y asume su rol histórico para la toma del poder el cual se concretaría inicialmente el año 2005, superando la protesta para ingresar a la propuesta, con la legitimación del proyecto indio-campesino-popular para el país, la sociedad y el Estado. Así democráticamente, no solo el sector indio es interpelado hacia la unidad sino que otros grupos como sectores populares y la clase media urbana se suman a esta demanda conformando un bloque histórico que genere el último momento constitutivo de nuestra historia con el Proceso de Cambio como punta de lanza de las demandas de las grandes mayorías, canalizadas por el Movimiento Al Socialismo y Evo Morales en ese tiempo.

Luego de, casi, 14 años de gestión habiendo ingresado, en la última etapa, en un tiempo de fluctuación de errores y aciertos, el partido de gobierno sufre un proceso de desestabilización promovido por sectores sociales urbanos de clase media, amparados por el cambio generacional de este tiempo, que sumados lograron articular este movimiento. Para completar la fórmula fueron las redes sociales las que se encargaron de gestar una guerra híbrida de cuarta generación en el nivel ideológico con recursos como las fake news ahondando problemáticas como el desconocimiento y la ignorancia sobre los complejos procesos socio históricos que van más allá de la inmediatez del meme y la tecnología, todo ello alimentado por actores de la política tradicional de la especulación visceral y verborréica. En este momento vuelven a emerger los oscuros sentimientos reaccionarios del colonialismo interno patronal como percutor del racismo y la discriminación ante la incapacidad de comprender la otredad.

500 años, días más días menos, el discurso arcaico de la espada y la biblia reaparecen en una coyuntura exacerbada y conflictiva para desconocer los avances constitucionales de haber asumido al Estado Boliviano como ajeno a cualquier dependencia religiosa bajo la característica de laicidad. Año 2019, otra vez el dogmatismo y fanatismo de la seudo religión pretende someter las libertades conseguidas históricamente por la lucha de los pueblos, parangonando incluso rumores del genocidio de otros tiempos y con otras magnitudes rebasadas por la realidad simbólica del siglo XXI. De esta forma el oscurantismo se infiltra en el Estado como preámbulo las intenciones del retroceso de las victorias sociales lo que ha traído consigo una nueva emergencia de las luchas indígenas y populares, ahora abanderadas por el emblema ancestral de la wiphala. Bolivia vive un episodio nuboso en su historia con parte de su población mareada por diversos factores, ante lo cual esperamos un cambio hacia el sentido crítico mínimo para el avance de la sociedad, y más aun de la comunidad. Cinco siglos, muchas generaciones, y todavía nadie se cansa de décadas y décadas de lucha y resistencia donde el Proceso Constituyente y el Estado Plurinacional son solo una victoria irreversible del último tiempo en la trinchera revolucionaria que seguirá presente incansablemente.

lunes, 2 de diciembre de 2019

APOSTILLAS AL PROCESO DE CAMBIO


Hace un par de años había publicado un texto titulado “Proceso de cambio, propiedad comunal”, en el sentido de entender el complejo proceso sociopolítco de nuestro país plurinacional. Sin duda eran otros tiempos, con una serie de metas hacia futuro y una agenda planteada para su cumplimiento y proyectada hasta el 2025, también conocida como “Agenda del Bicentenario”. En aquel entonces los actores políticos, también solo hombres, se disputaban, algunos, la reconducción del denominado “proceso de cambio” en un intento de capitalizar dicho derrotero, discurso y proyecto que había surgido como proyecto de país desde las históricas luchas sociales que fueron encabezadas, principalmente, por los pueblos indígenas y sus organizaciones representativas a nivel nacional. Así la lógica tradicional de la política pretendía virar en cuanto a sus planteamientos, pero sin mucho que ofrecer frente al Instrumento Político hegemónico que estaba vigente y en auge de legitimidad con un gran respaldo electoral a nivel nacional.

Octubre de 2019, luego de las elecciones nacionales se ingresa en una etapa de alta tensión con participación de sectores sociales, por un lado sectores que embanderan el 21F y por el otro afines al Movimiento Al Socialismo (MAS), con la figura de un empate catastrófico. En ese marco, este tiempo de inestabilidad, amenazas y hostigamiento culmina con la renuncia del Presidente Evo Morales y el Vicepresidente Álvaro García Linera, junto a otras cabezas del MAS en sus diferentes niveles. De esta manera, se da paso al cierre de una etapa de casi 14 años de gobierno abriendo el surco para un gobierno transitorio, bajo la sombras del golpe y rumores de fraude. Así, con este complejo escenario se ingresa a un tiempo de inestabilidad con manifestaciones, principalmente, en El Alto, La Paz y Cochabamba en rechazo del gobierno transitorio, desconocido por sectores sociales y cuestionado por la fuerte represión y las consecuentes muertes.

Bajo esta coyuntura, salieron las voces que planteaban la influencia que tiene Evo Morales, exiliado en México, quien estaría incitando a dichas movilizaciones. Sin embargo es fundamental entender que luego de la renuncia de Morales el país ha ingresado en una nueva etapa sociopolítica, donde el líder y dirigente ausente ha quedado, casi, al margen de los hechos de las últimas semanas y las reacciones de los sectores sociales están muy vinculados al Proceso de Cambio, casi de manera espontánea y autoconvocada, que se explica en la memoria larga junto a la lucha que llevaron adelante los pueblos desde tiempos de la colonia, y más aún contra el neoliberalismo desde los años ´90 frente a la fuerte crisis del modelo de aquellos años. Entonces es importante que separemos, de una vez, la figura de Evo Morales del contexto social histórico actual, que al margen de la figura personal de los liderazgos que, también, ahora puedan emerger, se trata de una lucha muy difícil de revertir vinculada a las demandas centenarias de los pueblos. El Proceso de Cambio, en los años 2000, fue encausado por Evo Morales y legitimado con la Presidencia por varias gestiones y elecciones realizadas, pero este proceso no es sinónimo de Morales ni del MAS, sino que trasciende estas representaciones. Entonces, coyunturalmente, Evo Morales ha sido alejado del Gobierno e impedido de poder participar en las elecciones del próximo año, pero las actuales condiciones deberán permitir sanear los errores cometidos en estos, casi, 14 años además de re articular a las organizaciones sociales basados en la situación actual y con nuevas condiciones de lucha. El devenir de los acontecimientos, además de la lectura de oficialistas y opositores, han demostrado que Bolivia no se puede explicar sin las características poblacionales, como la cualidad plurinacional y pertenencia indígena, por tanto debemos separar esa relación, que se había vuelto como algo indisoluble, entre el MAS y el Proceso de Cambio mismo que supera abismalmente al proyecto meramente político electoral, y se consolida en un proyecto social, histórico y político desde abajo.

lunes, 21 de octubre de 2019

CONSIDERACIONES DE OCTUBRE

Los datos preliminares de las elecciones de este 20 de octubre, muestran un escenario político complejo donde se manifiestan reacciones diversas entre las tiendas políticas postulantes a la silla presidencial. Así podemos mencionar algunos criterios, a la espera de tener números oficiales que nos muestren la información al 100 %, principalmente del área rural y el exterior. Primero, que esta elección ha significado, por fin, la desaparición de la sigla del MNR, y por ahí también de UCS, representantes en ese sentido de la política tradicional que creímos haber desechado el 2003. Por otra parte, en estas elecciones hemos ingresado en una nueva lógica democrática con nobeles figuras como las primarias y, posiblemente, la segunda vuelta donde solo dos candidaturas deberían entrar, otra vez, en carrera electoral.

Así, con los datos preliminares de las elecciones hemos sido testigos de las reacciones que se han sucedido desde los diferentes partidos y representaciones. En este sentido, primero pudimos escuchar a representantes de la oposición que desde sus palestras enviaron un mensaje de supuesta victoria, con la deshonrosa llegada a la segunda vuelta como una muestra de la incapacidad de lograr una victoria real y contundente, como debería ser. Así Comunidad Ciudadana celebra este hito de la segunda vuelta como un gran triunfo, al estilo de tiempos del neoliberalismo donde se hacía del gobierno con poco más del 20 %, generando gobierno poco o nada representativos de la ciudadanía. Por su parte, el candidato de Bolivia Dice No, salió para aceptar su derrota, extrañamente ocupando el cuarto lugar y poniendo en cuestión a la representación del oriente boliviano, sobre todo Santa Cruz, que esta vez no otorgó un apoyo significativo a esta alianza. Por último, lamentablemente, observamos el apoyo recibido hacia el candidato por el PDC que muestra que en Bolivia existen sectores altamente conservadores y reaccionarios, que podrían manifestarse abiertamente y que esta vez lo hicieron mediante el respaldo a un discurso retrógrado, misógino, homofóbico y demás. Desde el otro lado, el candidato del MAS hizo esperar su discurso, que al contrario de otros tiempos fue breve y conciso celebrando la victoria y pidiendo esperar la consolidación de los porcentajes para recién celebrar a ciencia cierta de un nuevo mandato otorgado por el pueblo boliviano.

Por el lado de la población y/o ciudadanía, hemos sido testigos de diferentes sectores que brindaron su apoyo a los candidatos de preferencia, en muchos de los casos teniendo como trasfondo temas y prejuicios raciales, con el siempre presente complejo de renegar frente al espejo de la indianitud. La consigna del voto útil tuvo sus resultados aunque tengamos que ubicar en segundo puesto a un cuestionado candidato, que fue catalogado entre otras palabras como el mal menor sin que ello signifique necesariamente una representación y apoyo real, como en el caso del MAS que luego de 13 años de gestión, y un deterioro normal, mantiene el voto militante y sus estructuras fuertes que explican las victorias consecutivas desde el 2005. Queda de más los llamados a defender el voto, mediante el ya anunciado desacato, de ser necesario donde el discurso democrático queda por demás y se contradice ampliamente. Por lo pronto, queda esperar los resultados oficiales al 100 % para encaminar las celebraciones o la preparación rumbo a una segunda vuelta con aires de fin de año pendulando entre el Futuro Seguro o el relativo ya es demasiado que bifurcan el devenir de la política de los próximos días o los próximos meses.

lunes, 30 de septiembre de 2019

POLÍTICA VISCERAL

Año 2019, nos aprestamos a un nuevo proceso electoralluego de 13 años de gestión del Presidente Evo Morales, a la cabeza del Proceso de Cambio. Hemos transcurrido varios momentos y etapas dentro de las tres gestiones en curso, con sus respectivas elecciones, donde el partido de gobierno fue sustentando y manteniendo, incluso in crescendo, el respaldo electoral. Sin duda, en este panorama, debemos retomar los tiempos iniciales de este proceso que van más allá de la elección de 2005 y se explica con el lastre de una problemática histórica y centenaria de nuestros pueblos donde se tuvo, siempre, vigente la exclusión de gran parte de la población, la indígena. Así, el proceso constituyente gestado desde los pueblos y naciones indígenas y originarias recién tuvo asidero a finales del siglo XX junto a la crisis del modelo neoliberal y su sistema de partidos. Ya en el siglo XXI, vivimos en otro modelo que plantea la construcción y consolidación del Socialismo Comunitario como proyecto histórico, donde obviamente se va más allá de un solo ámbito, ya sea político o social, y más bien se plantea un proyecto integral.

En los años ´90 ocurrieron en nuestro país las marchas desde el oriente que trajeron consigo el estandarte de la Asamblea Constituyente, de la cual fue producto nuestra actual Constitución, devolviendo parte de la vanguardia indígena a las tierras bajas dentro del proceso constituyente. Por tanto, debemos virar la atención hacia la memoria larga para entender todos los procesos sociales y políticos que hemos transcurrido para tener una idea más cabal del nuestra actualidad, alejándonos de las percepciones inmediatistas con las cuales se pretende comprender la realidad de nuestros tiempos. En este marco, el sentido crítico urgente se va perdiendo cada vez más por varios factores que pueden decantar en decisiones políticas o electorales donde se toma decisiones en base al desconocimiento y la ignorancia, o peor aún al odio y el conservadurismo.

Sin embargo, parece que en los tiempos de la sociedad del meme, la mínima pretensión de elaborar y plantear un argumento resulta banal ya que no es el tiempo de estas prácticas. Así, cuando tratamos de analizar los canales y mecanismos para la toma de decisiones en el tema político-electoral nos chocamos contra prejuicios reaccionarios y viscerales que no van más allá de las consignasenmascarando expresiones de racismo y discriminación que reniegan frente al espejo, pretendiendo negar ascendientes yraíces indígenas-indias. Entonces pasamos a analizar problemas de clase y conflictos de identidad que llevan a intentos, casi siempre fallidos, de buscar el blanqueamiento cultural (ni hablar del racial). Como consecuenciarecordamos hechos lamentables como los ocurridos en varios departamentos del país, entre los años 2006 y 2008 principalmente, con manifestaciones violentas contra población indígena-migrante más allá de su preferencia política e ideológica; simplemente motivada por una supuesta diferencia en el color de piel. Entonces cómo se pretende tener una madurez política si desde las candidaturas de oposición no se logró articular un programa de gobierno y un proyecto de país alternativo al que sigue en gestión por, casi, 14 años; habiendo demarcado algunos hitos como el Estado Plurinacional, la Constitución Política, el Vivir Bien eje del paradigma de desarrollo; y teniendo pendiente la consolidación del Socialismo Comunitario como horizonte de sociedad.

sábado, 21 de septiembre de 2019

PRIMAVERA Y AMBIENTALISMO


La primavera no es un hecho casual de la vida, sino que viene relacionada a fenómenos cósmicos y energéticos que la vinculan con el equinoccio, el cual ocurre en el hemisferio sur entre el 21 y 23 de septiembre marcando un cambio de estación junto a todas sus características. Sin embargo, las sociedades se han encargado de llenar a este significante con significados de todo tipo, algunos sugerentes y otros triviales. Esta dinámica es parte del calendario anual festivo donde a falta de un derrotero definido solemos movernos bajo la lógica inmediatista y coyuntural, así un momento podemos estar celebrando (enmarcados en el 21 de septiembre) el día del amor y al rato siguiente o, peor aún, el resto del año ejercer violencia contra las mujeres. Podemos luchar por la defensa de la democracia agrediendo públicamente en las calles, motivados por diferencias políticas o ideológicas, pero que están encubriendo el simple odio, racismo y discriminación históricamente construida en una particular, e incomprensible, desprecio hacia los propios antepasados reflejado en el odio al espejo. Pese a estas complejas problemáticas junto otro sinfín, el sistema y el calendario se encargan de adormecernos el sentido crítico dejándonos en el letargo de la ignorancia que termina fluctuando entre las fiestas y los quehaceres de moda, justamente ahora nos encontramos “celebrando” el amor, la juventud, la primavera y más.

En este mismo marco, en Bolivia se ha desatado un gran problema ambiental relacionado con el incendio en la Chiquitanía que sin duda es una gran tragedia para esa región y para nuestro territorio en general. Esta situación ha llevado al gobierno a que se realicen una serie de medidas en defensa del medio ambiente, y sobre todo para combatir el incendio desatado en esta parte de Bolivia. En este marco, como no era de faltar, la coyuntura política preelectoral ha aprovechado esta situación para buscar reprochables réditos políticos el próximo 20 de octubre. En este sentido, se utilizaron argumentos de distinto matiz para generar una reacción, ya peculiar en el ejercicio de la política visceral. Entonces, amparados en el desconocimiento y la ignorancia se van generando una serie de reacciones vinculadas a esta problemática que deberíamos discutir con algo más de argumentos. Por tanto, es prudente saber que, la situación por la que estamos atravesando no involucra solo a la Chiquitanía, sino que también existen focos de calor en el norte paceño y Tarija, dentro de nuestro país; hacia afuera sabemos que el problema es compartido con Brasil, Paraguay y Argentina; aún más allá esta gestión se tuvo situaciones similares en África, las más complejas, incluso en El Ártico. Todo esto se explica por el ahondamiento en la crisis ambiental mundial vinculada al calentamiento global, entre otros. Bajo este panorama estos incendios forestales se han ido incrementando en los últimos años y lo seguirán haciendo progresivamente; adicionalmente a otras catástrofes naturales como sequías, inundaciones y demás.

Con este sombrío panorama, debemos entender que gran parte del problema ambiental y climático que estamos viviendo ha sido motivado por el modelo capitalista que exige la explotación de los recursos de manera salvaje y donde la economía está basada en la explotación, transformación, consumo y desecho de recursos naturales limitados. Ante este panorama, desde la población debemos hacer un mea culpa para entender que las prácticas cotidianas tienen una gran aporte, en las soluciones o, las consecuencias de las diferentes crisis globales, entre ellas la ambiental. Así, desde el solo hecho de botar una basura sin ninguna culpa es la punta del ovillo en problemáticas más grandes. En este punto nos encontramos ante complejas disyuntivas sobre las lógicas de desarrollo, el extractivismo y hasta la metáfora del buen salvaje que fue discutido en otro tiempo. Así, nos encontramos ante el nivel macro que es asumido desde las políticas estatales, en sus distintos niveles, y las prácticas cotidianas en la convivencia. Quedan pendientes una serie de variantes, como el consumismo en todos sus sentidos que son parte del sistema capitalista en el nivel personal y que deberá ir en coherencia con las críticas que podemos hacer hacia la, supuesta, otredad. Las crisis mundiales, incluida la ambiental, deben ser atendidas de forma global y mientras no se tenga una linealidad lógica entre gobiernos (sobre de las denominadas potencias) y el devenir individual no podremos tener avances significativos de manera global, sino que el imperialismo seguirá avanzando bajo la lógica de la explotación de unos sobre los otros, teniendo como telón discursivo la defensa de la naturaleza y otros menesteres.

lunes, 18 de marzo de 2019

DE ANDAR PAÍS



Ahora, en camino entre Camargo y Tarija, con música reggaetón de fondo. No obstante, son estas las ocasiones que sirven para, como diría Benjo Cruz, “andar país” y aterrizar las complejas teorías planteadas en la academia y juntarlas a la realidad en busca del tan anhelado pragmatismo de las Ciencias Sociales. Así, utilizo un recurso, muchas veces cuestionado, para explicar Bolivia cuando se la divide en tres espacios geográficos a decir del altiplano, valles y llanos, que muchas veces nos confundió generando sesgos de lo que es realmente el país; mucho peor cuando interfirió el andinocentrismo como categoría de análisis en estudiantes que viven en valles y tierras bajas. Así, es menester complejizar esta explicación para hablar de microregiones en cada departamento y demás, pero por ahora queda como advertencia del simplismo curricular que todavía tenemos en nuestro sistema educativo, conviviendo con interculturalidad y descolonización.

La parte altiplánica es cooptada por La Paz, sede de gobierno, que atrae automáticamente el poder de diferentes categorías y formas a donde las personas suelen llegar de una u otra manera, no obstante a nivel departamental encontramos trópico y valles como los Yungas, Apolo o Sorata, entre muchos otros. Oruro, que obviamente es más que un carnaval pero este sigue repercutiendo por la denominada fastuosa entrada; aquí nos encontraremos con lugares como Curahuara de Carangas y su magnífica “capilla sixtina de los andes”. Potosí, más allá del Cerro Rico, nos presenta calles llenas de historia que reviven tiempos coloniales; por su parte en este departamento encontramos lugares muy atractivos como Toro Toro o Tupiza, de climas más cálidos y diferentes a lo que se cree, al igual que identidades y culturas diversas.

Los valles bolivianos, han sido representados por Cochabamba como parte del eje troncal de las ciudades más grandes del país, donde más allá de la capital gastronómica encontramos una gran diversidad de manifestaciones culturales, ferias semanales en todas sus provincias y cómo no, cada inicio de mes un primer viernes de q’oa para disfrutar del elixir de la chicha (además de la garapiña, guarapo y otros). Sucre no necesita presentación por ser la capital boliviana y el espacio donde se respira aires republicanos en su variedad de museos y en las propias calles, en medio encontraremos diferentes comidas, casi siempre picantes, y para endulzar los chocolates; pero más allá tenemos una serie de lugares por conocer como Tarabuco y su historia libertaria o Camargo con su amplia producción. Al sur, estamos en Tarija, le dicen chura por los modismos del lenguaje, donde nos topamos con la gentileza de las personas y una variedad de alimentos y bebidas; pero también podemos irnos hasta el Chaco (compartido con Santa Cruz  y Chuquisaca) con otras costumbres y en territorios autónomos regionales.

Oriente boliviano, con la previa confesión que siempre lo he notado algo lejano y desconocido, capaz por ese andinocentrismo antecedido e imaginariamente construido. Sin embargo, Santa Cruz como la ciudad más grande del país es un lugar atractivo para visitar e incluso emigrar en su calidad de receptor, con tanta variedad entre valles y amazonía. Beni, desconocida aún pero según dicen un lugar pequeño y comunitario con ciudades y comunidades en crecimiento. Pando, en el extremo norte parece ser lo más lejano, con lugares de encuentro interpaíses como Bolpebra, cerca de los territorios perdidos durante la Guerra del Acre y el auge de la goma.


Así, con algunos sesgos, a partir de la Sociología y las Ciencias Sociales vamos recorriendo y conociendo diferentes lugares del país, rompiendo algunos mitos de los textos escolares y las palabras de profesoras y profesores que trataron de hacernos entender de qué se trataba Bolivia. No obstante, queda la duda de lugares que no llegamos a conocer en nuestro territorio, como las costas y el mar, algo del chaco y oriente por situaciones que la historia y la geopolítica nos podría tratar de comentar. Respecto de nuestra población, queda una gran enseñanza y es que si viajáramos un poco más, libres de prejuicios y preconceptos, veríamos que Bolivia tiene rostro indígena, en altiplano, valles y llanos. Ahí es donde se caen algunas construcciones identitarias falseadas que hemos ido montando desde la colonia y la república viéndonos en un espejo empañado que no nos permitió observar claramente. Pero esos son los recovecos de las ciencias sociales y las complejidades que debemos analizar. De andar país seguro que nos conoceremos mejor y nos reencontraremos, sin necesidad de tiempos bélicos, como la Guerra del Chaco, y seguro seguirán apareciendo nuevos elementos para entender Bolivia con todos sus recovecos, contradicciones y complejidades.


lunes, 11 de marzo de 2019

WICHICO REGGAE-TON



La pandilla de cuervos de Mowgli cantaba una vez “lo que nunca vi, ni espero ver, es a un elefante volar”. Esta frase nos sirve como analogía para abordar una propuesta recién publicada en el marco de la música regional chicheña, la cual amplía todo el acervo cultural que tenemos en este lugar sureño, donde vamos a observar a un Wichico cantando reggaetón. Así, su autor, músico y artista de amplia trayectoria, Raúl Pérez Briceño, manifestando “Desde los confines del sud de Bolivia, en Tupiza surge esta melodía” nos presenta una nueva vertiente tan sugerente como la fusión que es planteada como un mix de reggae y tonada (Reggaeton-ada). Entonces, vamos escuchando la letra que encierra muchas vivencias en los Chichas, más propiamente en Tupiza como una de sus principales capitales, junto a toda la magia y el encanto que suele provocar, en una significativa convivencia entre personas, naturaleza y energías que se encierran ahí.

En este marco, se puede observar el canto del wichico que canta la letra de esta reggae tonada, de forma muy ilustrativa de una de las aves más características de esta parte del país. De igual forma, encontramos la mención, muy presente, de los tamales (que curan todos los males fatales) como otro elemento emblemático de Tupiza en el marco de la gastronomía tradicional de esta tierra encantada y que hechiza, según dicta la letra. Asimismo destaca la inclusión de sonidos correspondientes a las anatas que forman parte de esta propuesta generando ensambles interesantes. Otro aspecto de esta canción, es la posibilidad de identificar varios lugares turísticos que, las personas oriundas, conocemos muy bien y nos remontan a los tiempos de paseo por estos espacios llenos de naturaleza. A contramano, el autor realiza una crítica a las redes sociales que parecen habernos enajenado de todos estos placeres de la convivencia y la interacción de otros tiempos y comienza a suplantarse por el uso de aplicaciones e instrumentos tecnológicos que muestran secuelas a la comunidad en los últimos años.

En los últimos años, hemos visto una ampliación en cuanto al acervo musical respecto de los géneros en los cuales han ido presentándose composiciones que refuerzan las formas en que construimos nuestra identidad. Así, hemos ido pasando desde el folklore autóctono regional, por el rock, la cumbia, el hip hop, la música experimental y otras que en esta oportunidad han sido circunscritas en el reggaeton fusión. Con lo mencionado, “Reggae Tonada” de Raúl Pérez Briceño (https://www.youtube.com/watch?v=QLTUbfssQK8), resulta una de las composiciones más recientes que nos permitirán invitar a propios y extraños para visitar las tierras sureñas de la Nación Chichas, provocándonos, además, una abstracción de la rutina y el sistema logrando conocer, o volver, y disfrutar de la naturaleza de las campiñas del planeta rojo con sus diferentes sitos sugeridos además de otros por explorar y, cómo no, es muy posible que nos topemos con ese wichico que nos deleite con sus cantos propios incluido esta Reggae Tonada.

domingo, 3 de marzo de 2019

HOMBRES DE CARNAVAL


El carnaval del valle chicheño comienza con una reunión realizada en los denominados mojones donde emerge nuevamente el personaje denominado “carnaval” o pujllay el cual es representado por un hombre vestido mitad de mujer y mitad de hombre, es decir travestido. Este lleva consigo muestras de la fertilidad y productividad de la región así como de los aspectos identitarios centrados en la caja y el erke. Con este sugerente símbolo carnavalero se genera una contradicción con el estereotipo del “macho” chicheño, otro icono de la identidad regional, ya que se transgrede y rompe los cánones de la masculinidad tradicional con la cercanía hacia lo femenino y la homosexualidad, que es repetida durante los corsos, de compadres así como la del sábado y domingo de carnaval, cuando un importante número de hombres se visten “como mujeres” principalmente en la denominada murga.

Siguiendo un recorrido espacial en territorio boliviano es sugerente identificar otros personajes del folklore y el carnaval. Así encontramos, en la parte andina, al ch’uta que proviene de las comunidades altiplánicas y es destacado y validado socialmente como “el cholero” quien festeja acompañado, por lo general, de dos mujeres, una en cada brazo, expresión que encierra cargas machistas-clasistas en relación hacia la mujer chola. Igualmente aparece el pepino quien es enaltecido por la relación falocéntrica del mismo, el cual maneja un objeto denominado “chorizo” que genera más de una interpretación. Este pepino, en los últimos tiempos participa en la entrada paceña de pepinos o Pepineada, donde el uso excesivo de la violencia llama la atención, mucho más cuando la misma es dirigida hacia mujeres asistentes a dicho evento, donde la cualidad de expresión cultural queda en cuestión y se hace necesario su replanteamiento.

En el mismo derrotero podríamos considerar al caporal, que nos remite a la tesis desarrollada por el Sociólogo Mauricio Sánchez Patzy bajo el título de “País de caporales”, donde ingresamos a considerar elementos como el poder y el androcentrismo en canciones que en su letra dicen, por ejemplo: “toda la gente me está mirando, porque soy caporal”. Así vemos las relaciones patriarcales vinculadas a los patrones de antaño, que todavía se practican actualmente en otras formas mediante mecanismos más sutiles pero que continúan reproduciendo estas lógicas de dominio hacia los propios hombres y otros grupos poblacionales, denostando supremacías emblemáticas y cotidianas. Esta danza, además, lleva consigo cierto status y en algunos lugares responde a un rito de iniciación y validación social entre pares, donde incluso los políticos participan con sus mejores galas. Paralelamente está la cosificación de las mujeres que participan de esta danza como una máxima expresión de la “feminidad”, exceptuando tal vez a las protagonistas del “macho caporal” encerrando otros significados.

Con todo ello, un breve paseo por personajes que emergen en carnaval, como pretexto, vamos identificando elementos planteados desde las Masculinidades, o la masculinidad tradicional cargada de sexismo, en medio de contradicciones todavía pendientes en los debates de la identidad de género dentro de los cuales los hombres hemos quedado rezagados. Queda pendiente continuar identificando otros personajes que mediante la tradición y la costumbre mantienen la estructura patriarcal con prácticas machistas o más aun con micromachismos que, en más de un caso, pasan por ser simples bromas y disuelven la carga sexista o misógina en medio de las risas y carcajadas. La riqueza cultural boliviana es amplia y diversa pero es prudente cuestionar algunas manifestaciones que introduzcan el sentido crítico a las relaciones que establecemos entre mujeres y hombres para comenzar los procesos de deconstrucción social en el marco de las masculinidades, dando paso a la masculinidad alternativa. La cultura es uno de los elementos más importantes en los que debemos trabajar para modificar la matriz social y comenzar a estructurar sociedades con mayor equidad e igualdad, las cuales se sumen a las dinámicas culturales que son cambiantes en el tiempo y también aportarán a la larga y compleja lucha contra el machismo.

lunes, 25 de febrero de 2019

FERIA DEL TAMBO EN LA NACIÓN CHICHAS




El pasado 16 y 17 de febrero se llevó adelante la XV versión de la FEXPOTAM, que cada año cobra mayor importancia en cuanto al aporte productivo que las comunidades brindan a la región chicheña. El Tambo se encuentra ubicado en el Municipio de Villazón (Provincia Modesto Omiste), una parte importante del territorio ancestral de la Nación Chichas. Así, en esta feria se puede disfrutar de variedades alimenticias como ser frutas, leche y sus derivados, además del ganado menor (con variedades de cabras) y el ganado mayor (vacas productoras de leche). En este marco se contó con la muestra de los diversos productos presentes en esta parte de la provincia para el deleite de quienes se trasladaron para el disfrute de la familia.

El Tambo es considerado como la “Capital de la Leche” en esta región sureña contando con un importante número de cabezas de ganado caprino y vacuno para poder producir la leche además de sus derivados como el queso, yogurt, dulces y otros manjares. De forma similar a partir de la producción frutícola se puede disfrutar de diferentes mermeladas y dulces que son elaborados artesanalmente. También se cuenta con bebidas como el singani y vino que son presentados en esta feria ampliando aún más la producción regional. Por su parte encontramos comida regional características de los Chichas como ser el chancho a la hamaca, cordero a la cruz, humitas, pasteles y rosquetes entre otros, además de las bebidas típicas como la chicha, vino y singani.

Otra particularidad de esta feria es que El Tambo se ubica, espacialmente, casi en la mitad de distancia entre Villazón y Tupiza lo que permite el encuentro entre pobladores de ambas localidades, a lo que se suman visitantes del país vecino provenientes de Tilcara y La Quiaca, principalmente. En este sentido, además de la significancia económica-productiva se produce un hecho social comunitario permitiendo el reencuentro e intercambio entre ambos municipios y provincia sureñas, en una reintegración territorial de la Nación Chichas. De esta manera, dentro de esta feria se puede identificar las formas y mecanismos de la reproducción cultural, las cuales son pertinentes en espacios como la feria que conlleva una carga simbólica de la identidad y el territorio.

En esta versión, se pudo apreciar la presentación de grupos musicales provenientes de Villazón mostrando las facetas musicales existentes en dicho municipio. Por otra parte, la quebrada de El Tambo fue testigo de la carrera de caballos, mestizos y criollos, donde participaron representaciones de Argentina, Villazón y Tupiza con una muestra singular de destreza entre jinete y caballo. De igual manera, se tuvo la elección de la lecherita donde niñas de diferentes lecherías participaron al ritmo de la música regional, caracterizadas por la indumentaria de la mujer chicheña, destacándose el aporte que hacen niñas y niños en el proceso productivo de la leche enmarcados en un trabajo familiar que llega hasta las capitales para el deleite de las personas. En la variedad lácteos se realizó el concurso de ordeñe en ganado menor y mayor, con la participación de los diferentes ranchos productores de leche.

También es de destacar la presencia de un plato de trucha de El Tambo, para poder disfrutar del sabor de un emprendimiento que se está llevando adelante en dicha comunidad en el “Criadero de Truchas de El Tambo”, que anunció su disponibilidad para el mercado a partir del mes de agosto. Con todas estas muestras, productivas y culturales se llevó adelante le Feria exposición de El Tambo en una nueva versión para mostrar otras variedades de productos que se tienen en los Chichas y que permiten el intercambio y la amplitud dentro de los mercados locales de la región. Asimismo, en estas oportunidades conocemos los ocultos valles singulares ubicados en la parte sur del país los cuales nos brindan toda su riqueza día a día y van sumando la productividad amplia que pasa por el maíz, la fruta, la leche y la ganadería junto a todos sus derivados.

lunes, 21 de enero de 2019

DÉCADA PLURINACIONAL

El proyecto del Estado moderno fue consolidado con la Revolución Francesa de 1789, en este marco los diferentes estados ingresaron en esta lógica estatal asimilando la democracia en nuevos derroteros que redireccionaron el ejercicio de la política en el mundo. Solo algunos años antes, había ocurrido en el Virreinato del Perú las rebeliones indígenas (con alrededor de cuarenta mil personas participantes) encabezadas por Bartolina Sisa, Tupac Katari y Gregoria Apaza entre otros, realizando los cercos a La Paz mismos que fueron sofocados por los realistas más de cien días después. Así, las ideas de emancipación e independencia iban circulando por diferentes latitudes, siendo de universidad chuquisaqueña uno de los lugares en los cuales se centralizaban y se discutían, entre medio de los denominados doctorcitos de Charcas y diferentes proyectos de país, que años después Fausto Reinaga llamaría “las dos bolivias”.

Junto a estos procesos insurgentes e independentistas se abrieron surcos para dos proyectos de país, por una parte el criollo mestizo y por el otro el indio. En este marco, como dicta la historia, luego de la guerra de los 15 años se concretó la independencia de la República de Bolívar, siendo fundada por 48 representantes que redactaron y firmaron el acta de independencia del nobel país. Con lo acontecido, tuvieron que pasar muchos años para que Bolivia tenga avances significativos, donde ocurrieron hechos como la Guerra Federal en 1898-99 teniendo como consecuencia el cambio de la sede de gobierno que es trasladada a La Paz y para ello fue crucial la participación de la población india a la cabeza de Pablo Zarate Willka, el cual luego de la victoria de José Manuel Pando, del grupo de federalistas, quedó marginado y, peor aún, perseguido y ejecutado en 1905. De esta manera vamos identificando aspectos en la construcción de Bolivia que tuvo como una constante a la exclusión de la población indígena mayoritaria en la demografía del país.

Ya en el siglo XX con la victoria de la Revolución Nacionalista de 1952 recién se tuvieron avances mayores respecto de la inclusión de sectores como indígenas y mujeres, principalmente, mediante la aplicación de políticas como el voto universal que ampliaba la ciudadanía y los derechos políticos de la población boliviana. No obstante, el proyecto de Estado Nación todavía resultó complejo e inconcluso con una serie de efectos contraproducentes de la ola nacionalista de los años ’50 del siglo pasado, como ser la castellanización y la homogeneización propias de la lógica de la construcción de nación. Así, el paso de los años mostró las reacciones y contradicciones dentro de una estructura social más compleja y con diferentes identidades, constituidas en sociedad y naciones originarias y todos sus componentes. Luego de la revolución nacionalista superamos otros momentos como las dictaduras y los virajes del propio nacionalismo revolucionario que dio paso al neoliberalismo junto al modelo de la democracia pactada junto a todo su sistema de partidos. En este contexto la crisis estructural se fue complejizando hasta el año 2003 donde se da paso a los distintos sucesos que terminaron convulsionando el país y con la renuncia del Presidente de entonces y la compleja sucesión presidencial, que tuvo entre sus principales consecuencias la debacle del sistema político.

Con este marco, paralelamente, desde los años ’90 del siglo pasado se fueron estructurando y articulando diferentes organizaciones sociales, ya sean urbanas, populares e indígenas, entre otras, en una Bolivia en movimiento, donde los pueblos indígenas de tierras bajas fueron artífices fundamentales del proceso constituyente en la demanda de refundar el Estado boliviano. A esto se sumaron sectores intelectuales, de izquierda, progresistas y de raigambre indígena para plantear la plurinacionalidad como la respuesta necesaria al acontecer de nuestro país en los albores del siglo XXI. En este sentido, las marchas desde el oriente trajeron consigo el estandarte de la Asamblea Constituyente que luego de la crisis de Estado de los años 2000 se concretaron el año 2006 con la convocatoria a dicha Asamblea. De esta manera, el Estado boliviano quedó amalgamado a la categoría plurinacional como la salida necesaria a las demandas históricas de inclusión de los pueblos indígenas originarios dentro de una Constitución Política construida desde abajo y de manera participativa. Han pasado 10 años desde la llamada refundación del Estado boliviano un 22 de enero de 2009 y podemos hacer un balance con luces y sombras de la gestión de gobierno, todavía en ejercicio, pero la conclusión principal es que nos encontramos todavía transcurriendo ese proceso constitutivo de la demanda histórica de los pueblos, los cuales no necesariamente se circunscriben a un partido sino que son patrimonio comunitario y han marcado el derrotero sociopolítico necesario en su momento. Una década después, es el tiempo prudente para que se evalúe lo sucedido hasta nuestros días en el marco de la Bolivia Plurinacional y todos los cambios que han involucrado al Estado y sus gobernantes.

lunes, 14 de enero de 2019

COYUNTURAS IDIOMÁTICAS

Cuando normalizamos la realidad y concluimos que nuestra actualidad es una simple condición del estar casuales, hemos perdido parte importante de nuestro sentido crítico de la existencia, nuestra existencia. Así, es siempre prudente y útil el ejercicio, algo descolonizador, de extrapolarnos hasta tiempos en que los colonizadores llegaban hasta territorios de Abya Yala comenzando con un proceso de sometimiento y subyugación con el ejercicio de la violencia contra la población originaria, es decir nosotras y nosotros. En este sentido, las matrices civilizatorias del colonizador fueron impuestas progresivamente donde ingresaron diferentes aspectos de la vida como la religión, cultura, idioma, desarrollo y otras; cortando intempestivamente el proceso endógeno que seguían nuestros pueblos (y abriendo un paraguas especulativo del resultado que tendrían nuestras sociedades hasta este tiempo de no haber ocurrido este desencuentro en el ocaso del siglo XV).

De esta manera, han pasado los ilustres 500 años dentro de los cuales nuestra memoria larga ha perdido el sendero y los orígenes que nos permitan identificar estos momentos emblemáticos de la historia. Por tanto, en pleno siglo XXI la normalización ha hecho que el idioma que hablamos, la religión que profesamos, la cultura que celebramos y otras expresiones de la vida cotidiana se van reproduciendo en una lógica del sinsentido y el desconocimiento de sus argumentos, explicaciones y trasfondos. Esta situación, incluso, hace que defendamos, o nos posicionemos, a ultranza una parte de la compleja realidad, imaginarios o subjetividades socialmente construidas. De esta forma vivimos de forma muy efímera e inmediata donde los criterios han perdido el rumbo, desde sus raíces y sus derroteros.

En medio de esta maraña de ignorancias y desconocimiento, cómo no, la política ingresa abruptamente y pone en agenda, con mayor relevancia, el tema idiomático cuestionando la identidad indígena de las autoridades nacionales, o más bien Plurinacionales, a partir del conocimiento y manejo de los idiomas oficiales del Estado, además del castellano. A esta situación, los medios de difusión suman desde una especie de amarillismo que mantiene vigente el debate en medio de los dimes y diretes del espectáculo de nuestros ocasionales animales políticos. En este marco, para quienes estamos vinculados cotidianamente en el trabajo con la población, resulta más que familiar y necesario el conocimiento de los idiomas originarios que son formas de relacionamiento con la gente a quien servimos, o por el contrario generan grandes abismos para la interacción y un mejor servicio. Por lo tanto, entender a los idiomas originarios como algo inservible o innecesario recae en un craso error de interpretación de la realidad boliviana, así como un desconocimiento de la misma, que dependiendo de quién lo plantee cobra mayor cuestionamiento.

En este panorama, el avance constitucional de reconocimiento e inclusión de los 36 idiomas oficiales  (Artículo 5 de la Constitución Política del Estado) es muy relevante, además de otras leyes, en este caso las vinculadas a lo político electoral. No obstante, asumir la obligatoriedad de hablar estos idiomas originarios resulta en un descrédito porque demuestra el ignorancia respecto de la formación social boliviana; y el desconocimiento de dichos idiomas (o por lo menos uno) sin duda debería despertar algo de vergüenza. En este marco, estos últimos días se han desarrollado en torno a la polémica de quiénes hablan o no algún idioma originario, todo ello enmarcado en el proceso electoral del 2019. Sin duda con este requisito muchos candidatos podrían quedar en el camino hacia las elecciones generales, lo cual denota la representatividad de dichos candidatos y de qué sectores sociales provienen los mismos. El debate desenvuelto en este contexto resulta sugerente para seguir debatiendo sobre las identidades existentes en el país plurinacional desde los formalismos superficiales y obligatorias en una suerte de que el fin justifique los medios (aprender a hablar estos idiomas de manera instrumental). En todo caso, dentro de la Nación Chichas debemos esperar que los próximos candidatos regionales (principalmente la Circunscripción 37) emitan sus discursos y den a conocer las propuestas en el idioma propio, el Kunza.

lunes, 7 de enero de 2019

LA FIESTA CAMPESINA


Entender la actualidad de la Fiesta de Reyes, responde a un trabajo complejo lleno se simbología, identidad, cultura y procesos como la globalización y mercantilización entre otras, los cuales conforman un panorama más amplio del devenir de las culturas, mucho más cuando incluimos categorías como la interculturalidad. En este sentido, haciendo una revisión de algunos autores (Cf. Mario García “¡Tupiza… leyenda y poesía!”, Iván Barrientos “Crónicas de Tupiza”) que han escrito sobre la fiesta mayor de Tupiza, y posiblemente de los Chichas, notamos que la fiesta de reyes se remonta a pasados gloriosos con la presencia de los centauros (hombres) como protagonistas de esta festividad, quienes hacen galardón de las muestras de “valentía” al enfrentarse a sus pares montados en el caballo, compañero permanente de estas gestas, donde se suman también las mujeres en el papel de acompañante, denominadas amazonas. Asimismo ingresamos en el debate sobre el origen y peculiaridad del caballo en esta región que sin duda se constituye en elemento principal en este tiempo, pero también de otros momentos de la historia donde destacan los enfrentamientos de Cotagaita y Suipacha al inicio de la guerra de los 15 años en el Alto Perú.

Por otra parte, sin duda van apareciendo otros aspectos de la festividad añeja donde se menciona a comunidades como las de Chifloca y Palquiza, que en otros tiempos eran las que iniciaban los encontronazos al compás del rebenque en el intento de limar asperezas existentes entre estos pueblos. Así, siempre vemos la presencia de cualidades de las comunidades campesinas-indígenas, las cuales son encargadas de dar el sentido a la fiesta, reproduciendo de forma generacional, mediante las costumbres y tradiciones lo que se llega a constituir en historia oral hasta nuestros tiempos y es la principal fuente de reproducción cultural e identitaria en la actualidad. Con lo manifestado, podemos estar hablando de un tantachawi, encargado de reunir a las diferentes comunidades chicheñas del ancestral territorio de la Nación Chichas, incluido el norte argentino, las cuales se daban cita una vez al año para realizar prácticas de intercambio o trueque de productos típicos y hacer demostración de las destrezas, principalmente en el rol de jinetes.

En base a lo antecedido, podemos ir concluyendo que la Fiesta de Reyes tiene una base fuertemente comunitaria, vinculada a lo campesino indígena, la misma, dentro de la práctica, logra articular a población urbana, lo cual constituye un sugerente fenómeno de re-construcción identitaria colectiva y hegemónica. También podemos mencionar la vestimenta típica de la región, obviamente originario de tiempos pasados y que encierran vivencias rurales agrícolas, las mismas que son asimiladas por todo tipo de población como una manifestación de la cultura chicheña, anulando así las diferencias imaginarias que suelen estar presentes, generando rompimientos del tejido social en comunidades ancestrales. Sin duda, la Fiesta de Reyes ha sufrido una serie de cambios trascendentales consecuentes con los procesos de la modernidad y globalización, junto a la irrupción tecnológica que influye fuertemente a la cultura universal, en el marco de la construcción de la glocalidad. Las fiestas chicheñas, todavía se destacan en la actualidad por las particularidades que se encierran en este espacio y este tiempo, donde el caballo sigue vigente con mucha fuerza, siendo una de los principales atractivos de hoy en día y se complementa con la gastronomía representada por el tamal, la humita, chicha, aloja y demás. Así, el mes de enero es uno de los más sugerentes del calendario anual en los Chichas, todavía con el pendiente de retomar la convocatoria a diferentes latitudes que reintegren de tiempo en tiempo a nuestra población en torno a la fiesta y el encuentro, todo esto dentro del proceso de reconstitución de la Nación Chichas.