domingo, 26 de abril de 2015

ARCHIVISTICA Y ARCHIVO MUNICIPAL

En días pasados se llevó a cabo una reunión en el subsuelo del Gobierno Municipal convocada por la urgencia y “amenaza” de que el archivo histórico de Tupiza sería trasladado a instituciones localizadas en La Paz y Sucre. A esta convocatoria asistieron “autoridades” y otros involucrados en la temática para analizar el estado de la situación y las medidas a tomar para que se evite la reubicación de este legado histórico en Tupiza y de poblaciones vecinas, que de manera algo forzada se podría considerar como un archivo muy reducido de los Chichas, mientras tanto se vaya ampliando el mismo para que los términos queden ajustados perfectamente. De esta manera, sale a la luz que nuestra ciudad cuenta con este recurso informativo y documental que fue organizado por un equipo de profesionales, a la cabeza de Iris Villegas, hace algunos años para tener un adecuado manejo y conservación de este tipo de recursos informativos fundamentales en la memoria de los pueblos y complementaria a la historia oral entre otras. Pese al esfuerzo, voluntad e inversión para el logro de este cometido, tiempo después nos enfrentamos a situaciones de un manejo y administración inadecuados que obligan a volcar la atención hacia esta área del municipio y que representa un interés colectivo.

            Tupiza albergó muchos hechos importantes de la historia que fueron icónicos a nivel nacional en una proyección necesaria desde las historias locales para la construcción de una mejorada historia oficial más completa e integral, y sobre todo alejada de un andino centrismo y de una historia escrita por los vencedores. Desde este punto de vista el archivo ubicado en este espacio chicheño resulta de igual importancia ya que alberga estos sucesos además de otras historias que todavía requieren ser mejor estudiadas para identificar las líneas de interés y aporte que pueden tener. De esta manera, este recurso documental que se localiza en el subsuelo del Gobierno Municipal de Tupiza en este último tiempo fue desatendido por autoridades de turno por lo cual frente al riesgo de su traslado se requiere de una Ley Municipal declarando al Archivo como patrimonio de Tupiza para así evitar que se lleven el mismo. No obstante se requiere otras medidas al respecto que aseguren una buena y efectiva administración donde se debería tener desde un profesional especialista en archivos para el manejo de la documentación de forma pertinente para que el mismo quede resguardado por un largo plazo.

            En 1922 fue la primera vez que se habló del concepto de documentos históricos a partir de una iniciativa militar para el resguardo de documentos de guerra que generaban un tráfico de éstos y otros bienes culturales hacia el exterior. Durante la segunda Presidencia de Paz Estenssoro, en 1961, se establece que el patrimonio histórico o documentación, de todo el territorio nacional, con antigüedad mayor a 35 años debería ser transferido al Archivo Nacional de Bolivia exceptuando a los que se encuentren en otros archivos ya constituidos. De esta forma, el trabajo sobre el patrimonio se fue profundizando y especializando para que hasta la actualidad se haya avanzado mucho en esta temática archivística en instancias nacionales. Sin embargo, como lo manifestamos, este deberá ser un trabajo de mayor alcance para brindar un realce de esta documentación como un importante legado de los Chichas desde el periodo colonial republicano. El solo hecho de mantener la posesión y administración del archivo no garantiza que a futuro se tenga un proyecto de largo plazo que además continúe creciendo con otros documentos que se encuentran diseminados en otros lugares y en propiedad de particulares al igual que otros objetos patrimoniales y arqueológicos. A partir de esta llamada de atención el municipio de Tupiza debe ponerse el objetivo de brindar las condiciones óptimas al archivo histórico comenzando desde una adecuada infraestructura, personal y recursos destinados a esta área especializada y de esta manera brindar un servicio conveniente a los interesados en escudriñar en la historia documentada de los Chichas.

lunes, 20 de abril de 2015

DE TUPIZA EL CERCADO

En las principales ciudades de Bolivia se conocía a lugares exclusivos para unos sectores sociales estratificados y segregados a partir de algunas características como ser las diferencias económicas, principalmente. Así se solía dividir la ciudad de criollos españoles y la ciudad de indios los cuales no podían acceder a esos otros espacios por estar restringidos. A esa parte prohibida de las ciudades se las solía conocer como el cercado que hasta tenía límites y cercos reales para evitar la “invasión” de la población indeseable a menos que sea como servidumbre sometida al criollaje que dominaba los espacios de poder y decisión. Con esa herencia colonial se fue estructurando la república donde hasta la actualidad se sigue escuchando sobre municipios denominados como Cercado siendo un recuerdo muy efímero de lo sucedido en los tiempos de opresión y dominación hacia la población indígena originaria.

En el caso de Tupiza, no podemos quedarnos exentos ya que las condiciones y estructura social y económica no fue tan ajena ya que esta población se convirtió en un espacio de gran producción minera como principal eje económico y elemento de influencia en los espacios de poder. Esta capacidad económica fue la que llevó a mucha gente de los Chichas hasta espacios de control político nacional en una asociación inseparable donde los personajes que controlaban la economía también tenían el control político del país que partía desde sus regiones de origen. Así encontramos nombres como Gregorio Pacheco o la dinastía Aramayo que en sus tres generaciones tuvieron influencia en las decisiones de la política nacional. Ya en otros tiempos, se tuvo la llegada de familias inmigrantes desde regiones europeas por diferentes motivaciones que engrosaron estos sectores potentados influyendo también en la identidad colectiva de los Chichas que ha quedado hasta la actualidad con esta perspectiva sesgada y señorial pretendiendo conservar los privilegios colonizadores contraria a una comunidad que contaba con otros principios de vida desde las raíces originarias.

De esta manera, la identidad de los Chichas, y sobre todo circunscrita en Tupiza, ha quedado marcada con este tipo de influencias identitarias generalizada hacia una mayoría de la población haciéndonos creer que esta herencia colonial debe ser sinónimo de presunción y más aún este ha sido uno de los pilares para establecer la identidad chicheña hasta la actualidad. Por otra parte, nos dirigimos hacia las comunidades alejadas de este cercado imaginario donde la matríz chicheña se ha mantenido de forma más llamativa y desde donde deberemos reconstruir esa identidad originaria e integral. De igual forma esta característica ha creado un alejamiento de otros municipios y provincias a partir de un reduccionismo generado desde Tupiza en una relación del ser tupiceño como sinónimo de ser chicheño en desmedro de la integridad territorial de los chichas originarios. Por tanto, a partir de proyectar la Reconstitución de la Nación Chichas este tipo de sesgos deberán ser reparados mediante la integración territorial e identitaria como un principio del proyecto histórico por la autodeterminación de nuestros pueblos. La identidad de los Chichas sustentada en ese cercado imaginario solo generó segregación en todos sus niveles lo cual ha traído secuelas hasta nuestros días, esta vez, en instancias municipales reproduciendo estas lógicas excluyentes y discriminatorias.

lunes, 13 de abril de 2015

HALCÓN EXILIADO

El año 2014 trajo consigo una serie de avances y contribuciones a la milenaria cultura chicheña, esto desde varias perspectivas y enmarcadas dentro de la Reconstitución de la Nación Chichas. Toda esa energía canalizada en este cometido se vio reflejada en la inspiración intelectual, cultural, política, social y, para este caso, artístico musical. Así, en medio de este entramado surge una propuesta sumamente llamativa y que evoca muchos aspectos de nuestra cultura; todo esto dentro de lo que se llama “Halcón Exiliado”, una producción de la banda Enerpol. El trabajo de narrativa histórica fue realizado con la colaboración de una serie de participantes para poder condensar toda la complejidad que representan los Chichas desde sus orígenes hasta la actualidad. Así, se tuvo el apoyo de un importante equipo multidisciplinario brindando enfoques variados y desde adentro como fuera de una misma percepción de la identidad y sus procesos de construcción que parten de una raíz común.

          Luego de una mediana espera, las redes sociales fueron el principal medio para la socialización del resultado final de la obra “Halcón Exiliado” y en medio del bullicio ensordecedor, que pueden provocar estos espacios, la fuerza de los Chichas se abrió paso haciendo un alto en toda esa dinámica virtual y efímera. Tiempo después, es necesario crear nuevamente ese tiempo fuera para volver a escuchar esta producción que nos permite zafarnos de una realidad con mucha polución y caminar por los territorios chicheños acompañados de la letra y melodía en búsqueda de los antepasados llenos de su energía y la sangre de gigantes. Sin duda, este aporte es una performance atractiva para poder leer entre esas líneas de la historia de un pueblo desde perspectivas sutiles y que rebasan la razón para conectarnos con el sonido que se convierte en un sendero de retorno hacia un pasado añorado con el rostro de lo que fuimos y debemos ser.


Prestando mayor atención al trabajo como tal, comenzamos con una aurora que desciende desde una mirada panorámica de los Chichas para acercarnos hasta un primer plano denotando la individualidad de un habitante, todavía anónimo caminando por un sendero de agua como representación de la vida hasta acercarnos al código simbólico de un pueblo que bebe el elixir de la tierra. La caja y el erke son los elementos ritualísticos que remontan hasta el interior despertando los recuerdos de un pasado inmediato en la cotidianeidad de una comunidad con la amenaza siempre latente para romper esa armonía lograda en la construcción de una sociedad con “la sangre derramada por ser quienes somos”. La luna con semblante rojizo es el astro que acompaña y muestra la dinámica de nuestra existencia que nos permite permanecer dentro de un territorio heredado por los ancestros. Somos los “ecos de una historia que ya nadie cuenta”, pero que ha retornado con toda la fuerza acumulada en el tiempo y nos devuelve esa fortaleza para reconocernos como hijos e hijas de la Nación Chichas tan presente como en tiempos remotos. Luego de haber superado tiempos de oscurantismo y reduccionismo cultural, ahora hemos llegado a un momento constitutivo de nuestra identidad que deberá involucrar nuestra integración acompañada por la mirada vigilante de ese Halcón que pretendió ser exiliado pero que nunca estuvo ausente ni se alejó de estos “valles y montañas”.


AQUÍ EL VIDEO "HALCÓN EXILIADO"

lunes, 6 de abril de 2015

TUPIZA Y EL QUIEBRE HISTÓRICO

La identidad en los Chichas, y particularmente en Tupiza, ha sido estructurada en base a elementos variados y complejos que han resultado en una serie de manifestaciones particulares que se diferencian de la existente en otras latitudes del país. Así, la cultura chicheña viene afectada por varias vertientes entre las cuales encontramos las precolombina u originaria, la colonial, republicana y otras contemporáneas que se desenvuelven en otra variedad igual de compleja como ser la influencia argentina (por la cercanía geográfica a la frontera y los móviles vinculados a la emigración). De esta manera, en las principales fiestas del calendario anual nos topamos con un gran número de manifestaciones donde se exteriorizan estas herencias que son adoptadas de forma cuasi natural y posiblemente con poca reflexión. Por ejemplo, en sectores “citadinos” se suele encontrar la participación de danzas autóctonas con tendencia hacia el folklorismo que una vez concluido el evento es dejado de lado, olvidado y hasta rechazado (por el carácter indígena de la manifestación). De esta manera, vemos como la identidad de los Chichas se encuentra en conflicto ya que este tipo de contradicciones todavía no se han resuelto o por lo menos no se ha profundizado un análisis al respecto.

De la misma manera, la herencia de los contextos y coyunturas pasadas han llevado a configurar un tipo de sociedad cimentada en la identidad, comentada anteriormente, donde se tiene una fuerte presencia de discriminación y exclusión basada en un etnocentrismo infundamentado y muy caduco para esta altura de la historia. Producto de esta construcción actualmente vivimos en una sociedad vertical donde las diferencias son profundizadas, principalmente por aspectos étnico raciales tanto hacia adentro como afuera. Bajo estos lineamientos se han levantado los pilares de la economía y la política dentro de este territorio donde esta misma exclusión generó que la vertiente indígena originaria quede alejada de espacios de decisión o “poder” que fue patrimonializado por sectores reducidos de la población bajo falsos imaginarios y expectativas creadas y socializadas hacia los pobladores. No obstante, con el avance y profundización de la democracia y, en este último tiempo, el denominado proceso de cambio la perspectiva de entender la realidad fue cambiando sumado por la crisis de partidos y del sistema político en su conjunto por lo cual las condiciones de participación se ampliaron y democratizaron de forma más tangible en todos los niveles de gobierno.

Así, en uno de los espacios más conservadores, donde la construcción de esta identidad sesgada tenía primacía, la madurez política y la capacidad de proyección a partir de poder leer la realidad actual permite contar, de forma histórica, con un gobierno local bajo la sigla del Movimiento Al Socialismo generando un quiebre en la estructura política y social de Tupiza. Pese a tener como la principal línea de influencia fáctica a la vertiente indígena chicheña el rechazo al partido de gobierno (gestado desde el movimiento indígena campesino) quedó de lado y recién se pudo lograr una victoria democrática que se presenta como la oportunidad de dar un viraje estructural del municipio y la región a partir de una nueva visión que plantee la gestión desde la perspectiva de los pueblos con mayor participación e inclusión de todos los sectores. Hasta la anterior gestión, todos los gobiernos municipales fueron constituidos por población proveniente de grupos de la denominada “clase media” que mantuvo un quiebre y alejamiento de gran parte de la población. Ahora de manera histórica se rompe con esta tradición seudo señorial que deberá ser el principio del afianzamiento de una identidad consolidada e integral, partiendo desde el ámbito cultural llegando hasta la matriz social, económica y política, irradiada desde un nuevo tipo de gestión en el gobierno municipal.