lunes, 26 de febrero de 2018

PROYECCIÓN POLÍTICA DE LA NACIÓN CHICHAS

En la última etapa histórica de los Chichas, correspondiente al ocaso del siglo XX y advenimiento del XXI, la visión respecto de “lo que somos” ha sufrido importantes avances que superan el pensamiento señorial sesgado y discriminatorio que había quedado anquilosado. Así, la perspectiva integral de la identidad chicheña fue madurando para concretarse en la perspectiva de la Reconstitución de una Nación ancestral y precolombina que resulta más coherente y pertinente en la realidad actual ya sea en un contexto regional y nacional, a lo que acompaña la normativa y las condiciones en varios aspectos que permitan viabilizar esta proyección. Con estos avances, se fue trabajando esta perspectiva para que se vaya permeando en todos los espacios y generaciones de mujeres y hombres oriundos de este ancestral y milenario territorio sureño. De esta manera, con la realización del Censo Nacional de Población y Vivienda 2012 (en el marco de la pregunta 29) se tuvo como resultado el sugerente dato demográfico de que casi 60.000 personas a nivel nacional se consideran como pertenecientes a la Nación Chichas, lo cual fue un factor preponderante para profundizar el proceso.

De igual manera, el establecimiento de acuerdos, consensos y apoyos fue determinante donde todo el entramado institucional juega un papel decisivo así como las organizaciones sociales, cívicas y otras para sustentar este planteamiento, trabajando primero en lo que se conoce como intraculturalidad chicheña. Como un complemento obligatorio se presente el respaldo de la base social que se manifiesta mediante la legitimización de un planteamiento que está sujeto a la capacidad de llegar hasta las mayorías de forma consensuada y hegemónica que permita seguir avanzando con lo proyectado. Dentro de las condiciones propias del proceso en los Chichas, la integración es todavía una tarea en curso, que debe seguir profundizándose para que se tenga avances importantes en una extensión que rompa con las limitaciones locales-provinciales y pueda restituir parte de lo que fueron los territorios Chichas precolombinos. En lo que corresponde a Tupiza, la inclusión del reconocimiento del Municipio como integrante de la Nación Chichas, dentro de su Carta Orgánica, resulta un paso significativo para institucionalizar y oficializar un discurso de necesidad histórica. Con este y otros avances, como los establecidos en una serie de documentos elaborados en este tiempo, se va sustentando de manera más formal la proyección de la Reconstitución de la Nación Chichas.


Así como se incluyó la temática dentro de un documento fundante a nivel municipal (la Carta Orgánica de Tupiza), es imprescindible que los gobiernos locales de los Chichas mantengan vigente esta proyección para seguir profundizando el proyecto hasta hacer realidad los objetivos autonómicos dentro de un territorio integrado con, inicialmente, cinco municipios miembros de esta Entidad Territorial Autónoma bajo la bandera de la Nación Chichas. En este mismo lineamiento, los gobiernos locales de Villazón, Tupiza, Atocha, Cotagaita y Vitichi, principalmente, son los espacios dentro de los cuales se debe ir asimilando y madurando esta propuesta para que de manera mancomunada se vaya estableciendo la Reconstitución con participación activa de la sociedad civil y los niveles político-dirigenciales correspondientes, además de ser los espacios institucionales los representantes del Estado e interlocutores directos de este tipo de iniciativas. Con lo expresado, la identidad y los aspectos culturales deben ser abordados también desde la perspectiva política, más allá de niveles político-electorales o partidarios, sino entendiendo como una manera de identificar a sujetos históricos que deben posicionarse en este contexto y en el marco del proyecto Reconstitutivo de la Región ancestral ahora concretada en una Nación.

lunes, 19 de febrero de 2018

CARNAVAL “SOLIDARIO”

La bisagra que delimita los meses de enero y febrero de la actual gestión, vino cargada de una serie de contingencias y desastres lamentables en el Municipio de Tupiza, sin minimizar lo ocurrido en otros lugares de los Chichas o de distintos departamentos del país. En este sentido, se activaron una serie de campañas de apoyo y solidaridad para paliar de alguna manera las necesidades de las familias afectadas, para este caso, en Tupiza. De esta manera, se logró conseguir una significativa cantidad que va sumando poco a poco desde el punto de vista material inmediato, no obstante es seguro que lograr una contención y recuperación total es muy difícil de lograr, haciendo énfasis en el aspecto anímico, moral y espiritual que se encuentra muy interno en estas personas que más que materia, perdieron significados y sentidos de vida entre los vericuetos y complejidades de la psicología y todos sus enmarañados difíciles de comprender. Para este cometido se tuvieron que adscribir, principalmente, la misma población tupiceña, residentes en otros lugares e instituciones llenas de voluntad por respaldar dicha empresa donde destaca, para el caso de La Paz, la Universidad Mayor de San Andrés y el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz, entre muchas otras de las cuales escapa el identificativo junto a artistas que se hicieron presentes en la Telemaratón transmitida por Televisión Universitaria.

Como ocurre en hechos de tragedia y desastres naturales, con lo ocurrido con el turbión de Tupiza se activaron una serie de reacciones en las personas que pueden asumirse como coherentes, insensatas o contradictorias; algunas de ellas in situ con una percepción directa del desastre y otras a la distancia tratando de entender la verdadera magnitud de lo sucedido. En medio de esta situación, es seguro que hubo reacciones más empáticas y sinceras frente a otras de un desinterés y apatía, casi, total ante esta desgracia que se la asume como ajena, mientras no afecta a mis intereses o de un círculo cercano. Pero en fin, son los recovecos de los individuos, de la sociedad, el egoísmo o la solidaridad presente en una misma persona y que se activa dependiendo de varios factores previos los cuales, supongamos, que no se debe juzgar, sino que cada quien llevará consigo el aporte que pudo realizar en esta adversa coyuntura.

Algunos días después, el calendario “festivo” demarcó la llegada del Carnaval, caracterizado por la fiesta, alegría y, hasta los, excesos. Así, en varios espacios se había dado por hecho que por la cercanía de la tragedia, esta festividad iba a ser suspendida por el carácter de incoherencia reinante en este espacio que podía verse dentro de un sinsentido de tristeza y “alegría” de una misma comunidad. Sin embargo, se concluyó en continuar con la festividad bajo el denominativo de “Carnaval Solidario 2018”, mismo que inmediatamente tuvo una reacción variada de respaldo y dura crítica, principalmente, y con algunos matices de intentos de aportar con algo de sensatez en el debate. Así, se argumentó varios elementos que pretenden ir en defensa del singular carnaval, los cuales no terminan de cerrar la idea de forma apropiada. Casi inmediatamente, viene a nuestros recuerdos el carnaval en medio de situaciones conflictivas, comenzando de al ya añeja, polémica y especulativa historia que relaciona al carnaval, 1879, con nuestra pérdida del mar, en medio de la Guerra del Pacífico; igualmente recordamos lo ocurrido en Oruro, 2014, donde con la caída de una pasarela murieron varias personas incluidos músicos de una banda, lo cual no impidió la cancelación de la entrada y otros bemoles; asimismo surge en la ciudad de La Paz, 2011, el megadeslizamiento ocurrido en nueve barrios del municipio que tuvo como consecuencia la pérdida de un importante número de casas además de secuelas humanas, en ese contexto el municipio decidió postergar el carnaval por aproximadamente un mes.


Con estos casos reales y cercanos de nuestro país, logramos tener una aproximación a la diversidad de maneras en que afrontamos la tragedia como comunidad, o colectivamente. Cada individuo se constituye en todo un universo complejo de pensamientos, sentimientos, acciones y reacciones; a veces coherentes y las más contradictorias. De igual manera, vamos actuando cotidianamente en medio de condicionantes en este entramado interno que se va complejizando día a día según vamos envejeciendo. Entonces, de la misma manera vamos actuando con afinidades entre personas con quienes logramos consensos o confrontaciones, en medio de intereses u objetivos particulares que nos recuerdan que “el hombre es lobo del hombre” o que también somos “humanos, demasiado humanos”. Al final, la realidad ha demarcado el derrotero de nuestra historia, individual y colectiva, en esta tragedia ocurrida en 2018 que habrá quedado, para algunos, como historia y para otros como una historia de vida. El carnaval, solidario o no, se ha ido y la función deberá continuar así como el mundo sigue andando pero nuestra comunidad seguirá ahí en corresponsabilidad de todas y todos por tener siempre un devenir mejor. En fin, habrá que decir que “el carnaval y la procesión se llevan por dentro”, ¿o no?

lunes, 5 de febrero de 2018

EL TURBIÓN

En el ocaso del día, continúa lloviendo, acá, muy lejos del pago; con un sentimiento de pesar e inquietud buscando palabras acordes a la tragedia que ocurrió a muchos kilómetros de este lugar, pero que se reducen en el sentimiento de hermandad y adhesión; en este contexto se hace muy difícil escribir cada palabra aquí referida, porque ahora más que nunca nuestra gente necesita hechos y no palabras.

Recuerdo que en los albores del nuevo siglo XXI, estando de visita por tierras chicheñas, una noche de paseo como era de costumbre, comenzó a llover fuertemente, sin que por ello veamos la necesidad, ni mucho menos la urgencia, de ponernos a buen recaudo. De esta manera, tiempo después nuestra plaza principal se fue llenando de agua producto de una serie de vertientes que venían de zonas más altas de la ciudad. Así, la situación se fue agravando cuando el propio centro de la ciudad fue cubierto por agua, misma que comenzaba a amenazarnos en los refugios improvisados que habíamos encontrado, consecuentes con nuestra irresponsabilidad. De esta manera, tuvo que llegar un vehículo que nos evacue de este lugar sin antes haber sentido la furia de la naturaleza, incluido un fuerte rayo, característico de nuestra tierra, que según dicen es, por los elementos metálicos que componen nuestro territorio minero; el cual se sintió tan fuerte como si habría caído en nuestra propia sombra. Esta situación traía a la memoria historias perdidas como la del Turbión que había arrasado con comunidades cercanas a Tupiza, o a tiempos de mi niñez donde las aguas pasaban amenazantes a pocos milímetros de invadir nuestra casa, sin contar con ninguna posibilidad de socorro o ayuda en ese momento de miedo e intriga.

Años después, 2018, no se trata de recuerdos ni de historias perdidas, sino que observamos, desde lejos, cómo el río tradicional de nuestra Festividad Mayor arrasó con casi 50 viviendas, dejando a decenas de familias afectas tanto en área urbana y rural de Tupiza. Esta vez no estamos ahí, para poder comprender en su verdadera magnitud este desastre nunca visto por las actuales generaciones y que solo quedaba en sugerentes coplas o tonadas que hacían recuerdo de esta ferocidad del Río Tupiza, desbordando su banda a banda. Muchas veces vimos la amenaza latente, en tiempos de lluvia, pero sin duda ahora todas las expectativas han sido superadas generando reacciones y sentimientos inesperados, todavía ajenos a lo que realmente están pasando las familias afectadas, con un largo camino hacia adelante para superar esta adversidad. Por ahora tal vez no haya culpables, pero siempre supimos del riesgo vigente, el cual no fue atendido y prevenido para no estar lamentado esta tragedia; aunque también se dirá y es sabido que ir contra la naturaleza es muy difícil, o tal vez imposible.

En contraparte, es destacable la reacción de decenas, o cientos, de personas movilizadas, tanto en Tupiza como, en todo el país para poder brindar algún apoyo solidario a la población afectada. Quedan hogares por reconstruir y vidas por retomar en medio de un complejo porvenir. En este marco, todxs sabremos la forma de colaboración a lo sucedido en este oscuro inicio de año, y con seguridad estas palabras puedan resultar efímeras frente a las necesidades tangibles de estas personas, que ahora mismo (mientras escribo estas líneas) deben requerir soporte material, moral y espiritual. Habrá que ir con optimismo hacia un porvenir mejor, donde autoridades trabajen para prevenir este tipo de situaciones que sin duda nos lastiman como comunidad. Vienen días de contención en nuestra tierra, donde familias enteras superen lo ocurrido. Desde otros lugares aportaremos, en alguna medida, para mitigar la crisis, pero sobre todo con un sincero pesar porque somos tupiceñas y tupiceños. Mucha fuerza a nuestra tierra; fortaleza y cariño a nuestras familias, a nuestras niñas y niños. Y gracias a la gran comunidad boliviana por responder raudamente en estos momentos de contingencia desde diferentes espacios y de mil maneras. La prolífica historia de Tupiza ha sido enlutada esta vez.


Que no vuelva a suceder…