sábado, 9 de agosto de 2025

LAS NPIOC Y EL BICENTENARIO

 


Este 2025, Bolivia celebra el año de su bicentenario, conmemorando la independencia y el paso de ser una colonia española a república independiente, aunque con ciertos problemas complejos que no lograron establecer un Estado integral, sino uno aparente, donde influyó el advenimiento del colonialismo interno, que pervive hasta nuestros días. Desde un punto de vista, más riguroso y categorial, podríamos decir que, luego de la refundación de Bolivia, el año 2009, como un Estado Plurinacional, se tiene un corte con el republicanismo (señorial), por lo que queda preguntarnos si realmente celebramos los 200 años o más bien la república fundada el siglo XIX ya no existe y la estructura actual y vigente solo tiene 16 años. No obstante, al no ser el objetivo de este artículo, podemos acordar que celebramos el bicentenario de Bolivia, primero republicana y luego plurinacional.

Cuando se funda la República de Bolívar (Bolivia) el 6 de agosto de 1825 (1), existían aproximadamente 1.100.000 habitantes, sin considerar a tribus nómades de provincias norteñas y orientales (Pentland, 1975. p. 40), que representaban a alrededor de 100 pueblos indígenas. Dentro de este total, según Pentland, se contaban con tres razas: indígena o aborigen, europea o criolla y los media casta o razas mixtas a las que se suma la negra (2). Así, dentro de esta información, resalta la importante presencia de población indígena donde [l]a gran masa de los habitantes de Bolivia se compone de indios aborígenes que forman tres partes de la población total o sea cerca de 800.000 almas, empleados en las varias ocupaciones de la Agricultura y de las Minas (p. 41). Bajo este panorama, resulta importante entender la base poblacional sobre la cual se constituyó el nuevo país independiente, con un proyecto indio que venía desde la insurgencia de 1781 pero que terminó consolidando el proyecto criollo mestizo (conocido, según Reinaga 1971, bajo el postulado de las dos Bolivia). Esto generó un nuevo problema social, denominado como colonialismo interno, que se devela justamente en el momento de la firma del acta de la independencia donde participaron 48 representantes, todos eran hombres criollos provenientes de la elite intelectual y económica, quedando marginada toda la población indígena pese a su determinante aporte al proceso independentista. No obstante, la relación demográfica en la novel república, de mayoría indígena originaria, se mantuvo en los diferentes momentos por los que transcurrió la historia de Bolivia, aunque la estructura de poder colonial tuvo continuidad dejando de lado de los espacios de toma de decisiones a estos grupos mayoritarios.

En tiempo republicano, y con el avance de la historia, se dieron varios momentos emblemáticos, conocidos también como momentos constitutivos (Zavaleta 2013), en el derrotero de la nueva república donde podemos destacar la presencia de este sector indígena con un protagonismo que definía cada uno de estos momentos. Así, a fines del siglo XIX, se desató la guerra federal, entre 1898-1899, con la presencia de población indígena del altiplano a la cabeza de Pablo Zarate “Willka”, lo que devino en una estrategia planteada por tener un respaldo en favor de José Manuel Pando para lograr la victoria ante Severo Fernández Alonso, presidente de la república en ese tiempo. Así:


José Manuel Pando habría prometido convertir a Zárate Willka en su segundo presidente, creando así la ilusión de que haría mucho a favor de los campesinos. Pero ese ofrecimiento no era fácil de cumplir. En realidad, involucrar a las masas indígenas en la pugna de intereses políticos existente entre el Partido Constitucional y el Partido Liberal suponía utilizarlas como simple fracción de choque durante la guerra civil (Choque, 2017. p. 28).

En ese contexto, se observa que los federalistas solo buscaron un respaldo en sus objetivos por hacerse del poder sin tener un interés real de incorporar a la población indígena en un nuevo gobierno, por lo que luego de lograrse la victoria, se procedió a perseguir a los líderes indígenas, además de postergar la concreción del federalismo como estructura administrativa del país, siendo el principal resultado, el traslado de la sede de gobierno a La Paz. Contrariamente, el postulado federalista quedó relegado, bajo el argumento de que este debate sea trasladado a la siguiente legislación, hecho que no ocurrió, olvidándose por completo del proyecto con una nueva forma de centralismo, esta vez desde la nueva sede de gobierno, La Paz (3).

La Revolución Nacional de 1952, es otro hito de la historia de Bolivia, que articula un movimiento popular obrero y campesino, en un tiempo de la post guerra del Chaco, donde el sentimiento nacionalista había tenido un fuerte impulso en las trincheras, siendo este el principal respaldo para la victoria de este proceso insurgente. Respecto de la población india o indígena, este periodo estableció algunas condiciones para implementar una identidad de clase a esta importante población reemplazándola por la categoría de campesinado. Así:


Bolivia fue el primer y el principal país en que la transformación oficial de los indígenas en “campesinos” se había aplicado a fondo y con mayor aceptación de los interesados, al menos entre los quechuas y aymaras. Pero la ilusión de que ésta era la vía para liberarse de una pobreza y estigma seculares empezó a hacer aguas a fines de los 60. Más adelante se unirán a este surgimiento étnico también los pueblos indígenas minoritarios de las tierras bajas, que nunca habían pasado por tal transformación (Albó, 2008, p. 36).

En este tiempo, se habla de una lucha de clases, aunque el proletariado, no estaba cohesionado todavía y planteaba varios objetivos sectoriales; por su parte el campesinado tenía una agenda más clara respecto de la consolidación de la reforma agraria, como una demanda histórica y latente por mucho tiempo atrás. 


Por eso no resulta extraño que su resultado fuera la liquidación, total en la práctica, de la clase de los terratenientes señoriales como clase misma, su extinción material. Se trató, sin duda, de una desordenada tarea de distribución de parcelas y de una organización empírica del campesinado a imagen y semejanza del sindicato obrero; con eso, no podía sino quedar desorganizada la producción, pero la explotación de la tierra era tan atrasada que, a pesar de todo, la producción aumentó bastante después de pocos años (Zavaleta, 2013. pp. 70-71).

La reforma agraria fue una de las medidas centrales de la revolución nacional, junto a la nacionalización de minas, reforma educativa y el voto universal, principalmente. Sin embargo, muchas de estas medidas tenían efectos negativos, vinculados a la mirada nacionalista de homogeneización, para la población indígena y campesina, lo que implicó un desencanto progresivo a este proceso que culminó cuando, en 1982, el mismo Movimiento Nacionalista Revolucionario implementó el decreto supremo 21060, con el que se da inicio el periodo neoliberal en el país. 

La población indígena, y luego campesina, tuvo un protagonismo importante en los diferentes procesos sociopolíticos que ocurrieron en Bolivia y que lo consolidan como el principal sujeto social histórico, fundamental en diferentes ámbitos, desde el poblacional, político, social y económico, entre otros. En la mirada del pensador indianista y líder del Partido Indio de Bolivia (PIB), Fausto Reinaga, la condición india es la base social de cualquier otro sector además se ser el sustento de la economía, junto a, lo que actualmente conocemos como, la seguridad y soberanía alimentaria (4):


[E]l indio que horada las entrañas de la tierra en busca de metal; y el indio que abre el surco para producir el pan; el indio hecho minero y el indio hecho agricultor, no sólo que dan de comer al cholaje boliviano, crean además, producen además la riqueza; la riqueza tanto de la casta comerciante de khateras y khateros, como la riqueza feudal-financiera que maneja la Banca, la Alta Finanza y la hacienda del Estado; en una palabra, el comercio interno e internacional del país (2010. p. 129).

Resulta sugerente este planteamiento ya que establece a la población india como el sustento identitario, político y económico de cualquier otro sector, además realiza un debate necesario entre el indianismo y el indigenismo, esto dentro de una reflexión teórica que se mantuvo vigente entre los años 60, 70 y 80 del siglo XX y fue determinante para la consolidación del proceso sociopolítico que trascendió hasta la actualidad. Así, el autor indica: indigenismo es asimilación, integración en la sociedad blanco – mestiza; a diferencia de esto el indianismo es: el indio y su revolución (Reinaga, 2010. p. 136). Estos debates permitieron avanzar en diferentes espacios académicos y dentro de las propias organizaciones indígena originario campesinas (IOC) en su fortalecimiento interno para la construcción de sus agendas políticas, lo que en aquellos años se concretó en la conformación de corrientes como el indianismo y el katarismo (5) .  De igual manera, el proyecto planteado por los movimientos indianistas y kataristas, fueron los más duros respecto de sus críticas a la reforma agraria de 1953 y la imposición de la categoría de campesino que tuvo varias consecuencias, incluido el alejamiento de las estructuras organizativas propias, como los ayllus y markas, que fueron reemplazadas por el sindicato.

En este sentido, la agenda planteada desde estos sectores, permitieron la constitución de importantes organizaciones y movimientos sociales como ser la Central Obrera Boliviana (COB), Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ) Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia “Bartolina Sisa” (CNMCIOB-BS) (6) , Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano, Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia (CSCIOB). En este contexto, durante los años de la debacle del neoliberalismo, se generó un proceso sociopolítico estratégico y definitorio para el movimiento indígena, cuando los pueblos de tierras bajas lograron articularse dentro de una organización matriz, la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB). Así:


Puede considerarse que la mayoría de edad de estas organizaciones ocurrió en 1990 cuando, ante la invasión de ganaderos y madereros y la sordera del Gobierno para que reconociera sus “territorios” (nadie antes había solicitado tal cosa), doce de estos pueblos iniciaron la “Marcha por el Territorio y la Dignidad” en que una columna de 800 hombres, mujeres y niños mantuvieron en vilo a toda la opinión pública nacional durante 34 días hasta ser apoteósicamente recibidos por el pueblo de La Paz. […] En la cumbre de la Cordillera Andina los marchistas habían sido recibidos en medio del ondear de wiphalas por los aymaras y quechuas de la CSTUCB y allí sellaron ambos un pacto de sangre con un sacrificio de llama (Albó, 2008. p. 42).

El encuentro entre los pueblos de tierras altas y bajas sentó un camino sin retorno para la consolidación de un movimiento indígena nacional. Todas estas organizaciones emergen luego de la revolución inconclusa de 1952, logrando una articulación territorial desde los niveles más locales, en varios de los casos alcanzando un nivel nacional. Por su parte, mediante la unificación de estas organizaciones, incluida la CIDOB, creada en 1982, se estructuró el Pacto de Unidad (7). Esta instancia organizativa realizó uno de los principales aportes al proceso sociopolítico de inicios del siglo XXI, el plantear la Asamblea Constituyente, que emergió desde tierras bajas, y “sería desde este espacio donde se elaboraría la propuesta de Constitución que fue asumida como base para el trabajo de los constituyentes del MAS en varias comisiones” (Schavelzon, 2012. p. 5). Con lo mencionado, el advenimiento del Pacto de Unidad, ocurrido entre la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada y el ascenso de Evo Morales, fue fundamental para la llegada del Movimiento Al Socialismo – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) al gobierno el año 2006.

La participación de los sujetos sociales-históricos pertenecientes a las NIPOC ha sido fundamental para que, en la actualidad, Bolivia se haya constituido en un Estado Plurinacional. Para ello se deben considerar elementos importantes, que fueron planteados como la nación en sí y para sí: 


Conforman una “nación en sí” todos aquellos individuos que, al compartir de hecho una serie de rasgos socio-culturales comunes, se identifican entre si y son identificados por otros como un mismo grupo cultural. Algunos de los elementos más recurrentes para determinar lo que constituye una determinada “nación en sí” son: un territorio común, una historia compartida, su lengua, unas mismas costumbres, rasgos culturales y creencias, formas comunes de organización. Pero en la práctica no es siempre necesario que estén presentes todos y cada uno de estos rasgos (CIPCA; 1991. pp. 32-33).

Esta consideración emerge luego de un fracaso del, modelo tradicional de, Estado Nación, el cual fue impulsado durante la revolución nacional, pero, a la par de los avances logrados, generó reacciones y resistencia en los pueblos indígenas y campesinos, como un caldo de cultivo que maduraría hasta el ingreso del nuevo siglo. Así desde los años 70, el CIPCA vino acompañando los procesos de fortalecimiento de las organizaciones campesinas e indígenas, así como la recuperación de la memoria histórica como base para la propuesta de un Estado Plurinacional. “Es decir, debe ser un Estado que respete y fomente la identidad incluso política de los diversos grupos culturales que lo componen, sin que por ello pierda tampoco su identidad y fuerza como aglutinador de todas ellas” (p. 31). Como resultado, se observa el nivel de articulación que se logró para los años 90, junto a la debacle del modelo neoliberal que daría paso al proceso constituyente. 

Con lo antecedido, luego de un largo proceso de luchas y resistencia, ya ingresado el siglo XXI, se logra un objetivo anhelado, desde antes de la independencia, para los pueblos indígenas, que significaba el avance hacia el autogobierno dentro del denominado gobierno de los movimientos sociales. De esta manera, se dio inicio a una serie de políticas que pretendían responder a las demandas históricas de las NPIOC, donde la exigencia, proveniente desde tierras bajas, de una Asamblea Constituyente fue convocada el año 2006 para dar curso a una nueva constitución política del Estado (CPE) el 2009, en medio de lo que se denominó refundación de Bolivia, dejando atrás la mirada colonial republicana y dando paso a un Estado Plurinacional. A diferencia de la primera asamblea de 1825, esta última tuvo una destacable participación de diferentes sectores sociales, con un fuerte matiz indígena originario campesino a partir de sus organizaciones y el Pacto de Unidad. Entre los principales avances de reivindicación de las NPIOC en esta etapa histórica, junto a la promulgación de la Constitución Política del Estado, se logró un reconocimiento de las estructuras precolombinas en diferentes ámbitos, como ser el cultural, identitario, económico, político y jurídico, principalmente. Así, la CPE establece: Es nación y pueblo indígena originario campesino toda la colectividad humana que comparta identidad cultural, idioma, tradición histórica, instituciones, territorialidad y cosmovisión, cuya existencia es anterior a la invasión colonial española (Art. 30). Esta es la base para que, en la actualidad, Bolivia se constituya en un Estado Plurinacional, contrario al proyecto de país planteado en 1952 con su propuesta nacionalista homogeneizadora, que trajo consigo una serie de vulneraciones y resistencias de los pueblos indígenas y campesinos hacia los gobiernos de entonces. En este sentido, dentro de la nueva estructura estatal se considera un fuerte soporte hacia lo indígena originario campesino desde la base del pluralismo (cultural, político, jurídico y educativo).

Por su parte, es significativo reconocer el debate conceptual, que se generó dentro de la Asamblea Constituyente, partiendo de la tarea histórica y pendiente de un reconocimiento de los pueblos indígenas en la construcción de Bolivia, y sobre todo del Estado Plurinacional. Así, con las diferentes representaciones desde las organizaciones sociales, indígenas y campesinas se comenzó una sugerente discusión sobre el sujeto social de la plurinacionalidad bajo la demanda de contar con un reconocimiento e inclusión de todos los sectores: indígenas, originarios y campesinos que llevan consigo elementos étnicos y de clase, mismos que se fueron matizando y articulando en diferentes momentos históricos junto a debates internos de las propias organizaciones, vinculadas a la identidad y niveles organizativos. En este sentido, indica Schavelzon:


La fórmula que superaba estas diferencias y juntaba a todos los quechuas, aymaras, guaraníes y miembros de otras etnias en una única categoría englobante, era la de “pueblos y naciones indígena originario campesinos”, sin comas y con el plural sólo en el final, incluida por los constituyentes en el proyecto de Constitución y que postergaba o sublimaba las diferencias entre campesinos e indígenas en el texto que redactaban (2012 p. 97).

En este espacio de construcción colectiva, y altamente participativa, dentro de la Asamblea Constituyente (6 de agosto de 2006 - 14 de diciembre de 2007), se refundó Bolivia dentro de un proceso que incluyó en el núcleo principal de la estructura estatal a las NPIOC, lo cual también generó resistencia por sectores poblacionales que embanderaban el mestizaje como identidad. 

Por su parte, el avance de las autonomías ha sido un importante logro, ya que dentro de la CPE se toma en cuenta a las autonomías IOC, con lo que, progresivamente, se abre un mecanismo para lograr conseguir el autogobierno que se buscó recuperar desde la colonia y dentro de la Ley Marco de Autonomías y Descentralización (LMAD) Ley N° 031, del 19 de julio de 2019, se establece dentro de los principios de dicha norma indicando que: En los departamentos, las regiones, los municipios y las naciones y pueblos indígena originario campesinos, la ciudadanía tiene el derecho a dotarse de su propia institucionalidad gubernativa y elegir directamente a sus autoridades en el marco de la autonomía reconocida por la Constitución Política del Estado (Art. 5. 6). Así, se formaliza el reconocimiento del autogobierno para las NPIOC que viene muy vinculado a la autonomía. En un nivel constitucional se destaca la incorporación de derechos específicos dentro del capítulo cuarto, donde también se incluye al pueblo afroboliviano, por su parte, se plantean mecanismos de salvaguarda para las NPIOC en peligro de extinción (8). 

Estos importantes avances requieren la profundización de la inclusión de las NPIOC para la toma de decisiones y la operativización de este marco normativo además de su efectivización mediante políticas públicas. Asimismo, es imperativo avanzar en la autonomía IOC (AIOC) que representa, de forma global, los objetivos de las luchas históricas por el reconocimiento y la reivindicación de los pueblos, rompiendo con la lógica y estructuras coloniales. Sin embargo, pese a encontrarnos dentro de un Estado Plurinacional, parece que la propia estructura estatal es la que ha frenado, en algún sentido, el avance del logro de las autonomías IOC y hasta la actualidad solo se cuenta con ocho AIOC consolidadas, lo que representa un avance muy lento, respecto de la concreción de esta nueva forma de administración y gobierno en estas entidades territoriales autónomas.

El origen de las luchas históricas de los pueblos indígenas, desde tiempos de la colonia, han estado motivadas por la búsqueda de autodeterminación. En este sentido, para definir los derroteros que se deben seguir no hay que dejar de lado la demanda histórica de la búsqueda del autogobierno que permite seguir posicionando nuevos temas de agenda en respuesta al contexto adverso que tenemos actualmente. Así es importante recuperar problemáticas que afectan de forma directa a las NPIOC como la vulneración de derechos colectivos, medioambientales y territoriales, principalmente. Por otra parte, se debe avanzar en la inclusión de mujeres y jóvenes dentro de las organizaciones IOC para consolidar agendas conjuntas, lo que renovará las propuestas desde el territorio y experiencia de las NPIOC. Solo mediante el retorno a las comunidades y el trabajo desde lo local será posible continuar con la proyección de los NPIOC en el camino a seguir, dejando atrás el bicentenario para ir construyendo los nuevos cien años, paso a paso y desde una mirada holística y sostenible de la vida. 


Los sistemas de opresión que amenazan a nuestros pueblos: capitalismo, colonialismo y patriarcado, cada vez muestran las consecuencias manifestadas en las múltiples crisis en las que nos encontramos sumidos. Es por ello que la recuperación de las lógicas comunitarias, nos permiten optar por formas alternativas de entender la vida, ya sea en términos de desarrollo o de las nuevas agendas que permitan contar con una mirada colectiva en una proyección sostenible para esta y las próximas generaciones. El devenir de la historia ha demostrado la capacidad resiliente de las NPIOC que han resistido y subsistido diferentes momentos en nuestra historia. Han transcurrido dos siglos de la fundación de Bolivia, lo cual representa un momento estratégico para evaluar los avances, retrocesos y proyecciones. 


BIBLIOGRAFÍA

Albó, Xavier. 2008. Movimientos y poder indígena en Bolivia, Ecuador y Perú. La Paz: CIPCA.

Choque, Roberto. 2017. Pablo Zárate Willka y la rebelión indígena. La Paz: VEPB.

CIPCA. 1991. Por una Bolivia diferente Aportes para un proyecto histórico popular. La Paz: CIPCA.

Dalence, José M. 2024. Bosquejo estadístico de Bolivia, 4ta ed. La Paz: BBB.

Garcés, Fernando. 2010. El Pacto de Unidad y el Proceso de Construcción de una Propuesta de Constitución Política del Estado. La Paz: s/e.

Pentland, J.B. 1975. Informe sobre Bolivia de 1826. Potosí: Editorial Potosí.

Reinaga, Fausto. 2014. Obras completas, Tomo II / Vol. V. La Paz: III-CAB.

___________. 1971. Tesis india. La Paz: Ediciones PIB.

Schavelzon, Salvador. 2012. El nacimiento del Estado Plurinacional de Bolivia Etnografía de una Asamblea Constituyente. La Paz: Plural editores.

Yañez, J. Augusto. 2025. “Mujeres, resistencia y agroecología”, en: Revista Mundos Rurales N° 17 “Agroecología y territorios en disputa: respuestas de los pueblos indígenas y campesinos a la crisis ambiental”, pp. 47-58. La Paz: CIPCA.

Zavaleta, René. 2013. Obra completa II Ensayos 1975-1984. La Paz: Plural editores.


DOCUMENTOS CONSULTADOS

Constitución Política del Estado, promulgada el 7 de febrero de 2009.

Ley Marco de Autonomías y Descentralización, Ley N° 031 del 19 de julio de 2010.


NOTAS

1. Queda pendiente el análisis del, invaluable, aporte de la población indígena dentro de las luchas independentistas que dentro de la historia oficial han sido ignoradas e invisibilizadas. Además de provenir de un genocidio ocurrido durante toda la colonia con la muerte de millones de indígenas, estimándose que alcanzaron al 90% del total.

2. Por su parte, José María Dalence, indica “[l]as razas que habitan en Bolivia son la española y la aborigen; hay también algunos descendientes de los africanos y no pocos guaraníes” (2024), planteando otra segmentación de la estructura de la sociedad, algunos años después que Pentland, en 1851. Por su parte es valiosa la relaciona que establece en su estudio respecto de población española y aborigen en los diferentes departamentos existentes en aquel tiempo. Asimismo, encontramos sugerentes conflictos interétnicos entre pueblos aborígenes (indígenas).

3. Junto al proceso constituyente, consolidado con la nueva Constitución Política del Estado, la discusión sobre profundizar la descentralización hasta niveles de autonomía volvió a emerger y fue constitucionalizada, reconociendo tres niveles de autonomía plena: Municipal, departamental e Indígena Originario Campesina (IOC), junto a una cuarta, la regional que no cuenta con una instancia legislativa, por lo cual es una autonomía parcial.

4. Es importante que se reconozca el valor del trabajo del campo, agricultura, que se construye en un espacio de resistencia ante amenazas territoriales y ambientales como la agroindustria, ampliación de la frontera agrícola, incluso con criterios de género, siendo una lucha contra los sistemas de dominación como el capitalismo, colonialismo y patriarcado (Yañez 2025).

5. Estas corrientes se constituyeron en dos partidos políticos, el Partido Indio de Bolivia y el Movimiento Revolucionario Tupac Katari de Liberación (MRTKL), donde el segundo tuvo un rol importante para el avance enmarcado en la multiculturalidad de los años 90.

6. Aunque la CNMCIOB-BS es la instancia más conocida a nivel nacional, se tuvo un importante proceso de aporte y participación de otras organizaciones de mujeres. 

7. El Pacto de Unidad, creado formalmente en septiembre de 2004, es el espacio de articulación y encuentro de las organizaciones indígena originaria campesinas de Bolivia como resultado de un largo proceso de encuentros sectoriales a nivel de comunidades, instancias regionales y ámbitos nacionales para reflexionar sobre sus problemáticas, el reconocimiento y ejercicio de sus derechos, la visualización e identificación de los puntos comunes y de coincidencia de sus agendas y de desafíos para lograr sus reivindicaciones comunes. Está compuesto por las principales organizaciones matrices nacionales: la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia - CSUTCB, Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia - CSCIB, Confederación Nacional de Mujeres Campesina Indígena Originarias de Bolivia “Bartolina Sisa” - CNMCIOB-“BS”, Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano - CIDOB y Concejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu – CONAMAQ, además de la diversidad de organizaciones afiliadas a estas cinco importantes (Garcés; 2010. p. 13).

8. Aunque la CPE, en su Artículo 5 reconoce 36 idiomas de la NPIOC como oficiales, no así a las naciones como tal, se conoce que actualmente se tienen identificadas 42 naciones y pueblos que quedaron al margen de la constitución, donde se encuentran los Chichas y Yamparas entre otros. 


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