lunes, 30 de septiembre de 2019

POLÍTICA VISCERAL

Año 2019, nos aprestamos a un nuevo proceso electoralluego de 13 años de gestión del Presidente Evo Morales, a la cabeza del Proceso de Cambio. Hemos transcurrido varios momentos y etapas dentro de las tres gestiones en curso, con sus respectivas elecciones, donde el partido de gobierno fue sustentando y manteniendo, incluso in crescendo, el respaldo electoral. Sin duda, en este panorama, debemos retomar los tiempos iniciales de este proceso que van más allá de la elección de 2005 y se explica con el lastre de una problemática histórica y centenaria de nuestros pueblos donde se tuvo, siempre, vigente la exclusión de gran parte de la población, la indígena. Así, el proceso constituyente gestado desde los pueblos y naciones indígenas y originarias recién tuvo asidero a finales del siglo XX junto a la crisis del modelo neoliberal y su sistema de partidos. Ya en el siglo XXI, vivimos en otro modelo que plantea la construcción y consolidación del Socialismo Comunitario como proyecto histórico, donde obviamente se va más allá de un solo ámbito, ya sea político o social, y más bien se plantea un proyecto integral.

En los años ´90 ocurrieron en nuestro país las marchas desde el oriente que trajeron consigo el estandarte de la Asamblea Constituyente, de la cual fue producto nuestra actual Constitución, devolviendo parte de la vanguardia indígena a las tierras bajas dentro del proceso constituyente. Por tanto, debemos virar la atención hacia la memoria larga para entender todos los procesos sociales y políticos que hemos transcurrido para tener una idea más cabal del nuestra actualidad, alejándonos de las percepciones inmediatistas con las cuales se pretende comprender la realidad de nuestros tiempos. En este marco, el sentido crítico urgente se va perdiendo cada vez más por varios factores que pueden decantar en decisiones políticas o electorales donde se toma decisiones en base al desconocimiento y la ignorancia, o peor aún al odio y el conservadurismo.

Sin embargo, parece que en los tiempos de la sociedad del meme, la mínima pretensión de elaborar y plantear un argumento resulta banal ya que no es el tiempo de estas prácticas. Así, cuando tratamos de analizar los canales y mecanismos para la toma de decisiones en el tema político-electoral nos chocamos contra prejuicios reaccionarios y viscerales que no van más allá de las consignasenmascarando expresiones de racismo y discriminación que reniegan frente al espejo, pretendiendo negar ascendientes yraíces indígenas-indias. Entonces pasamos a analizar problemas de clase y conflictos de identidad que llevan a intentos, casi siempre fallidos, de buscar el blanqueamiento cultural (ni hablar del racial). Como consecuenciarecordamos hechos lamentables como los ocurridos en varios departamentos del país, entre los años 2006 y 2008 principalmente, con manifestaciones violentas contra población indígena-migrante más allá de su preferencia política e ideológica; simplemente motivada por una supuesta diferencia en el color de piel. Entonces cómo se pretende tener una madurez política si desde las candidaturas de oposición no se logró articular un programa de gobierno y un proyecto de país alternativo al que sigue en gestión por, casi, 14 años; habiendo demarcado algunos hitos como el Estado Plurinacional, la Constitución Política, el Vivir Bien eje del paradigma de desarrollo; y teniendo pendiente la consolidación del Socialismo Comunitario como horizonte de sociedad.

sábado, 21 de septiembre de 2019

PRIMAVERA Y AMBIENTALISMO


La primavera no es un hecho casual de la vida, sino que viene relacionada a fenómenos cósmicos y energéticos que la vinculan con el equinoccio, el cual ocurre en el hemisferio sur entre el 21 y 23 de septiembre marcando un cambio de estación junto a todas sus características. Sin embargo, las sociedades se han encargado de llenar a este significante con significados de todo tipo, algunos sugerentes y otros triviales. Esta dinámica es parte del calendario anual festivo donde a falta de un derrotero definido solemos movernos bajo la lógica inmediatista y coyuntural, así un momento podemos estar celebrando (enmarcados en el 21 de septiembre) el día del amor y al rato siguiente o, peor aún, el resto del año ejercer violencia contra las mujeres. Podemos luchar por la defensa de la democracia agrediendo públicamente en las calles, motivados por diferencias políticas o ideológicas, pero que están encubriendo el simple odio, racismo y discriminación históricamente construida en una particular, e incomprensible, desprecio hacia los propios antepasados reflejado en el odio al espejo. Pese a estas complejas problemáticas junto otro sinfín, el sistema y el calendario se encargan de adormecernos el sentido crítico dejándonos en el letargo de la ignorancia que termina fluctuando entre las fiestas y los quehaceres de moda, justamente ahora nos encontramos “celebrando” el amor, la juventud, la primavera y más.

En este mismo marco, en Bolivia se ha desatado un gran problema ambiental relacionado con el incendio en la Chiquitanía que sin duda es una gran tragedia para esa región y para nuestro territorio en general. Esta situación ha llevado al gobierno a que se realicen una serie de medidas en defensa del medio ambiente, y sobre todo para combatir el incendio desatado en esta parte de Bolivia. En este marco, como no era de faltar, la coyuntura política preelectoral ha aprovechado esta situación para buscar reprochables réditos políticos el próximo 20 de octubre. En este sentido, se utilizaron argumentos de distinto matiz para generar una reacción, ya peculiar en el ejercicio de la política visceral. Entonces, amparados en el desconocimiento y la ignorancia se van generando una serie de reacciones vinculadas a esta problemática que deberíamos discutir con algo más de argumentos. Por tanto, es prudente saber que, la situación por la que estamos atravesando no involucra solo a la Chiquitanía, sino que también existen focos de calor en el norte paceño y Tarija, dentro de nuestro país; hacia afuera sabemos que el problema es compartido con Brasil, Paraguay y Argentina; aún más allá esta gestión se tuvo situaciones similares en África, las más complejas, incluso en El Ártico. Todo esto se explica por el ahondamiento en la crisis ambiental mundial vinculada al calentamiento global, entre otros. Bajo este panorama estos incendios forestales se han ido incrementando en los últimos años y lo seguirán haciendo progresivamente; adicionalmente a otras catástrofes naturales como sequías, inundaciones y demás.

Con este sombrío panorama, debemos entender que gran parte del problema ambiental y climático que estamos viviendo ha sido motivado por el modelo capitalista que exige la explotación de los recursos de manera salvaje y donde la economía está basada en la explotación, transformación, consumo y desecho de recursos naturales limitados. Ante este panorama, desde la población debemos hacer un mea culpa para entender que las prácticas cotidianas tienen una gran aporte, en las soluciones o, las consecuencias de las diferentes crisis globales, entre ellas la ambiental. Así, desde el solo hecho de botar una basura sin ninguna culpa es la punta del ovillo en problemáticas más grandes. En este punto nos encontramos ante complejas disyuntivas sobre las lógicas de desarrollo, el extractivismo y hasta la metáfora del buen salvaje que fue discutido en otro tiempo. Así, nos encontramos ante el nivel macro que es asumido desde las políticas estatales, en sus distintos niveles, y las prácticas cotidianas en la convivencia. Quedan pendientes una serie de variantes, como el consumismo en todos sus sentidos que son parte del sistema capitalista en el nivel personal y que deberá ir en coherencia con las críticas que podemos hacer hacia la, supuesta, otredad. Las crisis mundiales, incluida la ambiental, deben ser atendidas de forma global y mientras no se tenga una linealidad lógica entre gobiernos (sobre de las denominadas potencias) y el devenir individual no podremos tener avances significativos de manera global, sino que el imperialismo seguirá avanzando bajo la lógica de la explotación de unos sobre los otros, teniendo como telón discursivo la defensa de la naturaleza y otros menesteres.