lunes, 31 de diciembre de 2018

NATIVIDADES


Al parecer la fiesta de la Navidad, al igual que casi todas las demás del calendario anual, ha sido copada por todas las características y cualidades definidas por el mercado y el capitalismo. En este sentido, todas las formas en que concebimos este tiempo a finales de diciembre responde a un modelo que, poco a poco, anula otras formas de celebración más propias o endógenas en el marco de lo que se denomina tradición. Como un ejemplo, entre otra gran cantidad, podemos observar la preeminencia de elementos simbólicos como Santa Claus, renos, nieve (totalmente fuera de contexto) y los tan mentados regalos convertidos en, casi, un sinónimo de la navidad y sin los cuales no se puede entender dicha celebración donde comienza a percibirse de forma explícita y clara la intervención del mercantilismo y consumismo. Por lo que se ha disparado el entendimiento de una navidad propia a cambio de lo que nos vende la sociedad global con gran preeminencia desde las industrias mundiales con toda su carga ideológica y subjetiva.

En contraparte, detrás de muchos de los elementos simbólicos navideños existe una importante significancia esotérica totalmente anulando cualquier esfuerzo por comprender y conocer el por qué de las cosas más allá del simplismo discursivo de las costumbres y tradiciones, junto a la repetición mecánica junto al “así siempre ha sido”. Con toda esta carga de omisiones es fácil que el mercado vaya copando los pocos niveles de reflexión a los cuales podemos acceder en medio de este entramado de significados y significantes. De esta manera, en el último tiempo la sociedad presta mucha atención a aspectos muy vinculados a lo material y a la superficialidad, que sin duda amplían las brechas de desigualdad entre sectores poblacionales y sacan a la luz estas diferencias originadas en el dinero y la falta de igualdad de oportunidades, además con muy pocos niveles de empatía o solidaridad como dicta el capitalismo.

A partir de estos criterios, es importante hacer algunas reflexiones y autocríticas para ir cambiando las formas de entender estas festividades direccionando nuestra atención hacia el bien común, partiendo de nuestras propias maneras de entender, en este caso, la navidad desde la doctrina cristiana que se sustenta en el nacimiento de un personaje llamado Jesús de Nazareth, ampliamente revolucionario en su tiempo y considerado como el primer socialista, pese a los bemoles generados en torno a la religión y la iglesia como institución detentadora de poder, pero ese es otro debate. Asimismo, queda pendiente, dado el caso, de las reproducciones de los roles de género que realizamos también en estas fechas cuando nos disponemos a adquirir algunos obsequios para niñas y niños que recaen siempre en regalos estereotipados a partir de los sesgos de lo femenino y lo masculino. Sin duda la natividad es una fiesta importante dentro de nuestros contextos pero deberá ser resignificada en torno a todos los aspectos esotéricos que están envueltos en este tiempo. La navidad tiene que ver con las energías, con la solidaridad, el compartir y principalmente con brindarnos algunos momentos de autoevaluación. Sin embargo en el hemisferio sur todavía tenemos a lo que se denomina Año Nuevo durante el solsticio de invierno donde también desde el punto de vista cósmico energético tenemos una gran oportunidad de vivir tiempos de navidad donde con el retorno del sol ingresamos en ese tiempo, recurrente, de manera anual.

lunes, 3 de diciembre de 2018

ANDROCENTRISMO POLÍTICO


Se ha cerrado la etapa para la presentación de candidatos (candidatos-masculinos con mínimas excepciones) que se aprestan hacia las primarias, que seguramente pugnarán contra la papeleta en blanco o el nulo, ya que estas postulaciones se cerraron con binomios únicos lo cual le quita el sentido a estas elecciones preparatorias para las generales de 2019. De esta manera, hemos visto de manera llamativa que, casi la totalidad de, los candidatos son hombres tanto para la Presidencia como Vicepresidencia en los diferentes partidos que se presentaron hasta la pasada semana. Así la población boliviana ha quedado enmarcada en una perspectiva tradicional dentro de la lógica androcéntrica lo cual sigue sesgando un planteamiento político más amplio donde las mujeres han quedado relegadas, una vez más, del liderazgo nacional respecto de la representación dentro del Órgano Ejecutivo del Estado. Adicionalmente, nos enfrentamos a un derrotero de androcentrismo gerontocrático, sin que este planteamiento resulte discriminatorio para la población adulta mayor pero que si recae en cierta exclusión de la posibilidad de incluir en las propuestas y candidaturas a jóvenes o adulto jóvenes que podría tener importantes aportes al proyecto de país.

En referencia al carácter gerontocrático de nuestros candidatos, además, es importante visibilizar una tendencia hacia un retorno al pasado donde vuelven a atisbar planteamientos tradicionales pertenecientes a un sistema de partidos desaparecidos al igual que candidatos de otra etapa y que contradictoriamente se presentan como la nueva alternativa. Entonces, más que cuestionar la edad propiamente dicha del candidato debemos hacer una lectura más amplia que se vincula con el anquilosamiento de las personas en pensamientos, ideologías y proyectos superados por la carga histórica de nuestras sociedades. En este sentido, todavía no se logra pasar del slogan a la propuesta por lo cual escuchar planteamientos como la ciudadanía o el republicanismo quedan todavía vacíos y se deberán fundamentar esta propuestas, por ejemplo ¿qué significa recuperar la República? Entonces el pensamiento que sirve de base a las candidaturas y proyectos de país que se vayan a postular el próximo año parece haber quedado en el siglo pasado y habrá que darle vueltas para comprender si se trata de un proceso de recambio o de qué es lo que se trata la propuesta para un viraje en el siglo XXI.

Entrando al detalle, podemos hacer énfasis en los personajes que ingresan en listas como candidatos, lo cual es aún más complejo porque implica entender las subjetividades, ideas y creencias individuales. Así, muchos de ellos ya son rostros tradicionales de quienes hemos visto su proceder en este y en otros tiempos; pero también están quienes se presentan, junto al paso del tiempo de manera, “corregida y mejorada”, con perspectivas aún más conservadoras que nos abre una gran interrogante sobre lo que podrían asumir como políticas públicas de llegar al gobierno. Frente a un vacío de propuestas, comenzamos a leer y escuchar sugerentes, y hasta irrisorias, ideas sobre las maneras de construir país post “proceso de cambio”. Y es que se debe hacer una lectura adecuada y prudente luego de que en nuestro país se ha transcurrido una serie de avances sociales de inclusión étnica, de género y generacionales, entre otras, con propuestas que han emergido desde las demandas históricas. Con este marco es muy complicado y contraproducente pretender anular estos avances, solo por tener argumentos político electorales diferentes al del actual gobierno para marcar diferencia, lo cual recae en cometer un error en la lectura de nuestra realidad política, social y económica boliviana. Seguimos avanzando rumbo a los procesos electorales, internos y generales, lo cual otorga algún tiempo para ir profundizando en propuestas y proyectos coherentes con el devenir de nuestros tiempos, todavía sesgados en la lógica androcéntrica gerontocrática.