La supuesta normalidad del día a día nos lleva a desarrollar la forma de vida de las personas sin importarnos lo que necesitan u ocurre con los demás. Así, nos vamos desenvolviendo de forma muy egoísta teniendo como único límite nuestro bienestar para sentirnos conformes con la sociedad dentro de la que nos encontramos. Lamentablemente, solo cuando nos toca alguna problemática más personal o familiar es cuando reaccionamos y vamos involucrándonos en esa temática para además luchar en busca de soluciones o que las instituciones nos escuchen en el cometido que vayamos pretendiendo. Este es uno de los aspectos que encontramos respecto a las capacidades diferentes que en casi todos los casos solo son del interés de las familias en las cuales se encuentren presentes, los cuales pasan desapercibidos para el resto de personas que solemos quedar muy ajenas a lo que ocurra o no con nuestros vecinos y amigos.
De esta manera, hemos ido construyendo barreras de toda índole para las personas con capacidades diferentes las cuales parten, obviamente, de las actitudinales llegándose a las físicas o arquitectónicas que obligan, muchas veces, a realizar un aislamiento fortuito por las dificultades que se suelen encontrar para poder transitar y desplazarse dentro de un espacio compartido. Sin embargo debemos retornar a las cuestiones de actitud que podrían cambiarse de forma más simple con el solo hecho de romper con prejuicios mentales que nos permitan eliminar la discriminación hacia las personas que parecen ser diferentes pero que pueden contar con mayores aptitudes de los que somos supuestamente normales. Con este cambio elemental, se podría comenzar a generar un cambio social determinante para generar otro tipo de sociedad con el respeto hacia el otro y la posibilidad de llevar adelante una convivencia permanente enmarcada en un espíritu de colaboración y establecimiento de lazos fuertes generando una verdadera comunidad.
Dentro de este proceso social debemos focalizar nuestra atención en uno de los grupos que es considerado vulnerable dentro de la sociedad, en referencia las niñas y niños, los cuales al encontrarse dentro de las personas con capacidades diferentes aumenta mucho más este riesgo porque sus derechos son pasibles a ser quebrantados más fácilmente. Entonces en esta etapa comienza el despliegue de un ciclo que se prolonga por toda una vida ya que se suelen generar mecanismos de exclusión y discriminación por parte de toda la sociedad y las instancias de gobierno que tratan de eludir las responsabilidades colectivas frente a una determinada problemática. De esta manera, el reto hacia la inclusión y el respeto debe comenzar en la etapa de la niñez que es donde se puede generar los cambios fundamentales para tener una sociedad más respetuosa de los derechos de todos sin importar las diferencias, muchas veces caracterizadas como discapacidades en algunas personas. En estos últimos tiempos hemos avanzado radicalmente en las innovaciones y avances tecnológicos y es totalmente contradictorio que en cuestiones humanas sigamos estancados dentro de un desinterés de los problemas que tengan los demás. Parecería que la tecnología ha trabajado fuertemente para seguir evolucionando, pero estos avances pueden producir un retroceso en cuestión de las relaciones interpersonales a partir de un sentimiento de hermandad que rompa con las segregaciones y pueda compartir el espacio público sin menospreciar a nadie que se encuentre en ese mismo lugar. Debemos girar nuestra atención hacia los que caminan por nuestro lado para romper con el egoísmo al que nos acostumbramos y esa normalidad tan superficial donde se aceptan socialmente hechos como la violencia y la vulneración de derechos fundamentales de forma permanente.