lunes, 7 de agosto de 2023

NACIONALISMO Y ETNOFAGIA


El 6 de agosto de 1825, luego de 15 años de lucha por la independencia se fundaba la República de Bolívar y con ella el colonialismo interno. Este proceso inicia, según la historia “oficial” un 25 de mayo de 1809 en Chuquisaca a la cabeza de grupos de elite criollo mestiza, muchos de ellos herederos de sectores privilegiados de la colonia que, mediante un cambio de camiseta, cooptaron el poder dentro de una nueva estructura estatal que dejó de lado a las mayorías poblacionales que involucraban a indígenas y mujeres, entre otros. Así, junto al denominativo de colonialismo interno empezó una nueva etapa de etnofagia contra las naciones indígena originarias que venían resistiendo por tres siglos al régimen español, el cual pretendía la eliminación de las grandes mayorías a las que habían sometido y explotado desde su llegada en un proceso equívocamente llamado colonización, normalizando una lógica vertical para justificar las desigualdades sociales, políticas y económicas.

198 años de Bolivia, resulta prudente realizar una revisita al devenir de nuestro proceso sociopolítico que se mueve en medio de un tiempo complejo lleno de amenazas y pugnas, externas e internas, las que pretenden retomar el poder, incluso más allá del apoyo popular y el respeto a los principios democráticos, amparados por la Constitución Política del Estado. Cerca al bicentenario, cada vez más, es menester cuestionar los periodos históricos y el papel que jugaron, y juegan, las/los miembros del sujeto social que es la base organizativa de este país, acertadamente constituido como Estado Plurinacional con el aval de legitimidad otorgado por las urnas donde se definió el cambio del horizonte para una anquilosada y devaluada república. El inicio del siglo XXI llegó como el momento de quiebre para derrocar el último periodo republicano dominado por una lógica neoliberal que profundizó una crisis estructural, indicador ineludible de la necesidad de un cambio de viraje en la forma de entender al país, transformando el Estado aparente en un Estado integral.

Para llegar a concretar una estructura plurinacional, tuvimos que aprender de los resabios del nacionalismo el cual pretendió una perversa homogenización anulando las identidades, idiomas y, en resumen, todo principio de pluralidad, el cual sigue siendo la base social de nuestro país. Así, no podemos dejar de mencionar el intento revolucionario de 1952 que bajo una bandera campesina, minera y popular plantearon sugerentes cambios en la estructura estatal y social de Bolivia pero que, los sectores políticos tradicionales, terminaron traicionando ante la incapacidad de leer y comprender con mayor profundidad la realidad de nuestros pueblos y naciones originarias, mayoritarias de nuestra población. Cerca de los dos siglos de existencia, han pasado muchos hechos que no podemos dejar de lado para entender el acontecer actual que, con el proceso de cambio y la revolución democrática y cultural, han logrado cambios profundos en el relacionamiento que tenemos entre sectores sociales mediante el respeto de las identidades habiendo superado miradas folklorizantes de la cultura para transitar hacia el entendimiento de las naciones, junto a toda su estructura y componentes, que se interrelacionan y siguen aportando a la descolonización pendiente del Estado Plurinacional vigente hace poco más de una década.


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