lunes, 22 de enero de 2024

JUEVES DE AHIJADAS/OS


Desde una crítica a la cultura y la identidad en los Chichas se presenta la cuestión del cómo lograr la transmisión a las nuevas generaciones que con el devenir de las tecnologías en procesos de globalización son cada vez más influenciadas, con la consecuente amenaza de la enajenación o aculturación total. En este sentido, nos vamos acercando a una de las fiestas más importantes en la región, que lleva consigo manifestaciones propias y recrea expresiones como las danzas de carnaval a partir de comparsas que bailan al son de las anatas, principalmente. Sin embargo, este aspecto y forma, también, han sido cuestionadas en un careo de lo que sería más auténtico y que confronta a las anatas frente a la caja y el erke como lo mayormente representativo de los Chichas.

En este sentido, siempre podemos acercarnos a lecturas bibliográficas que nos remontan a tiempos pasados que, desde miradas diversas, exponen las formas de celebrar la fiesta del carnaval en Tupiza y que demarcan espacios rurales y urbanos. Cuando leemos a Mario García, observamos una perspectiva citadina del carnaval donde nos muestra la presencia de instrumentos como el piano, armonio, violín, violoncelo, guitarra, mandolina, pandero, bandurria, arpa y concertina; estos eran los instrumentos que acompañaban a comparsas de jóvenes conformadas en estudiantinas y pandillas, donde, según indica, destacaban lo Oray-Kanteños y los Wichay-Kanteños. Asimismo, de menciona bebidas típicas de la festividad donde se encontraban el singani, anisete, vino, oporto, mistela, agua de anchi, cola de mono y la chicha, que acompañaban a los bailes que ocurrían de día y noche en las calles, esquinas y casas de la urbe. En contraparte, el autor describe al carnaval campesino que utilizaba instrumentos propios como ser la anata, quena, caja y sicus, entre otros, citado como el carnaval propio de la campiña. Avanzando en el tiempo, nos encontramos con Aguas Abajo de Eduardo Wilde, constituido en uno de los principales insumos bibliográficos de tinte etnográfico. Aquí, el autor menciona el inicio del carnaval con el ingreso al pueblo de un individuo estrafalariamente vestido que vivía en el campo. Este era el indicador para que toda la población del lugar enloqueciera para comenzar a bailar y cantar en las calles, haciendo ruedas tomados de las manos sin distinción de sexo o clase social. Todo esto se prolongaba por varios días hasta pasado el martes de carnaval, donde al igual que el punto de inicio, con la expulsión del personaje símbolo del carnaval todo parecía volver a lo cotidiano.

Actualmente, en este tiempo de fiesta, se ha demarcado un itinerario recurrente dentro del calendario donde se cuenta con varias actividades preparatorias al carnaval en sí. Así, podemos considerar a dos fechas previas al sábado de carnaval donde se encuentran el jueves de compadres y el jueves de comadres que se han popularizado en casi todo el territorio nacional con algunas variantes en sus formas de manifestarse. Esto mismo ocurre en el denominado Carnaval Chicheño que de manera repetitiva, año tras años, reproduce una dinámica similar que muestra cada vez más una mayor cantidad de anatas en su entrada principal. Entonces, encontramos una fecha sugerente que es celebrada en la parte norte de la Argentina, en lo que se denomina como Jueves de Ahijadas/os y se celebra un jueves antes de compadres, siendo un espacio para festejar a niñas, niños y adolescentes siendo eje principal de la fiesta. En este sentido, resulta interesante esta celebración como un mecanismo que permita incluir a las nuevas generaciones en el carnaval, logrando que conozcan y se apropien de la tradición regional, en todas las expresiones culturales e identitarias de esta fiesta. De manera previa, se deberá recurrir a documentos pasados, como los antes citados, para rastrear los aspectos principales del carnaval en esta parte del país como una estrategia del fortalecimiento identitario de la Nación Chichas dentro de la fiesta del carnaval. Por su parte no debemos olvidar que los espacios del norte argentino fueron parte del territorio ancestral de los Chichas, por lo que un ejercicio de incorporación del jueves de ahijadas/os no representaría una apropiación indebida de lo que se podría considerar costumbres ajenas a nuestra tradición.