lunes, 31 de diciembre de 2018

NATIVIDADES


Al parecer la fiesta de la Navidad, al igual que casi todas las demás del calendario anual, ha sido copada por todas las características y cualidades definidas por el mercado y el capitalismo. En este sentido, todas las formas en que concebimos este tiempo a finales de diciembre responde a un modelo que, poco a poco, anula otras formas de celebración más propias o endógenas en el marco de lo que se denomina tradición. Como un ejemplo, entre otra gran cantidad, podemos observar la preeminencia de elementos simbólicos como Santa Claus, renos, nieve (totalmente fuera de contexto) y los tan mentados regalos convertidos en, casi, un sinónimo de la navidad y sin los cuales no se puede entender dicha celebración donde comienza a percibirse de forma explícita y clara la intervención del mercantilismo y consumismo. Por lo que se ha disparado el entendimiento de una navidad propia a cambio de lo que nos vende la sociedad global con gran preeminencia desde las industrias mundiales con toda su carga ideológica y subjetiva.

En contraparte, detrás de muchos de los elementos simbólicos navideños existe una importante significancia esotérica totalmente anulando cualquier esfuerzo por comprender y conocer el por qué de las cosas más allá del simplismo discursivo de las costumbres y tradiciones, junto a la repetición mecánica junto al “así siempre ha sido”. Con toda esta carga de omisiones es fácil que el mercado vaya copando los pocos niveles de reflexión a los cuales podemos acceder en medio de este entramado de significados y significantes. De esta manera, en el último tiempo la sociedad presta mucha atención a aspectos muy vinculados a lo material y a la superficialidad, que sin duda amplían las brechas de desigualdad entre sectores poblacionales y sacan a la luz estas diferencias originadas en el dinero y la falta de igualdad de oportunidades, además con muy pocos niveles de empatía o solidaridad como dicta el capitalismo.

A partir de estos criterios, es importante hacer algunas reflexiones y autocríticas para ir cambiando las formas de entender estas festividades direccionando nuestra atención hacia el bien común, partiendo de nuestras propias maneras de entender, en este caso, la navidad desde la doctrina cristiana que se sustenta en el nacimiento de un personaje llamado Jesús de Nazareth, ampliamente revolucionario en su tiempo y considerado como el primer socialista, pese a los bemoles generados en torno a la religión y la iglesia como institución detentadora de poder, pero ese es otro debate. Asimismo, queda pendiente, dado el caso, de las reproducciones de los roles de género que realizamos también en estas fechas cuando nos disponemos a adquirir algunos obsequios para niñas y niños que recaen siempre en regalos estereotipados a partir de los sesgos de lo femenino y lo masculino. Sin duda la natividad es una fiesta importante dentro de nuestros contextos pero deberá ser resignificada en torno a todos los aspectos esotéricos que están envueltos en este tiempo. La navidad tiene que ver con las energías, con la solidaridad, el compartir y principalmente con brindarnos algunos momentos de autoevaluación. Sin embargo en el hemisferio sur todavía tenemos a lo que se denomina Año Nuevo durante el solsticio de invierno donde también desde el punto de vista cósmico energético tenemos una gran oportunidad de vivir tiempos de navidad donde con el retorno del sol ingresamos en ese tiempo, recurrente, de manera anual.

lunes, 3 de diciembre de 2018

ANDROCENTRISMO POLÍTICO


Se ha cerrado la etapa para la presentación de candidatos (candidatos-masculinos con mínimas excepciones) que se aprestan hacia las primarias, que seguramente pugnarán contra la papeleta en blanco o el nulo, ya que estas postulaciones se cerraron con binomios únicos lo cual le quita el sentido a estas elecciones preparatorias para las generales de 2019. De esta manera, hemos visto de manera llamativa que, casi la totalidad de, los candidatos son hombres tanto para la Presidencia como Vicepresidencia en los diferentes partidos que se presentaron hasta la pasada semana. Así la población boliviana ha quedado enmarcada en una perspectiva tradicional dentro de la lógica androcéntrica lo cual sigue sesgando un planteamiento político más amplio donde las mujeres han quedado relegadas, una vez más, del liderazgo nacional respecto de la representación dentro del Órgano Ejecutivo del Estado. Adicionalmente, nos enfrentamos a un derrotero de androcentrismo gerontocrático, sin que este planteamiento resulte discriminatorio para la población adulta mayor pero que si recae en cierta exclusión de la posibilidad de incluir en las propuestas y candidaturas a jóvenes o adulto jóvenes que podría tener importantes aportes al proyecto de país.

En referencia al carácter gerontocrático de nuestros candidatos, además, es importante visibilizar una tendencia hacia un retorno al pasado donde vuelven a atisbar planteamientos tradicionales pertenecientes a un sistema de partidos desaparecidos al igual que candidatos de otra etapa y que contradictoriamente se presentan como la nueva alternativa. Entonces, más que cuestionar la edad propiamente dicha del candidato debemos hacer una lectura más amplia que se vincula con el anquilosamiento de las personas en pensamientos, ideologías y proyectos superados por la carga histórica de nuestras sociedades. En este sentido, todavía no se logra pasar del slogan a la propuesta por lo cual escuchar planteamientos como la ciudadanía o el republicanismo quedan todavía vacíos y se deberán fundamentar esta propuestas, por ejemplo ¿qué significa recuperar la República? Entonces el pensamiento que sirve de base a las candidaturas y proyectos de país que se vayan a postular el próximo año parece haber quedado en el siglo pasado y habrá que darle vueltas para comprender si se trata de un proceso de recambio o de qué es lo que se trata la propuesta para un viraje en el siglo XXI.

Entrando al detalle, podemos hacer énfasis en los personajes que ingresan en listas como candidatos, lo cual es aún más complejo porque implica entender las subjetividades, ideas y creencias individuales. Así, muchos de ellos ya son rostros tradicionales de quienes hemos visto su proceder en este y en otros tiempos; pero también están quienes se presentan, junto al paso del tiempo de manera, “corregida y mejorada”, con perspectivas aún más conservadoras que nos abre una gran interrogante sobre lo que podrían asumir como políticas públicas de llegar al gobierno. Frente a un vacío de propuestas, comenzamos a leer y escuchar sugerentes, y hasta irrisorias, ideas sobre las maneras de construir país post “proceso de cambio”. Y es que se debe hacer una lectura adecuada y prudente luego de que en nuestro país se ha transcurrido una serie de avances sociales de inclusión étnica, de género y generacionales, entre otras, con propuestas que han emergido desde las demandas históricas. Con este marco es muy complicado y contraproducente pretender anular estos avances, solo por tener argumentos político electorales diferentes al del actual gobierno para marcar diferencia, lo cual recae en cometer un error en la lectura de nuestra realidad política, social y económica boliviana. Seguimos avanzando rumbo a los procesos electorales, internos y generales, lo cual otorga algún tiempo para ir profundizando en propuestas y proyectos coherentes con el devenir de nuestros tiempos, todavía sesgados en la lógica androcéntrica gerontocrática.

lunes, 19 de noviembre de 2018

DOGMAS E IDEOLOGÍAS


Con lo ocurrido en el vecino país del Brasil, donde Jair Bolsonaro resultó electo Presidente, se han abierto una serie de vertientes críticas hacia sectores ultra conservadores de la sociedad que incluso se acercan a la condición retrógrada de la ideología y política. Así escuchamos en varias ocasiones cómo este personaje, ahora Presidente electo, realizó muestras abiertas y directas de homofobia, machismo, misoginia, racismo y discriminación hacia varios sectores que se encuentran fuera de la lógica patriarcal androcéntrica blancoide. Por todo ello, ha sido muy llamativo y alarmante que Bolsonaro resulte elegido con un importante porcentaje de respaldo dejando solo a los peores presagios de lo que se pueda hacer mediante decisiones y políticas públicas en el país vecino, justamente para los sectores ubicados en la mira de esos odios que lleva internalizados este personaje. Así nos ponemos a pensar en las influencias que han tenido diferentes sectores poblacionales y ciudadanos que otorgaron su voto a dicho candidato, según dicen algunxs, como un “voto castigo” a la forma de política llevada adelante por el Partido de los Trabajadores, como parte de la ola del Socialismo del Siglo XXI.

En este contexto, y coyuntura regional, no faltaron personajes en Bolivia que de forma muy equívoca y reaccionaria se alegraron por este resultado en Brasil, con expresiones posiblemente no medidas y que tuvieron una reacción de cuestionamiento y censura en las mayorías de nuestro país, más allá de izquierdas y derechas. Esta situación resultó sugerente, y sobre todo coherente, con los avances que se están teniendo a nivel social en cuanto a una mayor apertura y respeto por los derechos de los grupos poblacionales en situación de vulnerabilidad, en el objetivo de lograr igualdad, equidad y armonía, más allá de las diferencias que puedan existir. En este sentido, entendemos que una gran mayoría de nuestra población se encuentra inmersa en este compromiso por el respeto de la otra y el otro, majo el paraguas de los Derechos Humanos y las leyes nacionales que van en el mismo derrotero. Sin embargo, entre estos grupos todavía hay sectores, esperemos que minoritarios, que plantean ideas conservadoras y nos hablan de la familia como una concepción romántica de la misma, vinculada a la familia ideal heteronormada. Obviamente, bajo este planteamiento se encuentran las ideologías religiosas dogmáticas, similares a las que son el sustento de la vitoria de Bolsonaro, pero que pretenden estructurarse bajo este tipo de discursos que pueden resultar contraproducentes y reaccionarios en nuestro contexto.

Así, desde hace algún tiempo nos encontramos inmersos en un juego de acción reacción en temas “polémicos” de la cotidianeidad como ser las familias diversas, la población LGTBIIIQ, la despenalización del aborto, entre otros. En este panorama se construyó un eslogan que manifiesta “con mis hijos no te metas”, embanderado sobre todo por las iglesias cristianas en oposición abierta a la ideología de género, y muy bien-mal aprovechada dentro de las redes sociales, un espacio peligroso en algunas circunstancias. En este último tiempo, hemos ingresado a un tiempo pre electoral, con una fuerte politización enmarcada en la elecciones primarias, y salió a la palestra uno de los candidatos que representara a Unidad Cívica Solidaridad, con un discurso abiertamente encuadrado en este planteamiento ultraconservador, opuesto a cualquier intento progresista de las sociedades; lo cual no dejó de ser alarmante y tener una serie de réplicas cuestionando dicha posición. De esta manera, tenemos a uno de los candidatos posibles para las elecciones generales del próximo año con el discurso develado que nos hace pensar en lo que podría ocurrir si este tipo de posiciones llegaran hasta la presidencia del Estado y las consecuencias respectivas. Asimismo se ha desatado, con fuerza, un debate interno sobre estas situaciones como la relación de la religión y la política, la influencia de las iglesias en los gobiernos, la condición del ser Estado laico y otras que deberán ser asumidas de una manera completa y amplia para desmontar estos discursos, más allá de izquierdas y derechas, y posicionando a temas como el respeto entre seres humanos.

lunes, 12 de noviembre de 2018

DE CHICHAS Y POTOSÍ


La Región Chichas, ahora en proceso de reconstitución como una Nación Originaria, se encuentra dividida, principalmente, en tres provincias: Nor Chichas, Sud Chichas y Modesto Omiste. Así, cuando abrimos un mapa político administrativo de Bolivia  nos daremos cuenta de que estas provincias se encuentran ubicadas dentro del departamento de Potosí, así es. Ante esta realidad, político administrativa, quién sabe por qué motivos, debemos aceptar la pertenencia técnica de los Chichas a Potosí. La ecuación es simple y se resuelve con una mirada al mapa territorial boliviano. De igual forma, en el marco del mes de noviembre hemos pasado el 7 de noviembre de 1810, fecha emblemática para territorio chicheño donde, en Suipacha, sucedió la primera victoria armada en el Alto Perú con participación del ejército auxiliar argentino, guerrilleros tarijeños y sin duda la parte chicheña. Posteriormente a esta victoria, se tuvo un avance hacia la ciudad de Potosí, como localización estratégica para continuar con la gesta libertaria de aquellos tiempos ocurriendo la fecha del 10 de noviembre, considerada como aniversario de Potosí, en la actualidad.

Más allá de la simple ecuación, hay que leer entre líneas la relación existente entre los Chichas y Potosí lo cual debe circunscribirse a los aspectos históricos, culturales e identitarios. En este sentido, recuperamos el origen chicheño (como pueblo originario) de nuestra población, línea que continúa hasta nuestros días cuando se trata de tener un acercamiento con Potosí. Así, la identidad chicheña, actual, se construye a partir de la negación (muchas veces exacerbada) como ser, primero, hacia lo potosino, hacia lo “norteño” (frente al ser sureño), hacia lo colla-aymara; por lo que podríamos decir que en los Chichas no tenemos un norte, sino más bien un Sur. Aquí el bemol y advertencia viene a raíz de sentimientos regionalistas y etnocentrismos que podrían ir en desmedro de la convivencia con otros pueblos y culturas, mucho peor si incluimos elementos de racismo y discriminación. Asimismo, cuando comenzamos a profundizar en temas identitarios, podemos percatar que más allá de abanderar nuestra identidad, no existe mayor profundización y reflexión sobre la chicheñidad en gran parte de nuestra gente.

En este contexto, es importante generar procesos de intraculturalidad en espacios donde la manifestación identitaria es muy fuerte en el marco del ser chicheña y chicheño para evitar posiciones esencialistas que incluso afectan nuestro territorio y población chicheña, cuando realizamos expresiones discriminatorias contra otros lugares o provincias de nuestra propia región. Con lo expresado, pese a que la identidad chicheña tiene una serie de características muy particulares y ejes en los cuales girar y constituirse, todavía falta estructurar de forma más integral nuestra identidad, más allá del mero discurso que emerge, como muchos casos, en fechas cívico festivas. Así la identidad chicheña tiene una serie de vertientes que la han ido construyendo y articulando, las cuales todavía no se han logrado discutir y debatir ampliamente. Entre algunas tenemos a los aspectos originario-indígenas, las influencias argentinas, la cultura quechua, la cultura contemporánea, la globalización, la migración, entre otras. Por tanto, es importante que la población chicheña realice estos ejercicios de entender su propia identidad lo cual, entre otras cosas, genera el respeto entre culturas y una mirada intercultural necesaria en estos tiempos. Está claro que la identidad chicheña es otra a la quechua-potosina, pero tampoco deberemos ser esencialistas, sino que hay que tener debates argumentados y estructurados en este nuevo tiempo.

lunes, 5 de noviembre de 2018

7 DE NOVIEMBRE


El 7 de noviembre constituye una fecha especial en territorio chicheño, donde recordamos una saga ocurrida en 1810 en los campos de Suipacha, cuando guerrilleros lograron la primera victoria armada frente a los realistas iniciando así la Guerra de los 15 años en busca de la independencia del Alto Perú. Sin embargo, en la lógica integradora en la región debemos mencionar la Batalla de Cotagaita, del 27 de octubre de 1810, que fue el factor previo que permitiría esta primera victoria de los patriotas, bajo una lógica de Guerra de Guerrillas. Así, destaca la figura de Pedro Arraya, comandante de los sublevados contra el régimen colonial, que hasta ahora representa a otros tantos hombres que participaron en este tiempo de búsqueda de independencia junto a la caballería chicheña otro pilar de identidad. Así, han pasado más de dos siglos y hemos transcurrido por varios periodos desde constituirnos como la República de Bolívar-Bolivia, hasta la actualidad en la que somos un Estado Plurinacional, marco en el que proyectamos y trabajamos hacia la Reconstitución de la Nación Chichas.

Bajo estos antecedentes de la historia, además de conmemorar de manera festiva por estas fechas, este hecho ha sido muy significativo para que se vayan estableciendo otro tipo de situaciones como un merecido homenaje a este suceso. Entre lo mencionado tenemos la existencia del Colegio Nacional Mixto Suipacha constituido en el primer colegio secundario provincial en Bolivia. Asimismo, y ahora con especial atención, tenemos la existencia centenaria de la Escuela 7 de Noviembre. Ambos espacios educativos son reconocidos como lugares de la tradición e identidad chicheña, especialmente de Tupiza. En este marco, la Escuela 7 de noviembre celebra este año el primer centenario de existencia en la formación primaria, que en otros tiempos lo conocíamos como el ciclo básico. En este espacio estudiamos muchos habitantes de Tupiza encontrando en sus aulas lo primeros años de educación formal.

Recuerdo especialmente a una persona, Hugo Guillén, quien solía pararse frente al ingreso de la escuela para entonar los versos “Con la frente altiva y serena/con los ojos mirando al porvenir…”, del himno a la escuelita 7 de noviembre, sin necesitar una fecha especial para rendir el sentido homenaje a dicho lugar, posiblemente recordando tiempos de la infancia y niñez que para muchas personas tienen un sentimiento especial. Esta escuela también nos recuerda al Batallón Colorados que es representado, hoy en día, por niñas y niños que en fechas cívicas visten el uniforme característico de los defensores del Pacífico asociando así el anhelo de reivindicación marítima boliviana. De esta manera, la presente gestión gira la mirada hacia este espacio educativo para rendir especial homenaje luego de 100 años de funcionamiento al servicio, primero de niños y ahora, de niñas y niños, seguramente con muchos retos por delante para responder de manera asertiva a las demandas de nuestros tiempos. Por ejemplo, cimentar desde los primeros años de formación los principios de equidad e igualdad entre mujeres y hombres para conformar una sociedad más justa y en igualdad de oportunidades. El centenario no es gratuito y por tanto esta escuela deberá estar acorde a las necesidades sociales que requieren urgentemente medidas prudentes que vayan a lograr los cambios generacionales más allá de contenidos formales y aportando a la construcción de seres humanos integrales y complementarios a la educación que se brinda dentro de las familias. La niñez es uno de los grupos fundamentales para lograr avances determinantes en las sociedades y esa deberá ser la labor hacia adelante para nuestra centenaria escuelita 7 de noviembre.

(Diseño de imágen: Camilo Rosso Leaño)

lunes, 22 de octubre de 2018

COPLEANDO EN WAYRA HUASI

La música de la región chicheña tiene consigo una importante gama y variedad, manteniendo constante una característica de regionalidad proveniente de diferentes vertientes musicales históricas. En este sentido encontramos a dos importantes exponentes de la música como ser a Felipe V. Rivera que se constituyó en un importante referente en Bolivia y la Argentina posicionando gran parte de su repertorio en la música popular de ambos países y que se mantiene vigente hasta nuestros días en nuevas versiones y con otras intérpretes. Por su parte, en tiempo más cercanos se encuentra Alfredo Domínguez Romero, quien se encuentra catalogado como uno de los guitarristas más importantes dentro de la Enciclopedia de la Guitarra; Domínguez se ha constituido en un ícono de la identidad chicheña mediante su música que ha trascendido fronteras legando hasta Europa y sigue vigente pese a que el artista ya murió hace varias décadas. Así estos dos exponentes de la música chicheña han mostrado algunas de las vertientes musicales de la región, ya sea mediante la guitarra o mediante la orquesta donde encerraron acordes y letras de las vivencias de estos lados del mundo.

En este sentido, vamos puntualizando sobre, lo que podríamos denominar, música típica de los Chichas que desde lo autóctono u originario se entiende por los instrumentos comunitarios que se manifiestan en fiestas tradicionales como ser Reyes, Carnavales, Pascua, Todos Santos, entre otros. En medio de este debate debemos señalar la complejidad que puede significar la identificación del carácter originario de la cultura y la música. Con este paréntesis y advertencia necesaria, presentamos a instrumentos endógenos como la anata, la caja y el erke, principalmente, los cuales están presentes en diferentes momentos del calendario festivo ritual de la región en comunidades y áreas concentradas como una constante que elimina diferencia imaginaria que se podrían establecer entre lo rural-urbano y más bien son factores de cohesión del tejido social. Así señala Manuel Mendoza en su libro Misterio de los Chichas: “Todas [las coplas y contrapuntos son] interpretadas de acuerdo al calendario de festividades y costumbres que se cumplen durante el año, cada región tiene su forma, estilo o manera de cantar”. Entre los instrumentos denominados se presentan argumentos que encumbran, sobre todo, a la caja y el erke como los instrumentos más representativos de la identidad chicheña que deviene de tiempos precolombinos en contextos de la vigencia de la Nación Chichas.

En el mismo sentido, cuando se debate sobre el sentido típico de la música y la cultura acudimos a la copla, interpretada principalmente al compás de la caja y erke, presente a lo largo del año y con algunas variaciones dependiendo de la época en la que se interpreta. Bajo esta contexto, en Tupiza se viene realizando la celebración del Día del/la Compositor/a y Coplera/o Chicheña/o  en un escenario natural ubicado en la comunidad de Yurcuma que fue llamado Wayra Huasi (del quechua: casa del viento), actividad que surgió a iniciativa del cantautor Willy Alfaro, un gran referente actual de música chicheña. Esta actividad resulta sugerente para rescatar y fortalecer la identidad a partir de la interpretación de la copla chicheña además de la utilización de la caja y el erke como manifestación cultural en nuestra región. De esta manera, el evento se va ampliando y congregando a copleadoras y copleadores de diferentes latitudes, fortaleciendo la integración a partir del encuentro musical que a su vez permite un nuevo espacio de encuentro e intercambio entre pobladoras y pobladores de los Chichas (no solo en Bolivia sino también Argentina) como es el caso de la participación de gente de Tilcara. Con lo manifestado, la iniciativa que rescata el uso de estos instrumentos autóctonas es muy significativo ya que permite refrescar su utilización mediante un posicionamiento de los mismos junto a versos que expresen las vivencias actuales de nuestra población como testimonios del nuevo siglo fortaleciendo aspectos, fundantes de una identidad, como la historia oral de nuestro pueblo.

lunes, 15 de octubre de 2018

POLÍTICA DE ALTA INTENSIDAD


Octubre del año 2018, todavía nos encontramos con agenda llena, recordando, por ejemplo, los 51 años de la muerte del Che en territorio boliviano a manos del ejército junto a agentes de la CIA y los Rangers, lo cual siempre nos tienta a imaginar a la Bolivia con la revolución foquista triunfante. Encontramos al día de la mujer boliviana como un homenaje a la poetisa y literata Adela Zamudio, en medio de debates sobre la prudencia de felicitar o no a las compañeras, o por el contrario reivindicar desde la reflexión y activismo los derechos humanos de las mujeres frente a toda la problemática de desigualdades y ejercicio de violencia que sufren día a día en ámbitos públicos y privados. Llegamos hasta el día de la descolonización, que antes era equívocamente denominado “día de la raza”, recordando el desencuentro suscitado con la llegada de Colón y sus tripulaciones a tierras del Abya Yala, comenzando con un proceso de sometimiento y humillación que duró varias centurias. De esta manera, los primeros 15 días de octubre comienzan con agenda amplia de recordatorios y debates sobre los mismos, para cuestionar varios aspectos sociales e históricos de nuestro país.

Entre las fechas mencionadas, se encuentra, también, el 10 de octubre en el que celebramos el día de la democracia, cuando en 1982 Hernán Siles Suazo asumía el gobierno luego de superar una serie de gobiernos de facto, en aquellos tiempos de la bota militar y su dictadura. Sin duda, este año la jornada para recordar la democracia tuvo una relevancia especial donde las autodenominadas plataformas ciudadanas marcharon, sobre todo en La Paz, exigiendo el respeto por el voto del pueblo en el referéndum del 21 de febrero del 2016, donde la opción por el no ganó e inhabilitó la posibilidad de modificar el Artículo 138 de la Constitución para viabilizar una nueva postulación de los actuales Presidente y Vicepresidente. En este espacio llamó la atención el observar a algunos líderes de oposición que volvieron a las bases, cediendo la palestra a otros personajes miembros del Comité de Defensa de la Democracia. Por su parte, sectores afines al Movimiento Al Socialismo se movilizaron, también, recordando el retorno a la democracia que nos permite vivir en el marco del respeto a los Derechos Humanos hace 36 años atrás. Sin embargo, hay quienes mencionan que más allá de las dictaduras natas, también existen otro tipo de regímenes que fluctúan entre la democradura y la dictablanda, otorgando matices y mayores o menores niveles de vulneración a los Derechos de la población.

Este marco ha permitido, una vez más, potenciar la democracia de alta intensidad que ya se ha iniciado, mucho más, con el anuncio de Carlos Mesa de ser candidato a la Presidencia, extrañamente, con la sigla del Frente Revolucionario de Izquierda (FRI), lo cual ya genera algunas contradicciones en el planteamiento y postulación. De esta manera, hemos arrancado el tiempo pre electoral donde Bolivia se pone el chip político, o de la politización (mucho más que en otros tiempos), para ir direccionándose rumbo a las primarias y luego a las nacionales del próximo año. Con este escenario, nos hemos adentrado en una figura sui géneri, donde la discusión se ha replanteado y modificado el centro del debate que, hasta hace poco, centraba la agenda en el resultado del 21 de febrero y ahora se dispersa en otros elementos de análisis. Así, podríamos ir analizando el primer discurso del candidato Mesa, donde nos habla de un nuevo tiempo y nuevos liderazgos, palabras que nos remonta a los años 2003 y 2005 donde este fue partícipe del gobierno de turno junto a Gonzalo Sánchez y la crisis que se desató dando paso a todo el proceso constituyente. Después escuchamos la oferta de un “gobierno de ciudadanos”, que nos permite abrir el debate en torno a las categorías planteadas como la de “ciudadano” que lleva consigo la connotación del habitante de la urbe (que excluye lo rural-comunitario), también vincula los derechos políticos pero que trae como  trasfondo la individualidad, contraria a la realidad de nuestro país donde la sociedad organizada es una constante en, casi, todos los espacios y sectores. Así solo hacemos una primera aproximación a este tiempo que comienza a abrir diferentes escenarios en un tiempo de política de alta intensidad.

lunes, 8 de octubre de 2018

LAS DEMANDAS DE GINEBRA


Ha pasado una semana, desde el infausto momento en que la Corte Internacional de Justicia de La Haya, por 12 votos contra 3, dijo que Chile no contrajo la obligación legal de recoger un acceso soberano al Océano Pacífico para Bolivia con un resultado negativo a nuestro país. Así, este fallo, para nuestra población llegó como un revés inesperado que afecto gran parte de nuestra autoestima y el anhelo romántico del retorno al mar que se había presentado con gran expectativa mediante esta demanda establecida por el gobierno boliviano. Pasaron cinco años, desde el 2013, a la espera de este resultado que había sido esperado con ansias como una de las posibilidades más sugerentes de los últimos tiempos y una decisión política asumida por el actual gobierno. Ante toda esta situación los argumentos y alegatos presentados por nuestras y nuestros representantes parecen no haber cumplido con lo exigido por la Corte, que según algunos tuvo un actuar conservador. Semana después, el balde de agua fría ha pasado y se trata de hablar del futuro, obviamente revisando y reflexionando el pasado, para identificar las maneras de encarar el provenir, reconociendo, primero que no fue la primera ni la última vez que levantamos esta bandera de reivindicación.

En este marco, recordamos la primera demanda que Bolivia hizo ante la injusticia del Tratado de Paz suscrito con Chile en 1904. Entonces nos remontamos hasta 1919 donde se aprueba el Pacto de la Sociedad de las Naciones, luego de la conclusión de la Primera Guerra Mundial. En ese contexto, apenas un año después, una comisión boliviana presidida por Félix Avelino Aramayo e integrado por Franz Tamayo y Froilán Zambrana, no obstante en medio de pugnas y contradicciones no se logró concretar dicha demanda, la cual quedó postergada por un año. “Las demandas de Ginebra”, así titula Alfonso Crespo (en el libro “Los Aramayo de Chichas”) al capítulo donde se aborda este sugerente primer intento para nuestro retorno al mar, apelando al Artículo 19 del Pacto de la Sociedad de las Naciones de la nobel Liga de las Naciones. Así, en el año siguiente las contradicciones fueron aumentando y en 1921 una nueva comisión donde se encontraba Carlos Víctor Aramayo y Demetrio Canelas. Pese a las observaciones hechas se continuó con la demanda, bajo una orden desde Cancillería el 21 de agosto de 1921, hecho que fue asumido por Aramayo en defensa de los argumentos bolivianos en idioma inglés que fue bien valorado por la prensa europea, ubicados en Ginebra Suiza. Asimismo, Aramayo gestionó el apoyo de delegaciones como Brasil, China, Rumania, España, Gran Bretaña, Canadá y Bélgica. Poco tiempo después, los delegados presentaban el informe donde, en palabras de Alfonso Crespo, “en buen romance, la demanda era rechazada” donde se destacaron la palabra inadmisible. Así, con otros episodios más, el autor de “Los Aramayo de Chichas”, culminaría el mencionado capítulo con las siguientes palabras: “Uno de los muchos episodios en ese rosario de frustraciones que es anhelo boliviano de volver al mar”; que con seguridad es un sentimiento actual y vigente que deberá permanecer latente.

Han pasado siete días, y la agenda de coyuntura es otra. El fatalismo del fallo de La Haya y la imagen del Presidente arropado por cuatro ex presidentes parecería que se ha olvidado, al mejor estilo de la memoria corta de nuestra población. Ahora nos concentramos en la oficialización de candidatura del ex vocero de la demanda marítima y ex Presidente Carlos Mesa quien extrañamente aparece en las filas del Frente Revolucionario de Izquierda, lo cual nos produce aún más interrogantes. La agenda se va direccionando hacia las elecciones generales del próximo año, en medio de slogans como los del 21 de febrero que no tienen ni programa ni propuesta de país. Mientras tanto la “ciudadanía” se mueve al son de una sociedad del meme, con alarmante superficialidad en la capacidad de análisis y sentido crítico. En este marco, es seguro que el tema del mar estará contemplado entre las propuestas político electorales y deberemos esperar los derroteros a seguir en ese cometido. El tema del mar debe dejar su sentido romántico, patriotero y chauvinista para evaluar en prudente medida para considerar el futuro del país vinculado al enclaustramiento marítimo como obstáculo de desarrollo. Con seguridad que se tendrá nuevas alternativas; no fue la primera ni la última vez que se pretende recuperar el acceso al mar con soberanía, así como lo hizo la delegación de 1920 en Ginebra-Suiza, otro país mediterráneo que es puntal de desarrollo con todas sus características geográficas territoriales en el viejo continente.

lunes, 1 de octubre de 2018

SIN QUE SEA MARZO

No estamos en marzo, pero para Bolivia y su población se ha cimentado un anhelo y un vacío, incluido un enemigo imaginario Chile. Así hemos ido construyendo toda una, especie de, ideología en contra de la gente del vecino país rememorando un hecho ocurrido hace más de cien años cuando, mediante una guerra, se nos arrebató territorio soberano y, peor aún, el acceso al mar. Luego de este hecho, hemos arrastrado la secuela de esta pérdida por décadas y décadas a la espera de un resarcimiento de daños y sobre todo curar una herida histórica que se ha heredado generación tras generación. Así, el mar pendiente y ausente pervive en nuestra cotidianidad, sin que sea marzo, y emerge de cuando en cuando en nuestras convivencias, diálogos, debates y, cómo no, política generando sentimientos, a veces, exacerbados y basados en chauvinismos litigiosos que no aportan en los criterios de sensatez que ameritan estas problemáticas.

Después de una, larga, espera nos encontramos frente a una fecha, que podría considerarse histórica para Bolivia a la expectativa del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya frente a la demanda marítima presentada el año 2013 por el gobierno boliviano. La demanda marítima ha seguido su curso y es tiempo de la sentencia que permita tender un puente para retomar las negociaciones con Chile denominadas “de buena fe”. Sin embargo esto no significa el retorno inmediato al Pacífico, pero siembra un hito determinante en el derrotero hacia la costa, junto a otros que fuimos superando y están plasmados en un documento sugerente llamado “El Libro del Mar”. Con algunos más emblemáticos y contradictorios como el Abrazo de Charaña, realizado por Hugo Banzer y Augusto Pinochet, que según  decían representó un gran acercamiento al retorno al mar. No obstante en medio de estos intentos, puede existir una gran demagogia vinculada a buscar legitimidad para los gobiernos de turno, siendo la bandera segura en momentos de crisis de gobernabilidad para generar cierta cohesión en la población.

Ante el acercamiento del fallo de la Corte sobre la demanda marítima, el gobierno chileno viene trabajando estrategias diversas entre ellas la desinformación sobre el pliego petitorio planteado por Bolivia. En este sentido, luego de establecer diferentes antecedentes en el petitorio de la demanda, Bolivia solicita a la Corte Internacional de Justicia que “juzgue” y “declare” que: a) Chile tiene la obligación de negociar con Bolivia con el fin de alcanzar un acuerdo que otorgue a Bolivia una salida plenamente soberana al Océano Pacífico; b) Chile ha incumplido dicha obligación; c) Chile debe cumplir dicha obligación de buena fe, pronta y formalmente, en un plazo razonable y de manera efectiva, a fin de otorgar a Bolivia una salida plenamente soberana al Océano Pacífico; “El Libro del Mar” (2014). Aquí, las demandas de Bolivia, ahora queda esperar los caminos a seguir, donde posiblemente estemos ingresando a otra etapa de la historia del país con mayores visos de volver al añorado mar; y más aún cambiar los imaginarios colectivos, superando las heridas históricas que hemos arrastrado como un lastre, vinculando a este antecedente aspectos como el desarrollo del país vinculado al enclaustramiento y mediterraneidad de Bolivia. Sin duda este es un momento de gran expectativa frente a uno de los elementos identificados como, uno de los reducidos, aspectos que unifican a nuestra gente.

lunes, 17 de septiembre de 2018

COCHABAMBA EN MÍ



Cochabamba es más que una “capital gastronómica” y encierra una historia, una población, una vivencia cotidiana que se construye a cada instante en medio de significados y significantes. Haciendo gala de un género de relato cuasi existencial, aprovecho este pretexto cívico del 14 de septiembre para recapitular algunos momentos de gran relevancia en mi proceso de formación como profesional y como persona. Así, primero debo reconocer que con el paso del tiempo voy perdiendo la memoria por lo cual puede ser prudente plasmar estas palabras provenientes del recuerdo, no como nostalgia sino como aprendizaje. De esta manera, tengo un primer encuentro con el valle cochabambino el año 1998, donde se encontraban estudiando mis hermanos y yo estaba de paso rumbo a Santa Cruz, así por algunas horas estuve fluctuante en este lugar sin mayor objetivo que encontrar a mis familiares de primer grado, lo cual no tuvo un resultado positivo. Así, solo pude llevarme sobresaltos aventureros y las percepciones de gentileza de algunas personas cochabambinas y un Cristo en lontananza; a este fugaz paso por el valle le siguieron visitas similares, teniendo a mi hermana como anfitriona principal, ahora sí, con visitas a esos lugares del horizonte lejano, algo más empapado del aire y vivencia q‘ochala.

Volví años después, 2002, en medio de confusiones y grandes dilemas de vida (en este caso reales y no seudo existenciales) ahora como residente permanente (emigrante-inmigrante) siendo mi nuevo hogar por varios años en búsqueda de lograr la “profesionalización”, como un Sansimoniano más, dentro de esta casa de estudios superiores. Tuvieron que pasar, casi, dos años para sentirme plenamente confortado por este espacio con su clima, su gente, su comida y todos los elementos que lo caracterizan fluctuante entre amistades del mismo lugar de origen y, los más, de diferentes latitudes. En ese tiempo tuve que transitar de las ciencias tecnológicas a las Ciencias Sociales encontrando una comunidad que se fue constituyendo como una familia, que al final de cuentas tienen la misma matriz. Así, entre lecturas, cafés, tertulias y más fuimos cultivando un grupo heterogéneo, constituido por mujeres y hombres, muchxs inmigrantes como yo, con una gran cercanía, fraternidad y complicidad. En medio de estas convivencias estaban diferentes facetas de la vida como ser lo académico, ideológico y político entre otras que nos obligaban a pasar mucho tiempo en los pasillos y gradas de aquel edificio republicano que nos albergaba tan cálidamente (ahora este lugar tiene otras misiones y lxs estudiantes de las Ciencias Sociales han sido relocalizados a otros espacios, mucho menos acordes a nuestra proyección).

Lo momentos de ágape y distracción, que por cierto eran muchos, los pasábamos en gran parte albergados por la universidad. Sin embargo también estábamos presentes en otros lugares y no-lugares tratando de darle alguna explicación al orden de las cosas o caso contrario motivar las revoluciones inexcusables para cambiar el statu quo de ser necesario. Así, andábamos de cuando en cuando relatando en torno al elixir del valle, que algunxs llaman chicha, junto a sus cercanos como la garapiña y el guarapo, con interludios de la tradicional y centenaria cerveza cochabambina y, cómo no, las comidas de la cocina valluna inigualable, seguramente por la energía presente en este lugar. Pasaron los años y nos dirigimos por caminos bifurcados y diferentes; nos hemos direccionado, en muchos de los casos, por diferentes luchas y causas que vislumbren algo más que el tedio de la cotidianeidad. En un contexto en el que las revoluciones se fueron concretando, siendo testigo de sucesos como el 11 de enero de 2007 que afectó, duramente, el tejido social de la otrora integración gestada durante la “Guerra del Agua”. De esta manera pasaron casi 10 años de vivencias en este valle acogido por el Apu Tunari, reencontrándome con un idioma vivo de nuestros pueblos originarios, el quechua, junto con toda la cosmovisión implícita. Así, fue pasando en tiempo y Cochabamba fue percutor de mis cortes epistemológicos, fundamental hoy en día, con vínculos permanentes con la academia (Sociología, Ciencias Sociales, el Centro de Investigaciones Sociales, el Centro de Estudios Superiores Universitarios, Cachín Antezana, Fernando Mayorga), la lectura y la escritura; pincelando la bohemia y el arte; incluido el fútbol con el Aurora (equipo del pueblo).

Hoy en día, Cochabamba demarca toda esa carga objetiva y subjetiva en mí, permitiendo habitar otros espacios siempre fluctuante y a la espera del retorno, como un ser valluno innato (valle chicheño, valle de Kanata). Para este tiempo, Cochabamba se ha resignificado por hechos más contemporáneos y experiencias de un migrante eterno, pero mantiene consigo el aporte que pudo brindar durante mi residencia en este lugar que, con todos sus elementos, materializa el Sumak Kawsay entre la urbe, las provincias y sus comunidades. A kilómetros de distancia, también brilla el sol de septiembre y escribo este homenaje a un territorio, un pueblo, una historia y mucho más; sintiendo el riesgo de que estas palabras no logren plasmar, en plenitud, a Cochabamba en mí. Por eso y más, un kaj por Cochabamba

lunes, 3 de septiembre de 2018

Y EL ANILLO PA’ CUÁNDO


“Paradójicamente al momento de enviar este texto, me encuentro en una fiesta infantil donde los animadores promueven el baile de niñas y niños al ritmo de esta canción junto a otros del, polémico, ritmo reggaetón”.

Las formas en que se construye los imaginarios sociales van variando en el tiempo, en este sentido hasta hace algún tiempo, por ejemplo, se tenía a las producciones de Disney donde se comenzaba a estructurar los tipos y formas de llevar adelante una relación de pareja, con fuerte énfasis en el amor romántico. En este caso estamos considerando a población infantil, donde se construye y crea a príncipes azules valientes y, casi, todo poderosos capaces de vencer a monstruos, ejércitos y dragones en el objetivo de rescatar a las princesas desvalidas y débiles ante el mundo, por tanto inferiores, en varios de los sentidos, a los hombres. Desde esta perspectiva, se observa que desde que nos encontramos en la infancia las instituciones sociales comienzan a construir los roles de género, demarcados por las desigualdades entre sexos, mostrando y consolidando, una supuesta superioridad de los hombres ante las mujeres. Por su parte, las otras instituciones sociales, como la familia, la escuela, la iglesia y demás, tienen su cuota para reforzar esta lógica que se constituyen en patrones sociales y culturales con algunas variantes, dependiendo del contexto, pero al final están enmarcadas en una estructura patriarcal.

En grupos adolescentes y jóvenes, frente al vaciamiento en todos los ámbitos, se presentan con fuerza los grupos de amigos, los cuales de por si responden a un proceso de formación colectivo en base a sexismo, machismo, discriminación y misoginia, entre otras. En este marco, la música es uno de los principales ámbitos en los cuales se desarrollan estos grupos, como agentes pasivos o célibes, recibiendo información de manera muy poco crítica y sin argumento previo. En este entramado, es fundamental identificar géneros musicales como el reggaetón que contiene toda una carga de las características antes mencionadas, principalmente cosificación. Sin embargo, haciendo un análisis básico, que implica solo escuchar con atención las letras, advertimos que gran parte de las canciones, más allá del género musical, tienen este tipo de contenidos camuflados con amor romántico, en el mejor de los casos. Entonces nos encontramos en medio de una hecatombe de información sexista que sigue ampliando las desigualdades, entre sexos y géneros, sustentadas en gran parte por lo cultural.

Como un caso específico, podemos apelar a una canción en boga de este tiempo y solo referencialmente, titulado “El anillo”, donde se presentan una serie de mensajes sobre amor romántico y violencia contra las mujeres que terminan con la interrogante de ¿y el anillo para cuándo? Donde, implícitamente, se hace mención al compromiso y el matrimonio, todo ello en medio de cosificación de la mujer que es reducida casi a un objeto en medio de versos que logran confundir a quien recibe la información. Asimismo vamos construyendo estereotipos del ser mujer y ser hombre, basados en este tipo de construcciones que son recibidas con muy pocos criterios y sentido crítico. Entonces, haciendo una lectura global de dicha canción, identificamos las relaciones que se establecen para formar una pareja y las etapas de dicha relación. Entonces, las fantasías creadas desde los cuentos de Disney son reforzados por otro tipo de información, pero que es concordante a los roles de género tradicionales en medio de hadas, príncipes y princesas totalmente alejados de nuestra realidad y que solemos replicar, casi, automáticamente en lo cotidiano y en momentos emblemáticos de la vida pero de manera diferenciada para mujeres y hombres.

lunes, 27 de agosto de 2018

EL MUNDO ES UN PAÑUELO



Por lo general, las publicaciones denominadas memes resultan ser muy inmediatas y dejan el resto para los conocimientos previos de las personas que interactúan con los mismos, hecho que repercute en la interpretación y recepción que se tenga al respecto. No obstante, en las redes sociales se presentó un caso singular con la leyenda “el mundo es un pañuelo”, el cual nos remite hasta la dimensión que puede tener nuestra existencia y nos condena a la relatividad fluctuante, solo matizada por el libre albedrío. Además fue sugerente, y hasta provocativa, la connotación de esta publicación que llevaba por detrás el debate sobre el aborto que se estaba realizando en la Argentina y donde se presentaba el símbolo de la pañoleta verde exigiendo la despenalización del aborto, legislación que ya había sido aprobada en diputados y ahora se encontraba en la instancia senatorial.

En este sentido, la situación política del país vecino, Argentina, motivó una movilización colectiva en varios países de la región donde destacaron los colectivos de mujeres que respaldaron este proyecto de ley, el cual se convertiría en un importante antecedente para continuar en este sentido a nivel sudamericano. También se identificó la participación, minoritaria, de algunos hombres, considerados desde el feminismo como aliados pero bajo una misma bandera. Entonces, el polémico tema del aborto permea en diferentes ámbitos para ponerse en agenda de discusión, con una gran movilización de población enmarcada en una causa. Sin duda, dentro de este debate los hombres tenemos la palabra limitada ya que nos reducimos a simples aliados, en el mejor de los casos, para las compañeras en la lucha y la decisión sobre sus cuerpos. Caso contrario, deberíamos guardar un respetuoso y ubicado silencio para no caer en el permanente discurso de la doble moral que ha sido embanderado por el discurso “pro vida”, el cual lleva por detrás una serie de prejuicios y sesgos religiosos con una gran carga de ignorancia.

Contradictoriamente, lo ocurrido en el Senado argentino se llevó adelante un debate muy parejo, en cuanto a número, pero con una gran brecha respecto de la capacidad argumentativa, donde se notaban niveles, casi verborréicos desde el lado de las pañoletas celestes “pro vida”. Sin embargo, lo ocurrido en este espacio no se reduce al debate formal-estructural, sino que involucra a la cotidianeidad, principalmente en la vida de las mujeres donde los hombres tenemos muy poco, o tal vez nada, de opinión partiendo de la premisa de “mi cuerpo, mi decisión”. En este sentido, nos encontramos en un complejo marco que se ha desenvuelto a partir de esta demanda de la despenalización del aborto en cualquier caso, que busca garantizar el acceso y derecho a la salud y la vida, principalmente, de mujeres pobres.

Paradójicamente han sido muchos hombres quienes se han manifestado al respecto, cuestionando fervientemente esta posición asumida, lo cual se ha reflejado en las intervenciones de los representantes del senado argentino con criterios muy fuera de lugar así como en las redes sociales. De esta forma, se aplica un término cabal, el mansplaining (hombres explicando) como si nuestras compañeras necesitaran de algún iluminado para tomar decisiones, incluso sobre sus cuerpos, y explicando sobre la mejor forma de ser mujeres. Con todo ello, se visibiliza que el machismo y patriarcado están plenamente vigentes y que negarlo sería como cerrar los ojos siendo cómplices de la desigualdad, la violencia contra las mujeres y otras injusticias sociales atrincheradas en los roles de género y los patrones culturales que mantienen este orden establecido. Con lo mencionado, retomamos el dicho de que “el mundo es un pañuelo” donde las personas somos transeúntes de la vida y solemos atrincherarnos en posiciones que juzgan al resto de personas y, como siempre, son las mujeres quienes resultan más afectadas de forma permanente sin importar el motivo, bajo la lógica androcéntrica arcaica y totalmente fuera de lugar en pleno siglo XXI.

lunes, 20 de agosto de 2018

UN DECENIO EN EL OFICIO DE ESCRIBIR


Fotografía que acompañó mi primera publicación el 11 de agosto de 2008 bajo el título “Por el reconocimiento y consolidación de la Gran Región de los Chichas”.


Agosto de 2008, eran otros tiempos. La coyuntura y devenir de la socio-historia hizo que el país se encuentre en un momento complejo, con política de alta intensidad, enmarcado en el, denominado, proceso de cambio con apenas 3 años de vigencia en la primera gestión de gobierno de turno. Dentro de ese marco, se había observado un vacío de participación de los Chichas como pueblo precolombino y con todo el aporte que dio a la construcción del país. En ese sentido, con un grupo de paisanos (eramos solo hombres) se pudo concretar la participación en la “Gran Marcha Nacional de los Pueblos Indígenas Originarios Campesinos” sentando un precedente de la vigencia de los Chichas en esa coyuntura, entendida incluso como un momento constitutivo, de la cual no podíamos quedar exentos. Más o menos, esa fue la sucesión de hechos ocurridos en ese tiempo que paralelos a la formación académica en la que estaba inmerso, el pregrado en Sociología, junto a procesos propios vinculados a la lectura y, la necesidad urgente de la, escritura lograron tomar la decisión de elaborar un primer artículo de “opinión” para ser lanzado para la consideración de ser publicado en un periódico regional de los Chichas. Ese fue el primer paso de enfrentar a la hoja en blanco, dejando siempre los puntos suspensivos que ahora celebro y homenajeo, cómo no, escribiendo.

Luego de realizar esta publicación, sucedió una “saga” mayor al pretender publicar artículos mensuales, luego bi-semanales hasta ser columnista permanente, semanal, en ese medio; ingresando al oficio de escribir. Entonces, la coyuntura demandaba emitir “humildes” criterios desde la lógica de una columna de opinión a partir del acervo de un estudiante universitario, inmigrante, con imaginarios socialistas, con ideas todavía embrionarias pero compromometidas con su región de origen “los Chichas”, algo bohemio y así por el estilo. Con toda esa carga subjetiva, y temas de motivación, surgieron artículos y columnas semanales enmarcadas en todas esas temáticas, producción que hasta la actualidad llega a poco más de 400 escritos publicados de los cuales más de la mitad corresponden a la temática de los Chichas. Asimismo, gran parte de estos textos se encuentran plasmados en un blog personal “Apostillas” en la dirección http://yanezapostillas.blogspot.com que funge de repositorio virtual de estas ideas, y algunas creencias.

Han pasado diez años desde ese momento, casi una vida, como un reto permanente de escribir lo cual demanda, siempre, algún pre-texto que con el paso de los años se fue direccionando a prestar mayor fuerza a la temática de los Chichas, que en su proceso interno fue moviendose desde su entender como Región hacia un complejo y serio proyecto de Reconstitución como una Nación, proyección todavia en desarrollo. En este lapso también ocurrieron otros eventos como la obtención del título profesional en pregrado y la recta final como candidato hacia la Maestría y en este último tiempo la decisión de visibilizar mi “otredad” en la transfiguración de José a Augusto, todo ello en medio de nacimientos y muertes. Desde la apacible vida en el valle cochabambino ahora estoy fluctuante en las tierras del Jach’a Tata Illimani, como un caminante de la vida o capaz un inmigrante eterno y hasta un apátrida simbólico y honorífico.

Un decenio después, que sea solo el primero, queda toda esta producción (ojalá que no solo como archivo) y consecuentemente se fueron abriendo otros espacios sugerentes como ser la publicación de artículos en libros donde destaco al Centro de Estudios Superiores Universitarios, de la Universidad Mayor de San Simón, donde se publica parte de mi tesis de licenciatura. También formé parte de revistas especializadas como colaborador y por último están un importante número de publicaciones en medios nacionales como ser La Esquina, Animal Político, Tendencias, La Época y otros medios regionales de Potosí y Tarija. Con lo antecedido, debo reconocer diferentes momentos inmerso en altibajos junto a las pinceladas de la vida de los seres comunes y simples mortales; por otra parte la escritura me permitió conocer muchas personas de gran valía así como algunos reconocimientos “oficiales” y otros más espontaneos (meritorios de por si). La escritura se constituye en un nexo, ineluible, con la academia, con el arraigo necesario de una identidad y, hasta, con la política ingrata a veces (mucho peor en determinadas coyunturas). Dos lustros han pasado y los retos continuan hacia adelante, los cuales están bien identificados y delineados, que dios mediante esperemos aporten de alguna manera a la relatividad de nuestra existencia dejando algun legado mínimo a la construcción de nuestras sociedades (incluyentes, equitativas, justas y libres de violencia), nuestras culturas e identidades, desde el espacio que ocupamos, en el intento de existir.

lunes, 6 de agosto de 2018

REFLEXIONAR BOLIVIA



6 de agosto de 1825, son 48 representantes ante la Asamblea de las Provincias del Alto Perú quienes firman el Acta de Independencia de la novel República de Bolívar, luego de concluirse la Guerra de los 15 años dentro del proceso independentista que empezó con los Gritos libertarios en Chuquisaca y La Paz en 1809; y, más aún, en Suipacha con el “Bautizo de fuego” de 1810. Así nacería la República de Bolívar, en homenaje a su libertador y en detrimento de otras tantas y tantos que lucharon en este mismo objetivo. De esta manera se fundaba un nuevo país, heredero de la colonia y germen del colonialismo interno con gran parte de la población excluida (indios y mujeres principalmente) del nuevo y embrionario Estado. En este marco, la gesta libertaria había sido consolidada por gran parte de los nuevos héroes que en su momento fueron realistas y ahora, con un simple cambio de camiseta, se convertían en iconos patriotas (situación que reproducimos hasta la actualidad con nuestro anquilosamiento patriotero y chauvinista de estas fechas).

Pero las fundaciones no suelen ser simples momentos o hechos inmediatos, sino que responden a procesos más complejos que requerimos considerar, o por lo menos conocer, para no pecar de los vicios de la coyuntura del fervor cívico, con un gran sesgo de ignorancia. En este sentido, nos remontamos hasta 1781, con los levantamientos indígenas que demarcaron un derrotero y “amenaza” para las elites criollo-mestizas en el planteamiento de un proyecto de país de indios y el retorno al Tahuantinsuyu. En 1789, ocurre la Revolución Francesa donde se estatuye un Estado democrático, socavando las bases de la monarquía, lo cual llega hasta nuestras tierras en forma de ideas, cobrando fuerza en espacios como la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca donde los “hombres ilustrados” se apropian de estas ideas planteando el proyecto, alterno, de un país criollo-mestizo (blancoide). Así se genera la bifurcación y debate de las dos bolivias, presente hasta nuestros días sobre todo desde el pensamiento indianista. En esta línea cronológica, se tuvo que esperar más de un siglo después, superando varios momentos de profunda inestabilidad, para llegar hasta la Revolución Popular de 1952 con varios avances importantes como el voto universal, la nacionalización, reforma agraria; más allá de las sombras consecuentes en la forma de su aplicación.

Ya en el siglo XXI, Bolivia se acerca a su bicentenario y parece que los avances son muy lentos, todavía, porque nuestro país sigue arrastrando taras centenarias que se han visibilizado en los últimos años como producto de la carga histórica que tuvo un punto de quiebre el 2003 con la caída del sistema político, económico e incluso el social. En este marco, nuestro país y su población se ha introducido en una vorágine altamente politizada donde vivimos en tiempos inmediatistas que han olvidado la memoria histórica y mucho más el devenir de hechos como los antes mencionados, lo que no permite tener una visión compleja de la realidad boliviana que explique, coherentemente, los tiempos en los que vivimos. Ante esta situación, debemos agregar las condiciones tecnológicas que han devaluado aún más el debate y el argumento para cualquier temática y nos reduce a ser una sociedad del meme donde sujetamos nuestros criterios a un simple slogan inmediatista. Asimismo, nos vamos adormeciendo en demostraciones de civismo, como desfiles por ejemplo, que deberían ser reconsiderados en la realidad actual y su pertinencia como una forma de celebrar la independencia. Todavía se requiere muchas cosas para seguir avanzando como país, donde se priorice la educación, el conocimiento, la integración, la complementariedad y otras, pero siempre yendo más allá del concepto y más bien estructurando esas complejidades que cruzan a nuestra actualidad, como la cultura, la religión, las desigualdades, la exclusión y discriminación, la violencia, los regionalismos y más, que pueden tener diferentes rostros los cuales afectan al tejido social y a nuestros sentimientos de comunidad y hermandad, no solo dentro de la bolivianidad sino más bien, como seres humanos, como humanidad.

lunes, 2 de julio de 2018

HOMBRES DIVERSOS


Nos vamos acercando al final del Mes Largo de las Diversidades Sexuales y de Género, el cual comienza el 17 de mayo con el Día Internacional contra la Homofobía, Transfobia y Bifobia. Así las actividades y movilizaciones se van extendiendo durante el resto de mayo y todo junio, hasta llegar al 28 de junio donde se realiza las Marchas de las Diversidades (originadas en el Día del Orgullo Gay) a nivel nacional, actividad que cobra mayor vigencia y respaldo cada año. En este marco la temática y la población GLBTTTIQ (Gay, Lesbiana, Bisexual, Travesti, Transgénero, Transexual, Intersexual y Queer) avanza paso a paso hacia el respeto de sus Derechos Humanos y el respeto mínimo que nos merecemos como seres humanos. De esta manera, una de las poblaciones en situación de vulnerabilidad se da a conocer de diferentes maneras a modo de reclamar por esos derechos, que en muchos de los casos son violentados a raíz de la ignorancia e intolerancia de una sociedad con muchos prejuicios y doble moral, obviamente amparada por el sistema patriarcal y las prácticas machistas presentes en el día a día, lamentablemente normalizadas.

De esta manera, debemos poner la atención en el grupo más reaccionario hacia la población GLBTTTIQ, es decir los hombres, quienes han asumido las lógicas de la sociedad tradicional a partir de la construcción de roles de género, reforzadas por las distintas instituciones sociales (familia, iglesia, escuela, medios de comunicación y, hasta el propio, Estado) donde se reproducen, casi, automáticamente los mandatos de la heteronormatividad, provocando la separación entre lo, supuestamente, normal y lo anormal (por llamarlo de alguna manera). En esta perspectiva, los hombres y la masculinidad hegemónica/tradicional han construido una especie de estereotipos del ser hombre, para así responder a los mandatos del patriarcado, así identificamos los tipos del mujeriego, el proveedor, el poderoso y el dominante, conformando un círculo que tiene en el centro el machismo. Así, hablamos de la virilidad que se establece en una de las principales preocupaciones de los hombres, siendo parte de ese abanico de ejes de atención, donde también está el rol de proveedor; ambos se constituyen en las imposiciones más determinantes del ser “hombre”. Así vamos llevando durante toda nuestra vida esta carga y sus mandatos sociales y culturales en el intento permanente de validarnos como hombres con nuestros pares, y ante nuestras compañeras mujeres; lo cual lleva consigo fuertes consecuencias en diferentes ámbitos.

Con estos antecedentes, vamos entendiendo el motivo de la fuerte reacción que tenemos frente a las diversidades sexuales y de género, manifiestas principalmente en la homofóbia, llegando incluso a los crímenes de odio (situación que también se da contra las mujeres). Así, el tema de la homosexualidad se convierte en otro talón de Aquiles de la masculinidad hegemónica que se ve traicionada por uno de los suyos, quien además se atreve a afiliarse con lo femenino, considerado como inferior en el marco de las desigualdades de género. Con todos estos elementos, es un gran reto para nuestra cultura y sociedad deconstruir toda la problemática iniciada por las desigualdades entre mujeres y hombres, y mucho peor con  poblaciones alternativas que plantean otras formas de ser, ya sea mujeres u hombres o ninguna de ellas, en este mundo heteronormado. Con este marco, en el último tiempo existen avances normativos en el país como ser la Ley N° 807 “Ley de Identidad de Género”, así como leyes elaboradas y promulgadas en los diferentes niveles de gobierno; sin embargo el cambio sustancial debe ir más allá de la ley y corresponde a cambios en los patrones sociales y culturales que se manifiestan en la cotidianeidad y en el relacionamiento e interacción social.

Desde la perspectiva de los hombres, el primer paso es aceptar con sentido crítico la existencia de una masculinidad hegemónica/tradicional violenta y sustentada por el ejercicio del poder así como las desigualdades que nos trae consecuencias respecto de la integridad física y psicológica a la cual pretendemos aferrarnos sin prestar atención a esta contradicción. Habiendo asumido esta situación, deberemos avanzar hacia la aceptación de nuestras diversas formas de ser hombres, que se denomina también masculinidades alternativas que rompen con los estereotipos del hombre, revelando la deconstrucción de esa lógica tradicional, reaccionaria y violenta que llevamos como característica, y hasta cualidad, del ser hombre-machista. Así avanzaremos hacia el respeto por las diferencias dentro de un mundo diverso en el cual habitamos, temporalmente, mujeres y hombres con distintas orientaciones, deseos, gustos y preferencias, definiendo nuestras identidades de forma permanente; y sobre todo intentando ser felices como seres humanos.

lunes, 25 de junio de 2018

Y LOS ADVENEDIZOS ¿A QUIÉN APOYAMOS?



Como un proemio necesario, en concordancia con mi condición de neófito, y cuasi ignorante, del fútbol debo recuperar dos vertientes inspiradoras de este escrito; primero un texto publicado por Gabriel Mamani, hace unas semanas, titulado “Ningún mundial como el nuestro”, donde nos presenta algunas verdades como que ningún gol será realmente nuestro o que durante treinta días nos acogeremos a patrias postizas. Una segunda vertiente, sin duda, son los grupos de amigos futboleros que comienzan a regodearse enmarcados en la ola mundialista que nos invade, otra vez, luego de cuatro años; donde entre unos y otros van planteando sus afinidades o antipatías con las selecciones presentes en la épica futbolística del 2018. En este escenario, los bolivianos (esta vez sí, con un énfasis en “los” = masculino-patriarcal) vamos definiendo nuestras elecciones para apoyar, incluso apasionadamente, a una u otra selección, basados en diferentes criterios que nos permitan tener algún argumento, en el mejor de los casos, para ponernos determinada camiseta aunque esto signifique cierto grado de traición a nuestra patria, junto a su cuota de chauvinismo, para no quedar fuera de los mandatos del deporte Rey y, tal vez, olvidarnos de las tragicomedias de nuestro fútbol local en medio de la verborrea de nuestros tiempos.

Y cómo no, de igual manera voy tratando de adscribirme de una u otra manera a los colores en los que puedo encontrar mis sinergias sin pecar de ignorancia, antipatía o incoherencia con nuestra identidad y el ser boliviano. Así, podemos comenzar con el listado de las selecciones latinoamericanas que son lo más cercano, y tal vez parecido, que tenemos, enmarcados en la unidad sud continental (esta vez, sin el riesgo de estar apoyando a nuestro eterno enemigo imaginario chileno) y su buena vecindad, que en algún momento se soñó como la Gran Colombia, ahora con algunos territorios adicionales. Pero tejiendo más fino, aplico las construcciones que me acompañaron desde muy pequeño con la selección argentina, y sus influencias a mi tierra chicheña de origen, de la que tengo los primeros recuerdos con la selección de Italia ’90, con la presencia de Maradona (de quien, todavía, tengo una foto enmarcada de aproximadamente 100X60 cm). En este marco, los pocos partidos que veo en esta versión lo hago acompañado de mi yerba mate y algún bocado para complementar. Siguiendo con esta elección, apuesto por Perú apelando a la lógica del equipo chico que clasificó por mérito propio y me recuerda a la saga de 1993-1994, donde Bolivia clasificó al Mundial de forma histórica e irrepetible hasta hoy; además de recordar el gran proyecto de la Confederación por la que había apostado Andrés de Santa Cruz y que nos permite elucubrar futuros alternos de lo que hubiera ocurrido con la concreción de dicho proyecto de integración. 

Siguiendo con la tabla personal de preferencias, tenemos a Uruguay por temas de cercanía, además de ser la patria de amigos cercanos y otra región de origen del infaltable cimarrón, incluso más que la propia Argentina. Ahora sí, nos vamos para el norte donde aparecen México con quienes se dice que tenemos muchas cosas en común desde diferentes perspectivas, pasando por la cultura (no necesariamente refiriéndonos a cierto cuento vinculado con la muerte) e incluso las características somáticas. También aparece Colombia, Costa Rica y Panamá que los veo algo más ajenos y lejanos pero son también representantes a esa identidad latina, presente en tierras lejana de la ex Unión Soviética. Desde nuestra acera, por último, Brasil se presenta como la gran favorita de, casi todos, los mundiales para ser nuevamente campeona aunque la siento externa, posiblemente por el sesgo idiomático (de origen latino al final) y a quien seguramente no le afectará restar un apoyo en este país mediterráneo, ya que cuenta con una aclamación masiva en gran parte del planeta, precedido por sus antecedentes futboleros y su condición de pentacampeón.

Después de concluir estas preferencias, más o menos coherentes, vamos por un reto mayor, el de optar por el resto de las 24 selecciones pendientes. Entonces podríamos ir por la local Rusia, apelando al vínculo ideológico e histórico que encuentro con este país, evocando a la gran y centenaria Revolución Rusa, Lenin y el socialismo-comunismo establecido en tiempos de la Unión Soviética (URSS); considerándolo, además, como uno de mis destinos esperados para visitar como la Plaza Roja de Moscú, la tumba de Lenin e incluso el poético Café Pushkín, para también cumplir, cuasi, rituales como el de lanzarse al agua helada luego de un trago de vodka. Asimismo, con cierto cuidado, apoyar a Francia por otro tipo de acercamientos como los de ser uno de los orígenes de la Sociología con sus grandes teóricos clásicos, además de tener siempre presente la Revolución Francesa que hizo un quiebre en la historia del mundo cuando eran otros tiempos; así nuestro único bemol sería la coyuntura política internacional presente como aliada de cierto país imperialista. Podríamos continuar con selecciones como la de Alemania y Suiza, esta vez, motivado por cuestiones laborales que me permiten contar con algunos acercamientos a estos países, a raíz del trabajo dentro de sus filas. También aparece España, como la “madre patria”, con quien podemos tener más desencuentros, recordando tiempos pasados articulados a los intentos de descolonización actual, pero este puede resultar un argumento trivial a fin de cuentas.

Ahora sí, el escenario de preferencia es más complejo aun, bajo el respaldo de la ignorancia o lejanía con el resto de países y sus selecciones, quedan las del África junto a toda la problemática que se vive en este continente como ser la pobreza y las grandes desigualdades. Posteriormente están las representaciones de Asia con su apéndice Oceanía, que nos presentan realidades también omitidas que, posiblemente, no pasan de las novelas coreanas, el anime, el K-Pop o los canguros; que ya de por si son una falta de respeto para cubrir el desconocimiento de esos países, incluidos los denominados “Tigres del Asia”. Luego de este listado,  con algunas caracterizaciones, quedan las demás selecciones que en muchos de los casos se reducen a simples banderas dentro del Fixture y que responden a definiciones azarosas cuando ingresamos en el mundo de las oscuras apuestas, mucho peor para los neófitos del fútbol que tuvimos nuestra única escuela en los libros, teóricos o literarios, recordando a Galeano, Cachín Antezana o Alabarces, entre otros. En este marco, desde las Ciencias Sociales debemos ir con cuidado para no caer en la fuerte crítica de Borges cuando nos decía “el fútbol es popular, porque la estupidez es popular”, y que desde los espacios locales debemos cuidar muchos detalles, sociales y políticos entre otros, para optar por uno u otro equipo; por ejemplo ser hinchas del Aurora el “Equipo del Pueblo”, basados en convicciones y argumentos más allá de la búsqueda de exitismos efímeros, o la apuesta a ganador, que nos hacen volver hasta el tupiceño Ugarte y el campeonato de 1963 o la recurrente clasificación mundialista de 1994. Por lo pronto, debemos seguir apelando a nuestra condición de advenedizos en patrias ajenas tratando de darle algún sentido a nuestro regodeo futbolero.

lunes, 4 de junio de 2018

TUPIZA, APORÍAS ENTRE EL 44 Y EL 83


Y no nos referimos a un lapso en el que ocurrió algún suceso en territorio tupiceño, sino que otra vez se desata un debate que quedó en el letargo por algún tiempo: ¿cuándo se fundó Tupiza? En los albores de 1974 sucedió un debate en torno a la fecha en que este lugar había sido “fundado” por lo españoles, apelando a una categoría muy poco aplicable a la realidad de una sociedad mucho más antigua que la utilización de tal apelativo vinculado a los procesos de sometimiento y colonización por parte de dichos personajes. En esta perspectiva se desencadenó un debate respecto de cuándo fue el momento de desencuentro entre españoles y Chichas originarios localizados en Tupiza, territorio ancestral de una Nación y habitado por mucho tiempo previo a este hecho. Así, se fueron barajando fechas como los finales de octubre de 1535, con la llegada de Diego de Almagro y su avanzada compuesta por Juan de Saavedra incluso antes de esta fecha, algunos meses después de Paria en el actual Departamento de Oruro. En contraposición estuvo junio de 1574 con el paso de Luis de Fuentes y Vargas que se constituyó en autoridad formal de este territorio, Corregidor de los Chichas, para tiempo después seguir hacia Tarija y fundar dicha población, exactamente un mes después (4 de julio de 1574).

Con estas consideraciones, entre 1535 y 1574 estamos hablando de una diferencia de 39 años, misma que no es una cifra menor. Bajo esta lógica, en el caso de asumir la “fundación” ocurrida en 1574, dejaríamos de lado el apelativo de ser la primer ciudad de, la actual, Bolivia fundada por españoles, con las connotaciones respectivas, ya sean positivas o negativas. Por otra parte, debemos considerar que, ni para 1535 ni 1574, no existe ninguna documentación específica que corrobore una supuesta fundación de este poblado preexistente a la llegada de los colonos. En este cometido, diferentes investigaciones han pretendido esclarecer de la mejor manera esta incertidumbre, otro motivo más que llevó a que se desencadene el debate en torno a la verdadera “fundación” española de Tupiza, que para el presente año nos llevaría a cumplir 444 o 483 años. Así, en las redes sociales ha surgido similar pregunta que incluso se vio reflejada en una publicidad del Gobierno Municipal de Tupiza, y otras instituciones, donde se cita los 444 aniversario (CDXLIV como se suele presentar), con los bemoles antes descritos que resultarían en una imprecisión del dato. No obstante, siguiendo un sentido lógico, tendríamos nuevas contradicciones al tratar de concatenar el “4 de junio” con 1535 ya que lo correcto sería, a fin de cuentas, conmemorar esta “fundación”, aproximadamente, el 31 de octubre de cada año (en concordancia con la fecha completa de 31 de octubre de 1535).

Con lo descrito, vamos en un contrasentido entre la historia fáctica y la costumbre, asumida desde hace apenas 44 años (1974), donde se conformó el Comité Pro IV Centenario y se comenzó con esta argumentación a partir de ciertos cálculos. Así, basados en revisión hemerográfica, previo a ese año (1974) no existe constancia de celebración alguna en un 4 de junio, sino la que comenzó en dicha gestión con la visita del Presidente de facto Hugo Banzer Suarez (1971-1978). Así hemos ido dando un paseo por datos históricos, todavía no comprobados, que nos permiten seguir entre la polémica y la especulación respecto de la “fundación” de Tupiza. Entendemos que existe una diferencia de 39 años entre un 1535 y 1574, lo cual repercute en antigüedad del poblado español además de cierto denominativo. Asimismo, en un sentido crítico de nuestra historia y siendo rigurosos con el análisis, debemos entender que la aceptación de alguna fecha de fundación española significa, también, aceptar el sometimiento del aguerrido pueblo chicheño, reduciendo una historia milenaria a solo unos cuantos cientos de años.

Tupiza, como parte fundamental de los Chichas, deviene de mucho tiempo atrás como un poblado organizado y estructurado sin ninguna necesidad de esperar la venia de opresores que nos otorguen la cualidad de existir. El desencuentro ocurrido, ya sea en 1535 o 1574, no es nada más que una ruptura en la línea de desarrollo propio como sociedad, constituyéndose un periodo de oscurantismo para la Nación Chichas. En este sentido, Alfredo Domínguez nos ha dejado, entre líneas, uno de los mejores datos para develar este debate diciendo “Los genios de la tierra / Lo han modelau / Con cerros colorados / A cada costau […] Y el silbo del Wichico / Ha colaborau / Pa’ llamarle Tupiza/Pueblito encatau”. Así, se apela a fuerzas superiores que fueron las creadoras/fundadoras de Tupiza; sentido similar que manifiesta Mario García en el libro “Tupiza… Leyenda y Poesía” (2001). Es igual de contundente el criterio de Iván Barrientos en el libro “Crónicas de Tupiza” (2012) donde expresa: “Tupiza, [y] su importancia va más allá de la Independencia o del Coloniaje. ‘Tupiza existe desde tiempo inmemorial. La fundación del 4 de junio es un mito”. En último caso, superando el sentido lírico o literario que se podría estar considerando en este momento, apelamos finalmente a fuentes formales u oficiales; a decir de la Carta Orgánica del Municipio de Tupiza, aprobada en grande y en detalle, donde a raíz de esta polémica innecesaria, se ha determinado anular la fundación de Tupiza y se reconoce el mes cívico aniversario a todo noviembre donde destacan el 7 de noviembre, la Batalla de Suipacha y primera victoria de los patriotas en el Alto Perú dentro de la Guerra de los 15 Años; además del 17 de noviembre como la fecha de Refundación de la Nación Chichas. Después de algún tiempo se reabre esta cuestión, que fluctúa entre los 44 o los 83, lo que amerita trabajos investigativos, aún más rigurosos, donde nuestras instituciones sean punta de lanza para dejar de asumir fechas e imprecisiones que solo generan contradicciones en nuestra historia regional incluyendo las mismas como datos oficiales. Por otra parte, es muy posible que, enmarcados y acostumbrados a la coyuntura, dentro de 17 años (es decir 2035), tengamos mucha gente afiliada y defensora de 1535 como la verdadera fundación de Tupiza, aprestándonos al V Centenario de existencia como principal motivación exacerbada. Con todo esto, parece que hemos hecho una apología de una “fundación” al dedicar, nuevamente, varios párrafos tratando de explicar algunas falacias de nuestra historia; en resumen, una aporía.