lunes, 4 de febrero de 2013

MÁSCARAS DE CARNAVAL

El consumo del alcohol parece ser una máxima cuando se trata de realizar celebraciones y fiestas colectivas. Sin embargo dentro de la sociedad boliviana este tipo de comportamiento se da de forma más frecuente habiéndose considerado a la misma como parte de la “cultura boliviana” con todos los bemoles que esta apreciación pueda traer consigo. Con esta forma de plantear la fiesta en Bolivia parece un dúo inseparable el festejo y el alcohol aunque también lo podemos encontrar asociado a las desilusiones, pérdidas, tristezas y todo tipo de manifestaciones “humanas” como parte del proceso individuo-grupo. Con este precedente se van configurando diferentes facetas de las personas que terminan por trasfigurar a las mismas para que se vayan asumiendo diferentes actitudes en su mayoría reprochables y negativas dentro de la opinión pública.

Carnaval, sin mucha duda puede resultar como la festividad con mayor índice de consumo de alcohol donde esta condición se ha normalizado hasta el punto en que no llama la atención en ningún momento, más que cuando se transgreden normas muy importantes para la colectividad o se ingresa en el delito. Bajo esta influencia las máscaras se van manifestando, las cuales llevan consigo una carga psicológica interna donde cada quien reacciona a partir de sus formas de concebir el mundo junto a sus impresiones y recurrencias que vienen de toda su vida. Mediante este procedimiento, los yoes inmersos en cada individuo se van expresando y publicando dependiendo de las emociones casuales existentes a cada instante. Es por ello que el alcohol solo se convierte en un percutor de dichas conductas las cuales están atrincheradas en el interior psicológico de las personas dispuestas a presentarse dependiendo del mejor momento y ocasión convirtiéndose en los dominadores de la máquina humana.

Pero, carnaval resulta llamativo y sugerente ya que a partir de esta fiesta se puede realizar una exploración interna y esotérica de las personas donde al igual que las manifestaciones del carnaval se encuentran una diversidad de personajes rondando, los cuales pueden o no llamarnos la atención. Asimismo, estos personajes son representaciones de estos yoes existentes de forma oculta en la personalidad de cada uno con lo que la unidad se convierte en una pluralidad agregada de perfiles personales los cuales se van acomodando a las circunstancias externas de la cotidianeidad. Así, todo el performance del carnaval que podemos apreciar en nuestro entorno es solo un recordatorio de lo que ocurre en nuestro interior como otra manifestación simbólica de la vida, la cual todavía no logramos comprender plenamente. Con la realización de esta fiesta se debe tener una llamada de atención en nuestro devenir para poder abstraernos de esas máscaras que suelen ocultar nuestra verdadera imagen y que se expresan detrás de esa sombra lograda por la máscara de turno que no es siempre física sino es simbólica y parece estar vigente durante todo el tiempo. Carnaval se convierte en solo el pretexto palpable de este tipo de situaciones que buscan enlazarnos con nuestro interior para autoconocernos y explorar en los secretos del universo y la creación.

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