lunes, 22 de octubre de 2018

COPLEANDO EN WAYRA HUASI

La música de la región chicheña tiene consigo una importante gama y variedad, manteniendo constante una característica de regionalidad proveniente de diferentes vertientes musicales históricas. En este sentido encontramos a dos importantes exponentes de la música como ser a Felipe V. Rivera que se constituyó en un importante referente en Bolivia y la Argentina posicionando gran parte de su repertorio en la música popular de ambos países y que se mantiene vigente hasta nuestros días en nuevas versiones y con otras intérpretes. Por su parte, en tiempo más cercanos se encuentra Alfredo Domínguez Romero, quien se encuentra catalogado como uno de los guitarristas más importantes dentro de la Enciclopedia de la Guitarra; Domínguez se ha constituido en un ícono de la identidad chicheña mediante su música que ha trascendido fronteras legando hasta Europa y sigue vigente pese a que el artista ya murió hace varias décadas. Así estos dos exponentes de la música chicheña han mostrado algunas de las vertientes musicales de la región, ya sea mediante la guitarra o mediante la orquesta donde encerraron acordes y letras de las vivencias de estos lados del mundo.

En este sentido, vamos puntualizando sobre, lo que podríamos denominar, música típica de los Chichas que desde lo autóctono u originario se entiende por los instrumentos comunitarios que se manifiestan en fiestas tradicionales como ser Reyes, Carnavales, Pascua, Todos Santos, entre otros. En medio de este debate debemos señalar la complejidad que puede significar la identificación del carácter originario de la cultura y la música. Con este paréntesis y advertencia necesaria, presentamos a instrumentos endógenos como la anata, la caja y el erke, principalmente, los cuales están presentes en diferentes momentos del calendario festivo ritual de la región en comunidades y áreas concentradas como una constante que elimina diferencia imaginaria que se podrían establecer entre lo rural-urbano y más bien son factores de cohesión del tejido social. Así señala Manuel Mendoza en su libro Misterio de los Chichas: “Todas [las coplas y contrapuntos son] interpretadas de acuerdo al calendario de festividades y costumbres que se cumplen durante el año, cada región tiene su forma, estilo o manera de cantar”. Entre los instrumentos denominados se presentan argumentos que encumbran, sobre todo, a la caja y el erke como los instrumentos más representativos de la identidad chicheña que deviene de tiempos precolombinos en contextos de la vigencia de la Nación Chichas.

En el mismo sentido, cuando se debate sobre el sentido típico de la música y la cultura acudimos a la copla, interpretada principalmente al compás de la caja y erke, presente a lo largo del año y con algunas variaciones dependiendo de la época en la que se interpreta. Bajo esta contexto, en Tupiza se viene realizando la celebración del Día del/la Compositor/a y Coplera/o Chicheña/o  en un escenario natural ubicado en la comunidad de Yurcuma que fue llamado Wayra Huasi (del quechua: casa del viento), actividad que surgió a iniciativa del cantautor Willy Alfaro, un gran referente actual de música chicheña. Esta actividad resulta sugerente para rescatar y fortalecer la identidad a partir de la interpretación de la copla chicheña además de la utilización de la caja y el erke como manifestación cultural en nuestra región. De esta manera, el evento se va ampliando y congregando a copleadoras y copleadores de diferentes latitudes, fortaleciendo la integración a partir del encuentro musical que a su vez permite un nuevo espacio de encuentro e intercambio entre pobladoras y pobladores de los Chichas (no solo en Bolivia sino también Argentina) como es el caso de la participación de gente de Tilcara. Con lo manifestado, la iniciativa que rescata el uso de estos instrumentos autóctonas es muy significativo ya que permite refrescar su utilización mediante un posicionamiento de los mismos junto a versos que expresen las vivencias actuales de nuestra población como testimonios del nuevo siglo fortaleciendo aspectos, fundantes de una identidad, como la historia oral de nuestro pueblo.

lunes, 15 de octubre de 2018

POLÍTICA DE ALTA INTENSIDAD


Octubre del año 2018, todavía nos encontramos con agenda llena, recordando, por ejemplo, los 51 años de la muerte del Che en territorio boliviano a manos del ejército junto a agentes de la CIA y los Rangers, lo cual siempre nos tienta a imaginar a la Bolivia con la revolución foquista triunfante. Encontramos al día de la mujer boliviana como un homenaje a la poetisa y literata Adela Zamudio, en medio de debates sobre la prudencia de felicitar o no a las compañeras, o por el contrario reivindicar desde la reflexión y activismo los derechos humanos de las mujeres frente a toda la problemática de desigualdades y ejercicio de violencia que sufren día a día en ámbitos públicos y privados. Llegamos hasta el día de la descolonización, que antes era equívocamente denominado “día de la raza”, recordando el desencuentro suscitado con la llegada de Colón y sus tripulaciones a tierras del Abya Yala, comenzando con un proceso de sometimiento y humillación que duró varias centurias. De esta manera, los primeros 15 días de octubre comienzan con agenda amplia de recordatorios y debates sobre los mismos, para cuestionar varios aspectos sociales e históricos de nuestro país.

Entre las fechas mencionadas, se encuentra, también, el 10 de octubre en el que celebramos el día de la democracia, cuando en 1982 Hernán Siles Suazo asumía el gobierno luego de superar una serie de gobiernos de facto, en aquellos tiempos de la bota militar y su dictadura. Sin duda, este año la jornada para recordar la democracia tuvo una relevancia especial donde las autodenominadas plataformas ciudadanas marcharon, sobre todo en La Paz, exigiendo el respeto por el voto del pueblo en el referéndum del 21 de febrero del 2016, donde la opción por el no ganó e inhabilitó la posibilidad de modificar el Artículo 138 de la Constitución para viabilizar una nueva postulación de los actuales Presidente y Vicepresidente. En este espacio llamó la atención el observar a algunos líderes de oposición que volvieron a las bases, cediendo la palestra a otros personajes miembros del Comité de Defensa de la Democracia. Por su parte, sectores afines al Movimiento Al Socialismo se movilizaron, también, recordando el retorno a la democracia que nos permite vivir en el marco del respeto a los Derechos Humanos hace 36 años atrás. Sin embargo, hay quienes mencionan que más allá de las dictaduras natas, también existen otro tipo de regímenes que fluctúan entre la democradura y la dictablanda, otorgando matices y mayores o menores niveles de vulneración a los Derechos de la población.

Este marco ha permitido, una vez más, potenciar la democracia de alta intensidad que ya se ha iniciado, mucho más, con el anuncio de Carlos Mesa de ser candidato a la Presidencia, extrañamente, con la sigla del Frente Revolucionario de Izquierda (FRI), lo cual ya genera algunas contradicciones en el planteamiento y postulación. De esta manera, hemos arrancado el tiempo pre electoral donde Bolivia se pone el chip político, o de la politización (mucho más que en otros tiempos), para ir direccionándose rumbo a las primarias y luego a las nacionales del próximo año. Con este escenario, nos hemos adentrado en una figura sui géneri, donde la discusión se ha replanteado y modificado el centro del debate que, hasta hace poco, centraba la agenda en el resultado del 21 de febrero y ahora se dispersa en otros elementos de análisis. Así, podríamos ir analizando el primer discurso del candidato Mesa, donde nos habla de un nuevo tiempo y nuevos liderazgos, palabras que nos remonta a los años 2003 y 2005 donde este fue partícipe del gobierno de turno junto a Gonzalo Sánchez y la crisis que se desató dando paso a todo el proceso constituyente. Después escuchamos la oferta de un “gobierno de ciudadanos”, que nos permite abrir el debate en torno a las categorías planteadas como la de “ciudadano” que lleva consigo la connotación del habitante de la urbe (que excluye lo rural-comunitario), también vincula los derechos políticos pero que trae como  trasfondo la individualidad, contraria a la realidad de nuestro país donde la sociedad organizada es una constante en, casi, todos los espacios y sectores. Así solo hacemos una primera aproximación a este tiempo que comienza a abrir diferentes escenarios en un tiempo de política de alta intensidad.

lunes, 8 de octubre de 2018

LAS DEMANDAS DE GINEBRA


Ha pasado una semana, desde el infausto momento en que la Corte Internacional de Justicia de La Haya, por 12 votos contra 3, dijo que Chile no contrajo la obligación legal de recoger un acceso soberano al Océano Pacífico para Bolivia con un resultado negativo a nuestro país. Así, este fallo, para nuestra población llegó como un revés inesperado que afecto gran parte de nuestra autoestima y el anhelo romántico del retorno al mar que se había presentado con gran expectativa mediante esta demanda establecida por el gobierno boliviano. Pasaron cinco años, desde el 2013, a la espera de este resultado que había sido esperado con ansias como una de las posibilidades más sugerentes de los últimos tiempos y una decisión política asumida por el actual gobierno. Ante toda esta situación los argumentos y alegatos presentados por nuestras y nuestros representantes parecen no haber cumplido con lo exigido por la Corte, que según algunos tuvo un actuar conservador. Semana después, el balde de agua fría ha pasado y se trata de hablar del futuro, obviamente revisando y reflexionando el pasado, para identificar las maneras de encarar el provenir, reconociendo, primero que no fue la primera ni la última vez que levantamos esta bandera de reivindicación.

En este marco, recordamos la primera demanda que Bolivia hizo ante la injusticia del Tratado de Paz suscrito con Chile en 1904. Entonces nos remontamos hasta 1919 donde se aprueba el Pacto de la Sociedad de las Naciones, luego de la conclusión de la Primera Guerra Mundial. En ese contexto, apenas un año después, una comisión boliviana presidida por Félix Avelino Aramayo e integrado por Franz Tamayo y Froilán Zambrana, no obstante en medio de pugnas y contradicciones no se logró concretar dicha demanda, la cual quedó postergada por un año. “Las demandas de Ginebra”, así titula Alfonso Crespo (en el libro “Los Aramayo de Chichas”) al capítulo donde se aborda este sugerente primer intento para nuestro retorno al mar, apelando al Artículo 19 del Pacto de la Sociedad de las Naciones de la nobel Liga de las Naciones. Así, en el año siguiente las contradicciones fueron aumentando y en 1921 una nueva comisión donde se encontraba Carlos Víctor Aramayo y Demetrio Canelas. Pese a las observaciones hechas se continuó con la demanda, bajo una orden desde Cancillería el 21 de agosto de 1921, hecho que fue asumido por Aramayo en defensa de los argumentos bolivianos en idioma inglés que fue bien valorado por la prensa europea, ubicados en Ginebra Suiza. Asimismo, Aramayo gestionó el apoyo de delegaciones como Brasil, China, Rumania, España, Gran Bretaña, Canadá y Bélgica. Poco tiempo después, los delegados presentaban el informe donde, en palabras de Alfonso Crespo, “en buen romance, la demanda era rechazada” donde se destacaron la palabra inadmisible. Así, con otros episodios más, el autor de “Los Aramayo de Chichas”, culminaría el mencionado capítulo con las siguientes palabras: “Uno de los muchos episodios en ese rosario de frustraciones que es anhelo boliviano de volver al mar”; que con seguridad es un sentimiento actual y vigente que deberá permanecer latente.

Han pasado siete días, y la agenda de coyuntura es otra. El fatalismo del fallo de La Haya y la imagen del Presidente arropado por cuatro ex presidentes parecería que se ha olvidado, al mejor estilo de la memoria corta de nuestra población. Ahora nos concentramos en la oficialización de candidatura del ex vocero de la demanda marítima y ex Presidente Carlos Mesa quien extrañamente aparece en las filas del Frente Revolucionario de Izquierda, lo cual nos produce aún más interrogantes. La agenda se va direccionando hacia las elecciones generales del próximo año, en medio de slogans como los del 21 de febrero que no tienen ni programa ni propuesta de país. Mientras tanto la “ciudadanía” se mueve al son de una sociedad del meme, con alarmante superficialidad en la capacidad de análisis y sentido crítico. En este marco, es seguro que el tema del mar estará contemplado entre las propuestas político electorales y deberemos esperar los derroteros a seguir en ese cometido. El tema del mar debe dejar su sentido romántico, patriotero y chauvinista para evaluar en prudente medida para considerar el futuro del país vinculado al enclaustramiento marítimo como obstáculo de desarrollo. Con seguridad que se tendrá nuevas alternativas; no fue la primera ni la última vez que se pretende recuperar el acceso al mar con soberanía, así como lo hizo la delegación de 1920 en Ginebra-Suiza, otro país mediterráneo que es puntal de desarrollo con todas sus características geográficas territoriales en el viejo continente.

lunes, 1 de octubre de 2018

SIN QUE SEA MARZO

No estamos en marzo, pero para Bolivia y su población se ha cimentado un anhelo y un vacío, incluido un enemigo imaginario Chile. Así hemos ido construyendo toda una, especie de, ideología en contra de la gente del vecino país rememorando un hecho ocurrido hace más de cien años cuando, mediante una guerra, se nos arrebató territorio soberano y, peor aún, el acceso al mar. Luego de este hecho, hemos arrastrado la secuela de esta pérdida por décadas y décadas a la espera de un resarcimiento de daños y sobre todo curar una herida histórica que se ha heredado generación tras generación. Así, el mar pendiente y ausente pervive en nuestra cotidianidad, sin que sea marzo, y emerge de cuando en cuando en nuestras convivencias, diálogos, debates y, cómo no, política generando sentimientos, a veces, exacerbados y basados en chauvinismos litigiosos que no aportan en los criterios de sensatez que ameritan estas problemáticas.

Después de una, larga, espera nos encontramos frente a una fecha, que podría considerarse histórica para Bolivia a la expectativa del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya frente a la demanda marítima presentada el año 2013 por el gobierno boliviano. La demanda marítima ha seguido su curso y es tiempo de la sentencia que permita tender un puente para retomar las negociaciones con Chile denominadas “de buena fe”. Sin embargo esto no significa el retorno inmediato al Pacífico, pero siembra un hito determinante en el derrotero hacia la costa, junto a otros que fuimos superando y están plasmados en un documento sugerente llamado “El Libro del Mar”. Con algunos más emblemáticos y contradictorios como el Abrazo de Charaña, realizado por Hugo Banzer y Augusto Pinochet, que según  decían representó un gran acercamiento al retorno al mar. No obstante en medio de estos intentos, puede existir una gran demagogia vinculada a buscar legitimidad para los gobiernos de turno, siendo la bandera segura en momentos de crisis de gobernabilidad para generar cierta cohesión en la población.

Ante el acercamiento del fallo de la Corte sobre la demanda marítima, el gobierno chileno viene trabajando estrategias diversas entre ellas la desinformación sobre el pliego petitorio planteado por Bolivia. En este sentido, luego de establecer diferentes antecedentes en el petitorio de la demanda, Bolivia solicita a la Corte Internacional de Justicia que “juzgue” y “declare” que: a) Chile tiene la obligación de negociar con Bolivia con el fin de alcanzar un acuerdo que otorgue a Bolivia una salida plenamente soberana al Océano Pacífico; b) Chile ha incumplido dicha obligación; c) Chile debe cumplir dicha obligación de buena fe, pronta y formalmente, en un plazo razonable y de manera efectiva, a fin de otorgar a Bolivia una salida plenamente soberana al Océano Pacífico; “El Libro del Mar” (2014). Aquí, las demandas de Bolivia, ahora queda esperar los caminos a seguir, donde posiblemente estemos ingresando a otra etapa de la historia del país con mayores visos de volver al añorado mar; y más aún cambiar los imaginarios colectivos, superando las heridas históricas que hemos arrastrado como un lastre, vinculando a este antecedente aspectos como el desarrollo del país vinculado al enclaustramiento y mediterraneidad de Bolivia. Sin duda este es un momento de gran expectativa frente a uno de los elementos identificados como, uno de los reducidos, aspectos que unifican a nuestra gente.