lunes, 28 de enero de 2013

DOMÍNGUEZ, EL ARTISTA



Recorrer la “vida” de una persona nos remite a encontrarnos con una serie de acontecimientos biográficos que en la mayoría de los casos solo cobran relevancia para el propio protagonista de esa historia que es presentada, más bien, como una memoria sin mayor trascendencia. Sin embargo tenemos, como una contracara, posiblemente complementaria, a la “obra” de esta persona que al ingresar en este plano se aleja de la personalidad y asume un papel más público volviéndose, ahora sí, un personaje porque tiene el reconocimiento de un importante número de seguidores, sobre todo motivados por esa obra. Así se conforma la dicotomía del decir Vida y Obra, para nuestro caso, de Alfredo Domínguez.

            Alfredo Domínguez Romero nació en Tupiza, para el mundo, el 9 de julio de 1938 y como gran parte de nosotros debió seguir los procedimientos de la vida que dependiendo de las condiciones del momento suelen ir definiendo los senderos que vamos a recorrer hasta el final de los días. De esta manera, este personaje no pudo abstraerse de la realidad nacional y de sus habitantes donde la pobreza, todavía, es un factor importante para entender nuestras construcciones sociales y las estrategias que solemos adoptar en la cotidianeidad y en la subsistencia, bien reflejado por Juan Cutipa. Sin embargo, Domínguez fue más allá al haber buscado la perspicacia y el sentido crítico a partir de esta situación adversa que posteriormente plasmaría en la obra que amalgama una brillante ejecución e interpretación de la guitarra a lo cual se complementa la letra, que en algunos casos, acompaña en los temas musicales de su autoría. Así, de forma premeditada o no, Domínguez logró traducir sus vivencias en grandes obras melódicas donde el que quiera, ahora, revisitar esa producción se sigue encontrando con lecciones de vida que permiten asociar aspectos, aparentemente, contrarios; a decir de la cultura y la política. Con este modo de plantear la lectura de su obra, hallamos otra arista de la gran capacidad de proyectar manifiestos políticos a partir de expresiones culturales, mostrando nuevamente el gran carácter emancipador y contestatario que tiene la cultura en toda su historia.

            En este mismo sentido, no podemos olvidar escenas relevantes para Domínguez como su participación en el Conjunto Teatral Nuevos Horizontes, de tendencia anarquista, donde pudo haber recibido otras influencias, esta vez, ideológicas. A esto se suma la vivencia como obrero en diferentes espacios para que ahora contemos con todo lo conocido por este personaje que había reivindicado a la gente humilde y explotada; mayoritaria en nuestro país. Como pasó en este pasaje, con seguridad Domínguez tuvo un sin fin de crónicas que hasta nuestros días quedan plasmadas y grabadas en su obra. Alfredo Domínguez (el artista) murió en Ginebra-Suiza el 28 de enero de 1980; solo a partir de ese momento encontramos y leemos esta trayectoria plena donde la persona se vuelve personaje y ha cobrado relevancia colectiva dentro de la comunidad a partir de su reconocimiento general. Frente a todo lo antecedido, debemos revalidar a Domínguez como un gran interprete, no solo de la guitarra sino, de la realidad y las condiciones de vida de la población boliviana donde todavía está pendiente un análisis de su obra en conjunto, más allá de la faceta musical, para seguir realizando esta exploración que supere a lo inmediatamente palpable y nos introduzca en la complejidad de su pensamiento.

lunes, 21 de enero de 2013

PLURINACIONALIDAD Y ESTADO



Actualmente, el debate respecto de la manera para entender a la plurinacionalidad va asumiendo mayores complejidades cuando se asocia con el Estado, es decir el Estado Plurinacional boliviano. Con esta articulación se realiza una interpelación a una construcción histórica trabajada por diversos pensadores, en diferentes épocas, muy ligados a la ciencia política que buscó elaborar una propuesta coherente frente a la necesidad del paso del estado de naturaleza hacia el estado de derecho sobre el cual se conciban los países y sus Estados. No obstante, debemos reconocer que toda la propuesta realizada fue planteada desde una realidad ubicada, geográficamente, en Europa y que posteriormente se fue aplicando en otros espacios como ser nuestro continente. Posiblemente, como en muchos otros casos similares, ahí se encuentra el origen de una contradicción entre un modelo aplicado como receta y que no pudo concatenar con la realidad específica de otras comunidades políticas.

            Avanzando y aterrizando en el caso boliviano, desde las concepciones de los grandes pensadores como René Zavaleta, nos ubicamos en la necesidad de responder a una sociedad abigarrada a la cual se debería tratar de entender o interpretar, desde sus cosmovisiones, para que así se vaya construyendo el marco jurídico y político que se vaya a constituir en su forma de Estado en concordancia con el contexto. Así, como queda claro los gobiernos de turno, desde la fundación de la república, no tuvieron esa visión que logre este objetivo y más bien se buscó responder a intereses individuales o de sectores minoritarios introduciendo a Bolivia en una condición que se conoce como colonialismo interno. De esta forma, entender al Estado y la nación, o más bien las naciones, en un relacionamiento fue quedando de lado a lo que se sumó una sociedad civil minimizada y con muy poco poder de participación y decisión. Bajo estas condiciones se fue siguiendo la línea histórica que mediante una sobrecarga social generaría una crisis del sistema, pero esta vez, desde abajo para poner en la encrucijada al Estado como máxima representación del modelo; para después buscar la construcción de “otro” Estado de forma participativa, incluyente y con una nueva perspectiva; en la medida posible para la democracia.

            De esta manera, han pasado solo algunos años desde lo ocurrido el 2003 y la Asamblea Constituyente , entre muchos otros aspectos que buscan delinear los caminos del Estado Plurinacional el cual parece irse construyendo con el paso del tiempo y sobre la marcha. Por todo ello, los primeros pasos de este nuevo modelo estatal han sido logrados pero queda por delante mucho por hacer donde se tenga una estructura coherente con la realidad nacional y sobre todo que no se aleje de ella hasta un punto de desconocimiento entre uno y otro. El proceso de cambio fue impulsado por sectores mayoritarios y representativos de la población boliviana y después canalizado por el actual gobierno donde no se pueden, todavía, dejar de lado los errores y falencias que básicamente se circunscriben al accionar de las personas como individuos que ocupan cierto cargo jerárquico y tienen la responsabilidad de tomar decisiones. Pese a estos incidentes, el Estado Plurinacional parece ser el mejor modelo construido de forma participativa entre sociedad política y civil lo cual es muy relevante en cuanto la legitimidad que tiene. Por otra parte, el debate sobre la nación y la plurinación en el marco de un Estado tiene que seguir generado el análisis y reflexión en diferentes instancias para que no haya el alejamiento de la realidad, y que de forma dialéctica sea más bien el punto de partida y de llegada de forma cíclica como es la cosmovisión de nuestros pueblos.

lunes, 14 de enero de 2013

LA LEGITIMIDAD DEL PROCESO DE CAMBIO

En los últimos días se ha levantado un tema a nivel internacional que fue cobrando un matiz de polémica sobre todo a partir de los medios de comunicación que pretenden cuestionar la salud del Presidente venezolano Hugo Chávez. De esta manera el pasado 10 de enero debía realizarse el acto de posesión como Presidente en esta nueva gestión consecutiva, ante lo cual se tuvo una ausencia física del elegido en los últimos comicios generales. A partir de esta situación, los sectores opositores fueron planteando interrogantes y mecanismos de inconstitucionalidad para la figura que se aplicó donde el Tribunal Supremo de Justicia otorga al Presidente Chávez un plazo ilimitado para poder jurar en el primer cargo político de Venezuela. Asimismo, uno de los factores más relevantes, fue la masiva concurrencia, en esta misma fecha, a una convocatoria en defensa de la Constitución Bolivariana elaborada mediante un proceso Constituyente hace algún tiempo atrás. De esta manera, además de plantearse las figuras legales entra en juego la legitimidad que solo el pueblo puede otorgar a un proceso político que se mantiene vigente hace 14 años.
                                                                
Frente a esta situación en Venezuela, encontramos un parangón con lo sucedido en Bolivia ya que a partir del año 2005, y después de un largo proceso histórico de luchas sociales, se comenzó a realizar cambios en la estructura del mismo Estado que había quedado caduco para la realidad actual, entramada en la compleja configuración social desarrollada en nuestra historia. En una primera etapa se tuvo que cuestionar la organización jurídica, que claramente arrastraba la herencia colonial. En este sentido, podemos considerar lo que se denomina como anticonstitucional como una doble trampa que pone un candado ante el cual no se tenga posibilidades de cambio desde la perspectiva jurídica. A raíz de esta situación ingresa la legitimidad como estrategia popular con lo cual se pueda interpelar este orden establecido. Por tanto, se presentan la legitimidad y la legalidad como opciones del cambio donde en el mejor de los casos puede combinar ambos o por lo menos uno precede al segundo, es decir pasar de la legitimidad a la legalidad como proceso revolucionario.

Con estos antecedentes, en los últimos años Bolivia y gran parte de los países sudamericanos se han introducido en una democracia de alta intensidad caracterizada por un interés por participar en los procesos sociopolíticos de gran parte de la población donde una mayoría se adhirió ala propuesta progresista y propositiva.  Dentro de este panorama, podemos tomar en cuenta aspectos como la integración que esta vez toma otras características en cuanto a las Relaciones Internacionales donde los discursos se alinean en otra perspectiva que busca los cambios y la eliminación de las desigualdades históricas. En la actualidad, la cultura política ha cambiado considerablemente y la ciudadanía se va alejando poco a poco de prácticas como el prebendalismo electoral con lo cual se va madurando una conciencia política que ha sido parte importante de los cambios ocurridos en nuestro país, y la región. El Proceso de Cambio es el resultado de la legitimación otorgada por la población, la misma que luchó por conseguir estas condiciones; por tanto solo en estos cimientos se encuentra la capacidad de reconocer o no a un Presidente que encabeza un determinado proceso político como lo viene demostrando el pueblo sudamericano.

viernes, 11 de enero de 2013

11 DE ENERO Y EL TEJIDO SOCIAL

El año 2007 tuvo lugar en la ciudad de Cochabamba uno de los hechos más reprochables de su historia; el 11 de enero de ese año sucedería un enfrentamiento sinsentido entre coterráneos. Ahí de nuevo se hacía presente el lastre histórico de las desigualdades entre sectores sociales que de forma imaginaria van construyendo las diferencias que, en este caso, llevaban sobre todo una incidencia en el aspecto étnico racial. Esta situación estuvo agudizada por un sentimiento de intolerancia por la efervescencia política coyuntural que desafiaba a un legítimo gobierno nacional frente a un polo opositor denominado como media luna, como última trinchera de la política tradicional. Por otra parte, estábamos presenciando etapas determinantes del proceso constituyente que posteriormente irían delineando los derroteros del Estado Plurinacional y sus características como las conocemos hoy en día; y por tanto se buscó todos los argumentos y estrategias para frenar este proceso. Con este acontecimiento, el 11 de enero, Cochabamba sufrió un duro golpe a su tejido social y los lazos establecidos en una anterior etapa alcanzada en la denominada Guerra del Agua, años antes, donde hasta cierto punto se vivió una integración poblacional canalizada por objetivos comunes como ser el acceso a una necesidad básica y vital como el agua.

              En este sentido, debemos rescatar algo relevante que se pudo establecer durante la Guerra del Agua, el año 2000, cuando diferentes sectores se apropiaron de la lucha contra una transnacional para reclamar derechos colectivos. De esta manera, se veía una alianza entre la población urbana con los que se habían movilizado desde áreas periféricas y rurales de Cochabamba, sobre todo los regantes, que hicieron frente al poder y los intereses que habían privatizado el acceso al agua. Así, Cochabamba se había convertido en un ejemplo muy sugerente de eliminación de las diferencias en la población sin importar su proveniencia. Por otra parte, este hecho había marcado un ícono importante en la lucha contra el modelo neoliberal que años después interpeló al orden establecido, incluyendo a la misma estructura estatal; luego de haber salvado una serie de dificultades complejas entre la movilización social y la búsqueda de consensos como se hizo en la Asamblea Constituyente.

            Así, debemos retomar al 11 de enero de 2007 como nuestro antecedente histórico para entender los procesos sociales, con gran incidencia política, que pueden modificar las formas de relacionamiento de una sociedad como ocurrió después de lo sucedido en esta ocasión. Cochabamba, nuevamente se vio dividida por argumentos como los de la propiedad de un territorio donde el otro es siempre ajeno y como se manifestaba irrumpe un espacio que no le pertenece. De esta manera, la capital del valle se vio dividida imaginariamente por límites que demarcaban lo que estaba o no permitido para el ingreso de los “campesinos”. Dentro de este escenario, uno de los cuadros más bochornosos fue el de las madres, de la zona norte, que animaban a sus hijos a salir y “defender” a su ciudad, de los invasores, sin importar consecuencias. Con estas imágenes, se iba construyendo una épica totalmente censurable que trajo consigo la muerte de tres personas, que en la actualidad han pasado al anonimato y olvido una vez superada esta coyuntura. Luego de estos hechos, Cochabamba quedó con las secuelas psicosociales de ese enfrentamiento donde la desconfianza era carta de presentación en la interrelación de sus habitantes. Con ello, el tejido social y el sentido comunitario se vieron muy afectados siendo el paso del tiempo el único atenuante para que se revierta esta situación. Sin duda, estos sucesos quedan en la historia que debe ser recordada con todas las enseñanzas y lecciones aprendidas para que no se repitan estas escenas que nos deshumanizan, más allá de contextos y coyunturas, para no volver al ver al hombre como lobo del hombre.

lunes, 7 de enero de 2013

FIESTA Y PROYECCIÓN


En un nuevo año vigente, comenzamos con esas recurrencias que se enmarcan dentro del calendario cultural de costumbres y tradiciones. En este sentido, para la ciudad de Tupiza se presenta la Fiesta de Reyes que lleva consigo características singulares que le suman el toque personal basado en aspectos regionales que pueden haberse denotado de una herencia de la cultura de los Chichas con matices entre lo originario y el mestizaje y apropiación de otras culturas a lo largo de la historia junto a los procesos sociales surgidos en ese lapso. Desde esta perspectiva, cada año se sigue reconstruyendo la fiesta enmarcada en un contexto variante donde cada vez las diferencias son las que suelen guiar la forma y organización de cada evento. De esta manera, pasado y presente fluctúan para ser la versión más válida que explique la Fiesta de Reyes de la mejor manera, sobre todo tomando en cuenta el aspecto de tradiciones y costumbres de la fiesta, posiblemente, más representativa de Tupiza en la actualidad; y de la región en otros tiempos del pasado siglo XX y los anteriores a éste.

            Cuando revisamos la bibliografía regional, encontramos diversas menciones de la magnificencia y alcance de la Fiesta de Reyes dentro de los Chichas, principalmente, donde la misma se convertía por unos días en un centro en el cual se realizaba el encuentro de pobladores y vecinos para intercambiar y dar a conocer sus productos en esta feria. Así, a manera de añoranzas, hasta nuestros días se expresan estas apreciaciones en detrimento de lo que sucede en la actualidad al decirse que existe una pérdida de originalidad por la llegada de comerciantes de otros Departamentos que “quitan” la esencia de Reyes apropiándose de costumbres ajenas. Sin embargo, esto es parte del proceso de las sociedades que practican diferentes estrategias económicas como ser la participación en ferias de todo el territorio nacional de forma itinerante. Con este enfoque, tendríamos la participación que antes era de los vecinos inmediatos y que ahora se amplia a la visita de vendedores a nivel nacional.

            Lamentablemente, al parecer los pocos que están enterados de la realización de la Fiesta de Reyes son estos personajes comercializadores además de los que provienen de Tupiza y que ya conocían de esta convocatoria de forma tradicional. Por lo demás, a nivel nacional la Fiesta de Reyes es desconocida, casi, por completo en habitantes de otros lugares de Bolivia por lo cual seguimos enmarcados en una visión localista que nos encierra dentro de unos límites imaginarios que también limitan la promoción de nuestras manifestaciones culturales como parte de la Región de los Chichas. De esta manera, se hace necesario realizar una mejor gestión cultural que proyecte de manera adecuada la Fiesta de Reyes mediante la promoción, a nivel nacional, del evento y con el tiempo necesario para que se pueda agendar una posible visita de otras personas, a manera de incentivar el turismo en Tupiza y la Región. Con esta estrategia publicitaria se puede dar un primer paso para tener más visitantes dentro de la fiesta con lo cual se pueda potenciar la economía de los expositores que participan de la feria y de otros servicios prioritarios en el periodo de estadía. Así, no estaría de más planificar un encuentro más representativo que tenga alcance regional y cuente con la participación de otros exponentes de la Región de los Chichas y que progresivamente se vaya situando a la Fiesta de Reyes como la fiesta más representativa de los Chichas y que tenga repercusión nacional, e internacional con la inmediatez de la República Argentina y los lazos de parentesco vigentes hasta la actualidad en torno a los Chichas. En este sentido, dentro de otros espacios tenemos claros ejemplo de festivales como los del “Festifront” o el de “Coroico Internacional” que por si solos han cobrado relevancia gracias a sus proyecciones que forzosamente traen consigo otros beneficios como los económicos y turísticos, entre muchos otros. Por último, hay que considerar el proceso de reconstitución de la Nación Chichas con lo cual se debe modificar y replantear la Fiesta de Reyes que tenga coherencia en este objetivo de volver a integrar a los habitantes y el territorio de los Chichas originarios donde el aspecto cultural resulta ser uno de los mejores percutores para lograr esta situación y tener posteriormente la Fiesta de Reyes como representación y expresión conjunta de la Nación Chichas.