lunes, 25 de noviembre de 2013

LAS RUINAS DE LA ARISTOCRÁCIA

En ocasión de participar en la Reunión Anual de InvestigaSur en la ciudad de Sucre, para exponer y hablar sobre la Reconstitución de la Nación Chichas, en un evento académico que busca potenciar la investigación en tres departamentos sureños del país: Chuquisaca, Potosí y Tarija. Así como comentario correspondiente queda manifestar en interesante punto de vista que se viene trabajando desde estos espacios para ir deconstruyendo y cuestionando las identidades vigentes, en este caso el de la tradición aristocrática sucrense como uno de los principales elementos que otorgan la particularidad a la ciudad blanca. Con este tipo de inquietudes se presenta una vertiente muy sugerente que nos muestra los otros rostros de esa población que parece haber quedado, aunque sea de forma lírica, en esta autoidentificación como una entidad muy ajena al resto de los bolivianos de origen indígena sin que ello suponga necesariamente diferencias de tipo racial o somáticas, sino simplemente imaginarias.

De esta manera, al llegar a esta ciudad, posiblemente de forma muy prejuiciosa, se comienza con una saga por identificar a este grupo poblacional de la estirpe ibérica que debería saltar a la vista de forma casi inmediata para diferenciar la exclusividad que se posee desde la época colonial y republicana. Sin embargo, queda el sabor a poco al confirmar que esta herencia ha quedado solo en los edificios históricos y en los discursos políticos regionales con un claro sesgo en cuanto a la realidad nacional y lo acontecimientos de los últimos tiempos que parecen haberse anquilosado en las añoranzas pasadas de una época de luz como una réplica de la ilustración en una pequeña ciudad del tercer mundo. Así, los pobladores de Sucre mantienen viva una tradición injustificada basada en las diferencias raciales que se proyectan hacia otras líneas como ser la identitaria como eje fundamental para entenderse a si mismos. De esta manera, nuevamente nos encontramos con esa gran problemática nacional que deviene en los regionalismos que buscan la diferencia, y sobre todo la negación, del otro lo cual precisamente se manifestó en los sucesos de la Asamblea Constituyente del año 2007.


Con lo mencionado, esta vez pude recorrer un lugar central de este suceso al referirme a la Calancha, un barrio periférico de Sucre que cobró mucha importancia dentro de su historia, hasta la actualidad, luego de los enfrentamientos sucedidos en ese espacio donde incluso se tuvo que lamentar la muerte de personas, por intereses y móviles políticos seguramente muy ajenos a estas víctimas. En este lugar, se ha construido una pequeña plazuela donde se encuentran monumentos de jóvenes (y hasta escolares) en pie de lucha además de una gran mano abierta hacia el cielo junto a una especie de tea, con lo cual se pretende condensar lo ocurrido hace ya algunos años. A poca distancia de esta construcción, en dependencias del Liceo Militar, se encuentra el Castillo  o Principado de la Glorieta donde, ahora sí, se puede identificar el legado europeo tratando de emular su arquitectura y donde vivieron miembros de la familia real por algunas temporadas en lo que fueron sus colonias. Posiblemente, este sea uno de los edificios más representativos de este periodo el cual se proyecta hacia los habitantes de esta ciudad además de las fincas, todavía existentes, donde se encuentra un refugio temporal durante los fines de semana en construcciones de rasgos coloniales y republicanos. Pese a todo lo mencionado, la historia ha sido superada y continua en permanente avance, muy lejos de lo sucedido en Mohoza durante la “Guerra federal” que tuvo como una de sus consecuencias el traslado de la sede de gobierno hacia La Paz, y que casualmente nuevamente sale a la luz con el desacierto de algún líder político. De esta manera, la ciudad de Sucre cuenta con todas las cualidades para vivir en ella teniendo como único lastre las ruinas de su aristocracia que simplemente parece existir en los pensamientos, imaginarios y proyecciones inventadas y reinventadas en una supuesta identidad sucrense que requiere urgentemente deconstruir este tipo de elementos para poder seguir avanzando y proyectarse en el acontecer actual, mucho más al ser la Capital de un Estado Plurinacional.

domingo, 17 de noviembre de 2013

NACIÓN CHICHAS, EL ANIVERSARIO DE UNA MEMORIA ANCESTRAL

El año 2008 en la ciudad de Cochabamba, junto a un grupo de paisanos nos dimos el objetivo de manifestar la presencia de la Región de los Chichas en medio de toda la gama de grupos y naciones originarias del país en la tradicional parada militar. Este mismo sentido tuvo nuestra participación el 2009 en Oruro donde pudimos participar nuevamente en este mismo encuentro, pero ahora con un mayor nivel de organización además de interpretar la caja y el erke como los instrumentos musicales más representativos de la identidad regional con una bandera proclamando: “Por la Autonomía Región Chichas”. Con estas inquietudes comenzamos a ponernos en marcha rumbo a otras formas de entendernos y reencontrarnos a partir de nuevas categorías conceptuales dentro del contexto que se vivía, y vive, en el país plurinacional. Posteriormente, en otras versiones de la parada, vimos con beneplácito la participación de soldados de Regimiento Chichas 7 de Caballería portando el uniforma chicheño generalizado en la actualidad y como un símbolo importante, hecho que fue realizado de forma sugerente en Tarija, otra población con vertientes chicheñas dentro sus orígenes, algunas veces menoscabados.

            Con estas acciones, concebidas desde la perspectiva pragmática; las ideas, conceptos e hipótesis en cuanto a las maneras de entender a los Chichas se fueron madurando hasta concatenar o más bien recuperar la noción de Nación para trabajar a profundidad la reconstitución de esta estructura político administrativa enmarcada en la proyección autonómica de la región con un largo rastro aletargado de los intentos vanos de la Departamentalización de los Pueblos del Sur. Ahora con nuevos actores y perspectivas innovadoras se recupera el legado prehispánico de una organización propia que se adecua en la coyuntura para lograr avances históricos por los que habrá que seguir trabajando y luchando en el marco de la Reconstitución de la Nación Chichas. De esta manera, esta nueva perspectiva se fue posicionando dentro del discurso académico y político en diversos espacios como ser Encuentros, Cumbres y Reuniones (nacionales y regionales) en La Paz, Sucre, Potosí, Villazón, Tupiza y Cotagaita entre otros. Así se viene trabajando con acciones concretas en este cometido que nos permiten considerar como viable esta proyección que requiere del compromiso de todos y todas. Con este tipo de avances, además,  se ha dejado de lado la lírica y romanticismo presente hasta hace poco donde solo se hacía gala de un legado histórico pasado y nostálgico sin rastros de proyectar nuevas visiones y objetivos que beneficien a la región de forma taxativa.

            Igualmente, de forma participativa, incluyente y sobre todo integradora se trabajaron varios documentos que formalizan este proceso otorgando un nivel de legitimidad determinante en el proceso donde se fueron elaborando “El ABC de la Nación Chichas” con lineamientos y fundamentos sobre los cuales cobra coherencia el planteamiento de Nación. Las “Resoluciones de los Encuentros Sociales de la Nación Chichas” donde se estructuran los aspectos necesarios dentro del proceso de reconstitución enmarcados en lo normativo de diferentes instancias. “Declaración de la Nación Chichas –Acta Refundacional de la Nación Chichas” trabajada con la participación de representantes de comunidades, Tierras Comunitarias de Origen y Municipios constituidos en Asamblea Deliberativa Refundacional; la cual es el pilar fundamental para la reconstitución con los actores, sujetos y acciones necesarias dentro de este cometido. Asimismo, en este documento se instituye al 17 de noviembre como aniversario de la Nación Chichas siendo solo un recordatorio inmediato de una memoria larga  y ancestral del nuestros antepasados presentes en este territorio, reconocida e incluida además en el debate y construcción de las cartas Orgánicas de nuestros Gobiernos Municipales. Con lo mencionado, todavía existen varios pasos a seguir para poder hablar de un proceso concretado, donde se encuentra la constitucionalización de la Nación Chichas, la consecución de la Autonomía y así seguir trabajando en la búsqueda de progreso para la región cimentada en una identidad chicheña vigente hasta la actualidad en esas tres provincias y en esos 58.651 habitantes que expresaron su pertenencia a la histórica Nación Chichas que dice presente en este siglo XXI.

lunes, 11 de noviembre de 2013

LA TIERRA PROMETIDA DE BUTCH Y SUNDANCE



La tierra chicheña lleva consigo una serie de paisajes que debieron ser el escenario de muchos hechos de la historia y de la vida cotidiana, desde tiempos inmemoriales hasta la actualidad, desplegando crónicas diversas y experiencias de todo tipo. Así, dentro de este espacio se pueden circunscribir un sinnúmero de acontecimientos que se han escrito para quedar en los anales de la historia como ser la Batalla de Suipacha que según algunos autores se conoce como el bautizo de fuego del proceso independentista en el Alto Perú. No obstante, con este antecedente, casi, cien años después, en 1908 se desarrolló muy cerca de Suipacha otro evento que se fue convirtiendo en otro momento importante de esta parte de la nueva República de Bolivia. Esta vez, nos situamos en San Vicente un centro minero del sur de Potosí donde se dio fin a la vida de dos famosos bandoleros norteamericanos que pudieron salir de todo tipo de situaciones pero no del acorralamiento realizado por soldados Chicheños del Ejército boliviano.

Esta es la historia de Butch Cassidy y Sundance Kid que luego de un sin fin de aventuras épicas terminaron sus días en un pequeño pueblo para quedar plasmados en su historia regional proyectarse a nivel internacional como un importante atractivo turístico para los que conocen de la fama de los dos bandidos. Entre las referencias existentes al respecto se han presentado varias versiones las cuales en su mayoría coinciden en la muerte de estos dos personajes en San Vicente como además está certificado por fuentes oficiales de la época. No obstante, al mejor estilo Hollywoodense hace algún tiempo se hizo pública una película denominada Blacktohrn donde se establece una nueva hipótesis en la cual Butch habría sobrevivido a San Vicente y llegó a una edad avanzada recorriendo diferentes parajes bolivianos y de países vecinos, esta es una invención que puede traer algunos efectos que esta vez no vamos a analizar. Así, dejando de lado este hecho aislado e inventado, quedan una serie de trabajos que rastrean este rumbo para describir los últimos momentos de los bandoleros pero no permiten contextualizar o tener una visión más amplia de lo que fueron Cassidy y Kid.

Sin embargo, el año 2011 salió a la luz un importante libro bajo el género de novela histórica donde se recorre todo el camino de los bandoleros. Este libro lleva el título de “Los bandidos en la tierra prometida. La historia de Butch Cassidy y Sundance Kid”; importante, detallado y completo trabajo investigativo realizado por Waldo Barahona Ruíz, un autor con varias publicaciones como ser “Las minas del Tío. Cuentos mineros” (2006), “Ukhumanta. Cuentos de la rica tierra de los Chichas” (2008) y el más actual “Caritas Rajadas” (2012). Todos estos trabajos tiene un fuerte nexo con la tierra chicheña y están fundamentados por datos e investigaciones que validan los mismos siendo muy representativos al rescata la cultura regional de forma determinante para conocer otras perspectivas y vivencias de nuestra población. Pero, volviendo a la novela de los bandoleros, en una entrevista realizada al autor nos expresa el arduo trabajo que se realizó para ver plasmado este trabajo en un libro que supera las 300 páginas llevándonos a viajar con los protagonistas por diversas locaciones pasando por Nueva York, Buenos Aires, Cholila, Puerto Montt, Valparaiso, Santiago de Chile, Mendoza, Villa Mercedes, Antofagasta, Calama, Uyuni, Oruro, La Paz, Santa Cruz, Tupiza y San Vicente por los cuales recorrieron Butch y Sundance en la búsqueda de la Tierra Prometida. Así, con este valioso libro se logró contextualizar los que culminó en San Vicente y sobre todo se consiguió observar un lado más humano de los personajes quienes llevaban consigo una infinidad de características personales que Barahona plasma en su novela sin dejar de lado la rigurosidad y la base histórica para completar toda una época hasta el final de los bandoleros. Todo esto viene complementado por una sugerente trama muy particular del autor donde además se cruzan, esporádicamente, sentimientos de nacionalidad muy cercanas a lo sucedido en la Guerra del Pacífico y la pérdida del Litoral vigente y actual en la intervención de muchos personajes secundarios que se manifiestan de cuando en cuando. De esta manera, esta novela sin duda es importante para complementar los vacíos históricos que por momentos se circunscriben a simples sucesos muy inmediatos y cortos dejando de lado todos sus antecedentes, contextos y coyunturas que aportan muchos otros criterios para entender la realidad de un determinado momento histórico.

lunes, 4 de noviembre de 2013

COMENTARIOS A LA MUERTE

La Sociología ha ido prestando atención a una diversidad de temáticas en la gama más ampliamente posible para una de las ciencias más abiertas en cuanto a su alcance. En ese sentido, para explicar esta capacidad de ingresar en casi todos los espacios de la realidad se toma como al principal antecedente su característica de estudiar toda sociedad dentro de la cual existe alguna interacción, es decir que simplemente partiendo de la existencia de una relación social entre individuos o grupos ya podemos anexar a la Sociología en un campo de acción y análisis. En ese sentido, casi en todo momento los humanos son seres sociales y requieren del otro para lograr una convivencia, ya sea pacífica o de conflicto. En ese mismo espacio se encuentra la capacidad de generar las identidades que parten de conceptos como la otredad que permiten establecer diferencias ante los demás. Por otra parte, encontramos dos aspectos que son opuestos, y complementarios, dentro de la existencia los cuales se denominan eros y thanatos que exaltan características de los individuos tanto en un nivel personal interno y el externo y relacional, siendo representaciones de la vida y la muerte (de donde además se desarrolló la Tanatología, ciencia que estudia los procesos de la muerte).

            Así, podemos remitirnos hasta la mitología griega par identificar a la muerte presente en el día a día de las sociedades. Pero de la misma manera identificar a este mismo personaje en culturas propias ya que la muerte traspasa cualquier frontera haciéndose presente en cada cultura del planeta y el tipo de reacciones y relaciones que suele provocar. De esta manera, hasta hace poco este tema ha sido, casi, ignorado de todo estudio por las mismas connotaciones que trae y que suelen producir un rechazo natural, o posiblemente socialmente construido, al respecto. Con lo manifestado, en todos los grupos existen diversas formas de afrontar y tratar de entender a este proceso considerado como parte de la vida lo cual lleva interrogantes complejas por la ignorancia que se tiene de la muerte y sus fenómenos. Por este motivo, los dichos respectivos son innumerables y vienen asociados a tradiciones y costumbres con particularidades de cada región. Así, estas actitudes son expresiones simbólicas de procesos de la indagación de respuestas ante la muerte que se presenta como un fenómeno, casi inexplorado, donde se busca ese entendimiento y confrontación ante la pérdida de alguien cercano.


De esta forma, en sociedades como la boliviana, la ritualidad se convierte en parte esencial dentro de estos procesos que comienzan, generalmente, con el luto y el tiempo de duelo el cual conlleva una serie de procedimientos tradicionales que se trasladan a los ocho días, el mes, y otros hasta alcanzar el cabo de año donde se hace una contradictoria celebración como si el duelo fuera un sentimiento delimitado en tiempo y espacio y no así algo mas complicado y personal en cada caso. Hablando con un enfoque más colectivo, nos encontramos con la festividad de Todos Santos asociada directamente con la fiesta de los difuntos donde se realiza una especie de culto a la muerte que trata de generar un reencuentro con los que han partido de este plano físico. No obstante, este tipo de celebraciones llevan consigo sesgos diferenciados donde más bien se rinde un culto a las personalidades de los muertos y no a las almas, como se suelen llamar, y mucho menos a los espíritus. De esta manera, hablar y entender a la muerte es algo complejo que seguirá siendo parte de la cotidianeidad de las sociedades donde se buscarán estrategias para afrontar a este extraño fenómeno que desde otra perspectiva no es más que el sueño diario al que ingresamos todas las noches ligados al cuerpo físico por el cordón de plata (Antakarana) y que por el cual podemos retornar nuevamente al despertar de la cuarta vertical. Este mismo proceso solo se ve afectado cuando el cuerpo físico y el alma son separadas cuando el ángel de la muerte llega en el momento fijado para cortar ese cordón con la guadaña que lleva en la mano por lo que no puede existir un retorno a la vida de la tercera dimensión. Lo que sucede después de desencarnar es todavía más complicado desde las versiones conocidas pero de manera sugestiva podemos remitirnos a la Divina Comedia de Dante Alighieri para adentrarnos en el mundo de la muerte y su barquero Caronte para poder ampliar nuestras perspectivas y hacer más llevadero este enigmático fenómeno, casi, inevitable.