lunes, 11 de abril de 2022

SOBRE COSTUMBRES Y TRADICIONES

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La cultura es uno de los ejes centrales que constituyen la identidad en los Chichas, lo cual ha conllevado varias discusiones al respecto, los que fueron planteados desde diferentes puntos de vista, bajo una necesidad recurrente de seguir analizando los derroteros de esta construcción. Entonces vuelve al debate el tema de las costumbres y tradiciones que se han vuelto una especie de facilismo, muchas veces, sustentado en el desconocimiento o ignorancia de las personas ante una determinada situación en la cual se participa, la mayoría de las veces automáticamente. En este sentido, se ha ido generando y fortaleciendo todo un discurso que se ve involucrado con la defensa por estas prácticas, que lamentablemente pueden llegar al sinsentido, con ausencia de argumentos con el paso del tiempo y todas las posibilidades de explicar un, posible, origen, así como la razón de su preservación y reproducción. Bajo esta línea, casi todos los sectores de la población han generado una especie de acuerdo o consenso al respecto, para defender a ultranza todo lo que esté vinculado a esta esfera de la vida cotidiana. Incluso las posiciones políticas se ven atenuadas en este espacio donde se aplican otro tipo de estrategias y mecanismo para hacer uso, utilitario, de la cultura en favor de verdes y colorados.

Por otra parte, al referirnos a la cultura no podemos alejarnos del tema mercantil ya que casi en todo tipo festividades, el mercado es el que regula y hasta define las características de las mismas, para lo cual tenemos una variedad de ejemplos con “innovaciones” culturales y modificaciones que se hacen en las costumbres y tradiciones, supuestamente ancestrales o de antaño. Vamos acercándonos a lo que se conoce como folklorismo o folklorización de las culturas donde el carácter comercial, en pleno, es el mayor percutor y justificativo de todas las expresiones y la frivolidad toma control total de las expresiones culturales, y peor aún de la identidad de los pueblos. De esta forma, el paraguas cultural se va reduciendo, lamentablemente, hacia reproducciones mecánicas que repiten de manera vacía el discurso de las costumbres y tradiciones, dañando en sobremanera aspectos de profundo raigambre que han fundamento tal o cual manifestación o festividad. Junto a esta situación se desenvuelven polémicas y grandes debates sobre el respeto por la “cultura” junto a sus costumbres y tradiciones.

Nuestro país, así como gran parte de vecinos, cuenta con una gran riqueza en lo que corresponde a culturas e identidades por lo cual es fundamental superar estos reduccionismos culturalistas folklorizantes para poder seguir avanzando en la dinámica compleja correspondiente a esta parte de la cotidianeidad. Dentro de las Ciencias Sociales se han ido avanzando los estudios al respecto, donde Bolivia ha tenido aportes fundamentales, así hemos superado categorías como lo monocultural, la multiculturalidad, pluriculturalidad; llegando hasta la interculturalidad como eje de lo Plurinacional, que es un punto fundante y de quiebre en el debate, una vez superado el tedioso y anquilosado culturalismo. Bolivia se constituye como un Estado Plurinacional, donde las Naciones y Pueblos Indígena Originarios sientan presencia reconocidos en lo social, cultural (incluido lo intra e intercultural), político, económico y, hasta, jurídico; de esta forma el avance es muy importante. Al pertenecer a esta realidad, contexto y coyuntura, es tiempo de que vayamos madurando en la capacidad de reflexión respecto de nuestras culturas e identidades, principalmente en espacios donde utilizamos a la identidad como bandera fundante de lo que fuimos y lo que somos. Pero a la vez, estas características culturales e históricas deberán ser pilares para proyectar los derroteros, y no queden en la retórica y discurso para justificar la reproducción y el sinsentido colectivo.