Los datos preliminares de las
elecciones de este 20 de octubre, muestran un escenario político complejo donde
se manifiestan reacciones diversas entre las tiendas políticas postulantes a la
silla presidencial. Así podemos mencionar algunos criterios, a la espera de
tener números oficiales que nos muestren la información al 100 %,
principalmente del área rural y el exterior. Primero, que esta elección ha
significado, por fin, la desaparición de la sigla del MNR, y por ahí también de
UCS, representantes en ese sentido de la política tradicional que creímos haber
desechado el 2003. Por otra parte, en estas elecciones hemos ingresado en una
nueva lógica democrática con nobeles figuras como las primarias y,
posiblemente, la segunda vuelta donde solo dos candidaturas deberían entrar,
otra vez, en carrera electoral.
Así, con los datos preliminares
de las elecciones hemos sido testigos de las reacciones que se han sucedido
desde los diferentes partidos y representaciones. En este sentido, primero
pudimos escuchar a representantes de la oposición que desde sus palestras
enviaron un mensaje de supuesta victoria, con la deshonrosa llegada a la
segunda vuelta como una muestra de la incapacidad de lograr una victoria real y
contundente, como debería ser. Así Comunidad Ciudadana celebra este hito de la
segunda vuelta como un gran triunfo, al estilo de tiempos del neoliberalismo
donde se hacía del gobierno con poco más del 20 %, generando gobierno poco o
nada representativos de la ciudadanía. Por su parte, el candidato de Bolivia
Dice No, salió para aceptar su derrota, extrañamente ocupando el cuarto lugar y
poniendo en cuestión a la representación del oriente boliviano, sobre todo
Santa Cruz, que esta vez no otorgó un apoyo significativo a esta alianza. Por
último, lamentablemente, observamos el apoyo recibido hacia el candidato por el
PDC que muestra que en Bolivia existen sectores altamente conservadores y
reaccionarios, que podrían manifestarse abiertamente y que esta vez lo hicieron
mediante el respaldo a un discurso retrógrado, misógino, homofóbico y demás.
Desde el otro lado, el candidato del MAS hizo esperar su discurso, que al
contrario de otros tiempos fue breve y conciso celebrando la victoria y
pidiendo esperar la consolidación de los porcentajes para recién celebrar a
ciencia cierta de un nuevo mandato otorgado por el pueblo boliviano.
Por el lado de la población y/o ciudadanía, hemos sido testigos de
diferentes sectores que brindaron su apoyo a los candidatos de preferencia, en
muchos de los casos teniendo como trasfondo temas y prejuicios raciales, con el
siempre presente complejo de renegar frente al espejo de la indianitud. La
consigna del voto útil tuvo sus resultados aunque tengamos que ubicar en
segundo puesto a un cuestionado candidato, que fue catalogado entre otras
palabras como el mal menor sin que ello signifique necesariamente una
representación y apoyo real, como en el caso del MAS que luego de 13 años de
gestión, y un deterioro normal, mantiene el voto militante y sus estructuras
fuertes que explican las victorias consecutivas desde el 2005. Queda de más los
llamados a defender el voto, mediante el ya anunciado desacato, de ser
necesario donde el discurso democrático queda por demás y se contradice
ampliamente. Por lo pronto, queda esperar los resultados oficiales al 100 %
para encaminar las celebraciones o la preparación rumbo a una segunda vuelta
con aires de fin de año pendulando entre el Futuro
Seguro o el relativo ya es demasiado
que bifurcan el devenir de la política de los próximos días o los próximos
meses.