lunes, 3 de septiembre de 2018

Y EL ANILLO PA’ CUÁNDO


“Paradójicamente al momento de enviar este texto, me encuentro en una fiesta infantil donde los animadores promueven el baile de niñas y niños al ritmo de esta canción junto a otros del, polémico, ritmo reggaetón”.

Las formas en que se construye los imaginarios sociales van variando en el tiempo, en este sentido hasta hace algún tiempo, por ejemplo, se tenía a las producciones de Disney donde se comenzaba a estructurar los tipos y formas de llevar adelante una relación de pareja, con fuerte énfasis en el amor romántico. En este caso estamos considerando a población infantil, donde se construye y crea a príncipes azules valientes y, casi, todo poderosos capaces de vencer a monstruos, ejércitos y dragones en el objetivo de rescatar a las princesas desvalidas y débiles ante el mundo, por tanto inferiores, en varios de los sentidos, a los hombres. Desde esta perspectiva, se observa que desde que nos encontramos en la infancia las instituciones sociales comienzan a construir los roles de género, demarcados por las desigualdades entre sexos, mostrando y consolidando, una supuesta superioridad de los hombres ante las mujeres. Por su parte, las otras instituciones sociales, como la familia, la escuela, la iglesia y demás, tienen su cuota para reforzar esta lógica que se constituyen en patrones sociales y culturales con algunas variantes, dependiendo del contexto, pero al final están enmarcadas en una estructura patriarcal.

En grupos adolescentes y jóvenes, frente al vaciamiento en todos los ámbitos, se presentan con fuerza los grupos de amigos, los cuales de por si responden a un proceso de formación colectivo en base a sexismo, machismo, discriminación y misoginia, entre otras. En este marco, la música es uno de los principales ámbitos en los cuales se desarrollan estos grupos, como agentes pasivos o célibes, recibiendo información de manera muy poco crítica y sin argumento previo. En este entramado, es fundamental identificar géneros musicales como el reggaetón que contiene toda una carga de las características antes mencionadas, principalmente cosificación. Sin embargo, haciendo un análisis básico, que implica solo escuchar con atención las letras, advertimos que gran parte de las canciones, más allá del género musical, tienen este tipo de contenidos camuflados con amor romántico, en el mejor de los casos. Entonces nos encontramos en medio de una hecatombe de información sexista que sigue ampliando las desigualdades, entre sexos y géneros, sustentadas en gran parte por lo cultural.

Como un caso específico, podemos apelar a una canción en boga de este tiempo y solo referencialmente, titulado “El anillo”, donde se presentan una serie de mensajes sobre amor romántico y violencia contra las mujeres que terminan con la interrogante de ¿y el anillo para cuándo? Donde, implícitamente, se hace mención al compromiso y el matrimonio, todo ello en medio de cosificación de la mujer que es reducida casi a un objeto en medio de versos que logran confundir a quien recibe la información. Asimismo vamos construyendo estereotipos del ser mujer y ser hombre, basados en este tipo de construcciones que son recibidas con muy pocos criterios y sentido crítico. Entonces, haciendo una lectura global de dicha canción, identificamos las relaciones que se establecen para formar una pareja y las etapas de dicha relación. Entonces, las fantasías creadas desde los cuentos de Disney son reforzados por otro tipo de información, pero que es concordante a los roles de género tradicionales en medio de hadas, príncipes y princesas totalmente alejados de nuestra realidad y que solemos replicar, casi, automáticamente en lo cotidiano y en momentos emblemáticos de la vida pero de manera diferenciada para mujeres y hombres.

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