Qué se puede
decir nuevamente en esta fecha, 4 de junio, y el recordatorio de los 441 años
de la “fundación” de Tupiza. Primero, que nos habían hecho creer que éramos la
primera ciudad fundada por españoles, con todo el honor y la carga social e
histórica que esto significa; pero remontarnos a los primeros días del sexto
mes del año 1574 directamente nos quita este denominativo de ser los primeros
en ser fundados. Por otra parte, resulta siempre contradictorio hacer apología
de la opresión mediante una celebración del comienzo de una era de explotación
y abusos por parte de los españoles. Entonces, por qué deberíamos seguir
realizando estos festejos que nacieron de la reunión de unos reducidos
“ilustrados” y de manera azarosa decidieron muy aventuradamente dictaminar al 4
de junio de 1574 como la fundación de Tupiza, que por lo menos lo hubieran
hecho en épocas con un clima más favorable para dar rienda suelta a las ganas
de sentirse felices por el reconocimiento de la colonia española, que solo
algunos años antes se dieron cuenta que teníamos alma y que éramos seres
humanos.
Pero en fin,
han pasado casi 500 años desde lo sucedido y al haber ignorado todo lo
acontecido en esos tiempos ahora rendimos tributo a la explotación y violencia
hacia nuestros antepasados. Así, desde esa fecha, sucedieron muchos episodios
en la historia de los Chichas donde siempre se ha identificado el sentido
libertario de esta población que durante varios hechos se levantó contra este
régimen en la búsqueda de ese espíritu autónomo que había sido característico
en cada periodo. Lamentablemente, la historia solo ha llegado hasta tiempos de
la colonia desde donde parecería que se tiene una cronología válida, mucho más
con el visto bueno de la fundación como un reconocimiento de la validez de este
pueblo ancestral. Sin duda, la historia oficial suele tener una exigencia de que
los pueblos de Bolivia cuenten con una fecha de fundación para valer de manera
formal en el escenario nacional pero afortunadamente esta perspectiva ha ido
cambiando y ahora vamos más allá del simplismo.
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