lunes, 29 de agosto de 2016

VILLAZÓN EN LA NACIÓN CHICHAS

En la actualidad los diferentes municipios y sus comunidades pertenecientes a los Chichas vienen trabajando en un proceso pendiente dentro de la historia regional. En ese sentido, la Reconstitución de la Nación Chichas ha sido planteada en base a una serie de elementos históricos como datos concretos que demarcan esos derroteros que se siguieron hasta la actualidad donde se busca la integración de todo nuestro territorio. Atrás quedaron esos días de división, y hasta confrontación, entre pueblos hermanos provenientes de una misma raíz social y cultural. Por tanto, en pleno siglo XXI Bolivia transcurre por una etapa fundamental en la articulación territorial junto al fortalecimiento de entidades territoriales como ser las naciones originarias, dentro de las cuales se enmarca la Nación Chichas en esta parte del país. Ingresando en la revisión documental histórica y contemporánea, son cada vez más los datos que vienen presentándose en torno al territorio que comprendió a la Nación Chichas desde tiempos precolombinos y que solo fueron afectados en tiempos republicanos por una serie de intereses y pugnas coyunturales.

Los Chichas, documentados desde la colonia, mantienen una sugerente extensión territorial además del estatus y rango concordante con la importancia que tuvo hasta esos tiempos dentro la estructura político administrativa, fundamentada por características mineras y económico agrarias. Como un primer hallazgo, nos encontramos con el Memorial de Charcas de 1582, donde se hace mención a la existencia de la Nación Chichas desde tiempos de incario como soldados del imperio. Así, se hace mención de la presencia y reconocimiento como una nación reconocida en ese contexto. Luego encontramos la Guía Histórica, Geográfica, Física, Política, Civil y Legal del Gobierno e Intendencia de la Provincia de Potosí que data de 1791, donde se logra tener una delimitación territorial del Partido de Chichas y se menciona “El Partido de Chichas, llamado así desde el tiempo de la gentilidad en el Reino del Perú, tiene de largo, de Norte a Sur, cuarenta y ocho leguas, desde el arroyo de La Quiaca, que lo divide de la Provincia del Tucumán, hasta Quirve que confina con Porco; y de ancho, de Este a Oeste, cuarenta y cinco leguas, que son, desde tres leguas de Esmoraca para adelante que confina con el Partido de Lípez, hasta junto a Livilivi”. Entonces a partir de, solo, estos dos documentos históricos encontramos información relevante en cuanto a los que concierne los Chichas ya sea desde su extensión territorial y su reconocimiento como nación.


En la actualidad, luego de haber superado un periodo de oscurantismo en la región que pretendió sembrar división entre nuestros pueblos, se encuentran de igual forma documentos sugerentes que aportan en gran parte al proceso de Reconstitución de la Nación Chichas. En este marco, Villazón se constituye en parte importante del territorio chicheño, desde ser la puerta de ingreso al territorio chicheño ubicado en Bolivia a lo que se suma las comunidades que llevan consigo gran parte del legado de los chichas originarios, desde las costumbres, tradiciones o los sitios arqueológicos, dentro de un marco histórico y cultural, siendo descrita incluso como la continente de la esencia de la Nación Chichas. Por otra parte, en cuanto a delimitaciones territoriales, luego del proceso republicano, se tienen identificadas a tres provincias principales, dentro de territorio boliviano, que forman parte de los Chichas, siendo las mismas la Provincia Nor Chichas, Sud Chichas y Modesto Omiste. Por otra parte quedan los Chichas circunscritos en la Argentina los cuales también vienen trabajando en el rescate de identidad originaria vinculada a los Chichas. A partir de lo mencionado, debemos decir que los tiempos de sentimiento divisionista y confrontacional han quedado en el olvido habiéndose asumido un nuevo horizonte común donde a partir de este tipo de respaldos concretos y rigurosos debemos continuar en la ampliación del espíritu de integración entre nuestros pueblos para en un mediano plazo lograr la Reconstitución de la Nación Chichas para lo cual el trabajo mancomunado entre todas las instituciones y organizaciones es fundamental, donde los municipios deberán ser las instancias representativas para potenciar este proceso como una gran responsabilidad histórica con su pueblo.

lunes, 15 de agosto de 2016

FUTBOL Y “LOS OTROS” DEPORTES

Los Juegos Olímpicos “Río 2016” que se vienen desarrollando en el país vecino del Brasil nos abren una serie de aristas para comentar y hasta conocer respecto del deporte en gran parte de sus disciplinas existentes alrededor del mundo. Como un aspecto ineludible, se encuentra la situación de estos “otros” deportes y su realidad actual en Bolivia, donde parecería existir una cultura de deporte como sinónimo de futbol, ante las otras disciplinas que quedan como prácticas secundarias y con mínima importancia, al menos en términos formales de competición. En este contexto, 1993 es el dato más cercano de un sentimiento de victoria y triunfo en torno al futbol nacional, donde la selección logró, solo, clasificar al Mundial de Futbol de Estados Unidos ’94, donde simplemente se fue a participar y, seguramente, ganar experiencia. Entonces, han sido muchos los debates, recurrentes eliminatoria tras eliminatoria, luego de que la selección queda muy lejos de la clasificación al mundial correspondiente y los comentaristas junto a analistas tratan de encontrar la respuesta para salir de esa crisis del futbol boliviano. Pero, en esa cultura coyunturalista tenemos que todo queda en el momento para después esperar la próxima derrota futbolera para retomar el debate y la polémica.

Pese a estas condiciones, gran parte de las y los bolivianos continuamos concentrados en el futbol como ese sinónimo de deporte, manteniendo al margen el gran número de disciplinas que bien podrían ser trabajadas en nuestro país con mejores resultados que los que nos deja el futbol. En la misma línea casi todos los auspicios y respaldos de instituciones públicas y privadas se agrupan en torno al futbol, lo que queda claro con la delegación mínima (12 deportistas en Río) que participa en los juegos olímpicos, anteriores y actuales, que llegan hasta esas instancias por esfuerzo propio y mínimos apoyos. Entonces, comparativamente, debemos ver lo que ocurre en diferentes instancias futbolísticas que comienzan en la Liga donde los equipos existentes cosechan grandes triunfos internos pero que casi nunca pueden reflejar en torneos internacionales, donde de la misma manera quedan desclasificados en instancias primarias. Por otra parte, es importante considerar algunas características de la cultura futbolera que encierra, entre otras cosas, aspectos como la discriminación, xenofobia, misoginia y homofobia siendo los estadios los escenarios donde este tipo de manifestaciones son expresadas sin mayor reparo y de forma masiva.


Entonces, es pertinente que se vayan abriendo espacios en diferentes instancias para poder trabajar en diferentes deportes, no como una forma periférica sino asumiendo la importancia que deberían tener en un marco más amplio de representación boliviana a nivel internacional y también permitir a las y los seguidores tener mayores opciones de disfrutar del deporte en su plenitud. Por otra parte, es seguro que nuestras y nuestros atletas nos brindarían mayores satisfacciones abriendo la propuesta en cuanto a disciplinas deportivas que ni siquiera requieren, en algunos casos, de infraestructuras especializadas, si es que este sería el argumento para no brindar el respaldo. Así, junto a voluntad política, mucho depende de ir cambiando nuestros imaginarios y perspectivas en cuanto al mundo deportivo para que las nuevas generaciones vayan conociendo, inicialmente, la gran variedad de disciplinas deportivas existentes, las cuales son omitidas de nuestro acervo descartando también las capacidades que, con seguridad, tienen hombres y mujeres de nuestro país para tener buenas representaciones en escenarios de encuentro mundial como el que ahora podemos disfrutar dentro de los Juegos Olímpicos Río 2016, con lo que además superemos el mero discurso de que el deporte (que se promueva) es salud.

lunes, 8 de agosto de 2016

HACEMOS NUESTRO AGOSTO

En Bolivia existe una frase de “hacer nuestro agosto”, obviamente resignificada desde su origen agrícola, que se aplica a hechos o situaciones caracterizadas por el desmán, caos o desorden sin freno; al menos entre sus principales significantes. No obstante agosto representa para el imaginario nacional boliviano, precedido por la historia, una serie de momentos significativos y de importancia para mujeres y hombres. En un primer momento nos adscribimos al 2 de agosto, anteriormente conocido como “día del indio” que denotaba la gran carga discriminatoria y racista de la sociedad, minoritaria, boliviana quienes a partir de la detentación de ciertos poderes, económicos y políticos, arrebatados junto a todo el proceso colonial y el posterior colonialismo interno hacían apología de las desigualdades estructurales. Sin embargo, según dictamina el proceso social de la historia, y sus representantes, esta denominación se fue modificando y resignificando a partir de las exigencias y demandas de los, mismos, pueblos indígenas originarios para asumir al 2 de agosto como el día del campesino y luego como día de la revolución agraria comunitaria, con lo cual se pretende deconstruir estas subjetividades enajenadas para entendernos y reencontrarnos entre bolivianos y bolivianas desde una perspectiva más horizontal.

Como un segundo momento para recordar, tenemos la fundación de la Escuela Ayllu de Warisata, donde resaltan nombres como los de Avelino Siñani y Elizardo Pérez, que seguramente habremos asimilado a la nueva Ley de la Educación N° 070. Y esta relación, que parte de lo nominal, no debe ser azarosa sino que dentro del actual régimen gubernamental se busca revolucionar a la sociedad boliviana a partir de lo democrático y cultural, donde estos lineamientos educativos son fundamentales para el proceso. No obstante, todavía se ve un letargo en estos intentos u objetivos trazados que en un mediano y largo plazo deberían reconfigurar la estructura social y la forma de interrelacionarse. Igualmente, la analogía entre escuela ayllu y el intento actual de revolución educativa permite rescatar la cualidad comunitaria de la Ley donde se modifique, desde las estrategias educativas y del proceso de enseñanza-aprendizaje herederas de la escuela bancaria donde existen profesores y alumnos (alumnus), las verdades acabadas y verticales para asumir desde ese papel de alumno o alumna. Pero la problemática educativa es más amplia y compleja por lo que deberá ser asumida con atención particular, siendo el reflejo y causal de muchas de las problemáticas que venimos arrastrando en nuestra sociedad hace bastante tiempo atrás.


Como una última arista, en este texto, debemos referirnos al tan mentado 6 de agosto, asumido como la fecha de independencia y fundación de la República de Bolívar en 1825, para llamarse posteriormente Bolivia, que desde su nacimiento ya estuvo inmersa en una serie de contradicciones y pugnas, tanto internas como externas. Entonces, nos acercamos al bicentenario de este Estado que luego de todo este tiempo, continúa con las problemáticas heredadas, con soluciones para algunas y con nuevos conflictos generados junto a contextos y coyunturas. En este sentido, viene el momento para cuestionarnos de forma frontal considerando los derroteros que seguimos en la búsqueda de mejores días para Bolivia, más allá de recordatorios, desfiles y civismos, superficialmente construidos y con cierta carga chauvinista. Entonces, la realidad nacional contemporánea es el producto de todo un proceso histórico y social, complejo desde sus inicios, que debe ser desentramado para entender a todo un país, que como muchos otros si no todos, pretende contar con mejores condiciones de vida para ésta y próximas generaciones. En este curso, los principales cambios efectivos que sucedieron durante todo este tiempo, fueron trabajados y gestados desde abajo por una gran variedad de sectores y movimientos sociales, donde los pueblos indígenas se constituyeron como sujetos protagónicos hasta nuestros tiempos. Así, hemos pasado las “fiestas patrias” y esperemos no haber hecho nuestro agosto, a la manera antes descrita, sino haber logrado alejarnos de estas simplezas adscritas como costumbres y tradiciones en torno a un sinsentido del pasado y del futuro, con una actualidad de solamente “pasar el día”, algunos entre la sobreviviencia y otros en la frivolidad, claro “haciendo su agosto”.