domingo, 4 de junio de 2023

FUNDACIONES TRASNOCHADAS

Hace algunos años, muy cercanos todavía, Bolivia ha sido constituida como un Estado Plurinacional construido sobre las bases de la interculturalidad, descolonización y despatriarcalización, por qué no la cualidad laica, como ejes fundamentales para romper las estructuras arcaicas de los estados coloniales. Estos cambios interpelatorios, han permitido a diferentes pueblos repensarse en este nuevo contexto que ha ampliado el ámbito de análisis en torno a diversos aspectos como ser la propia historia que había sido escrita con sesgos perversos para invisibilizar a las otras historias, de resistencia y lucha contra los opresores que en su momento nos habían sometido, para decirlo en términos simples y no tan siniestros de lo que realmente fue ese oscuro periodo para el desarrollo de los pueblos del Abya Yala. Bajo estas miradas, la República de Bolivia fue establecida con esas características y miradas desde el poder, un poder patronal y sectario, denominado colonialismo interno que fue ampliando las desigualdades en diferentes sentidos.

Luego de varias etapas en la historia de Bolivia, ingresado el siglo XX pasamos por periodos como la búsqueda del federalismo, con una guerra de por medio, superando la revolución de tintes nacionalistas, el ingreso del neoliberalismo y dictaduras; todas ellas en detrimento de las grandes mayorías. Estos dos últimos periodos mencionados fueron los que sirvieron de plataforma para que en Tupiza se comience a establecer un tiempo de oscurantismo histórico, cuando bajo la lógica de un grupo de “ilustrados” se imponga (invente) una fundación que doblega toda la historia de lucha y resistencia con un solo hecho, el de celebrar al opresor. Entonces, para la gente de nuestro lugar, debería ser un dato que llama la atención, de inmediato, que el establecimiento del 4 de junio fue realizado en tiempos de dictadura lo cual ya devalúa por completo esta acción impuesta, incluso, sin fundamentos válidos más que la elucubración de unos pocos, carentes de toda legitimidad en ese tiempo de conculcación de los Derechos Humanos, persecución y censura de las libertades.

Han pasado los años y parecería que la memoria histórica ha preferido alegar, cierta, demencia para seguir avalando una falacia histórica sobre la “fundación” de Tupiza que por ningún motivo debería ser celebrada porque nadie celebra el sometimiento, la opresión y la violación; más al contrario se la denuncia y censura, como debe ser. Así, ya no interesa debatir si fue en 1574 o 1535, sino que de una vez se anule esta afrenta a la dignidad chicheña que, haciendo gala a las incoherencias, luego estarán homenajeando el 7 de noviembre en una paradoja inexplicable para nuestra historia. Entonces, cada año que pasa, el debate es más ocioso, pretendiendo validar una fundación trasnochada que anula el espíritu guerrero del pueblo chicheño, que en otro momento será planteado como indomable, que cada 4 de junio es desmentido ante la sombra de Luis de Fuentes. Las instancias estatales correspondientes deberían ser las responsables de dilucidar este tipo de absurdos, pero al parecer todo va a contra corriente y la fiesta puede más que la verdad histórica que devuelva la dignidad a la ancestral Nación Chichas.