“Paradójicamente al momento de enviar este texto, me
encuentro en una fiesta infantil donde los animadores promueven el baile de
niñas y niños al ritmo de esta canción junto a otros del, polémico, ritmo
reggaetón”.
Las
formas en que se construye los imaginarios sociales van variando en el tiempo,
en este sentido hasta hace algún tiempo, por ejemplo, se tenía a las
producciones de Disney donde se comenzaba a estructurar los tipos y formas de
llevar adelante una relación de pareja, con fuerte énfasis en el amor romántico. En este caso estamos
considerando a población infantil, donde se construye y crea a príncipes azules
valientes y, casi, todo poderosos capaces de vencer a monstruos, ejércitos y
dragones en el objetivo de rescatar a las princesas desvalidas y débiles ante
el mundo, por tanto inferiores, en varios de los sentidos, a los hombres. Desde
esta perspectiva, se observa que desde que nos encontramos en la infancia las
instituciones sociales comienzan a construir los roles de género, demarcados
por las desigualdades entre sexos, mostrando y consolidando, una supuesta
superioridad de los hombres ante las mujeres. Por su parte, las otras instituciones
sociales, como la familia, la escuela, la iglesia y demás, tienen su cuota para
reforzar esta lógica que se constituyen en patrones sociales y culturales con
algunas variantes, dependiendo del contexto, pero al final están enmarcadas en
una estructura patriarcal.
En
grupos adolescentes y jóvenes, frente al vaciamiento en todos los ámbitos, se
presentan con fuerza los grupos de amigos, los cuales de por si responden a un
proceso de formación colectivo en base a sexismo, machismo, discriminación y
misoginia, entre otras. En este marco, la música es uno de los principales
ámbitos en los cuales se desarrollan estos grupos, como agentes pasivos o
célibes, recibiendo información de manera muy poco crítica y sin argumento
previo. En este entramado, es fundamental identificar géneros musicales como el
reggaetón que contiene toda una carga de las características antes mencionadas,
principalmente cosificación. Sin embargo, haciendo un análisis básico, que
implica solo escuchar con atención las letras, advertimos que gran parte de las
canciones, más allá del género musical, tienen este tipo de contenidos
camuflados con amor romántico, en el mejor de los casos. Entonces nos
encontramos en medio de una hecatombe de información sexista que sigue
ampliando las desigualdades, entre sexos y géneros, sustentadas en gran parte
por lo cultural.
Como
un caso específico, podemos apelar a una canción en boga de este tiempo y solo
referencialmente, titulado “El anillo”, donde se presentan una serie de
mensajes sobre amor romántico y violencia contra las mujeres que terminan con
la interrogante de ¿y el anillo para cuándo? Donde, implícitamente, se hace
mención al compromiso y el matrimonio, todo ello en medio de cosificación de la
mujer que es reducida casi a un objeto en medio de versos que logran confundir
a quien recibe la información. Asimismo vamos construyendo estereotipos del ser
mujer y ser hombre, basados en este tipo de construcciones que son recibidas
con muy pocos criterios y sentido crítico. Entonces, haciendo una lectura
global de dicha canción, identificamos las relaciones que se establecen para
formar una pareja y las etapas de dicha relación. Entonces, las fantasías
creadas desde los cuentos de Disney son reforzados por otro tipo de
información, pero que es concordante a los roles de género tradicionales en
medio de hadas, príncipes y princesas totalmente alejados de nuestra realidad y
que solemos replicar, casi, automáticamente en lo cotidiano y en momentos
emblemáticos de la vida pero de manera diferenciada para mujeres y hombres.
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