Fotografía que acompañó mi primera publicación el 11 de
agosto de 2008 bajo el título “Por el reconocimiento y consolidación de la Gran
Región de los Chichas”.
Agosto de 2008, eran otros
tiempos. La coyuntura y devenir de la socio-historia hizo que el país se
encuentre en un momento complejo, con política de alta intensidad, enmarcado
en el, denominado, proceso de cambio con apenas 3 años de vigencia en la
primera gestión de gobierno de turno. Dentro de ese marco, se había observado
un vacío de participación de los Chichas como pueblo precolombino y con todo el
aporte que dio a la construcción del país. En ese sentido, con un grupo de
paisanos (eramos solo hombres) se pudo concretar la participación en la “Gran
Marcha Nacional de los Pueblos Indígenas Originarios Campesinos” sentando un
precedente de la vigencia de los Chichas en esa coyuntura, entendida incluso
como un momento constitutivo, de la
cual no podíamos quedar exentos. Más o menos, esa fue la sucesión de hechos
ocurridos en ese tiempo que paralelos a la formación académica en la que estaba
inmerso, el pregrado en Sociología, junto a procesos propios vinculados a la
lectura y, la necesidad urgente de la, escritura lograron tomar la decisión de
elaborar un primer artículo de “opinión” para ser lanzado para la consideración
de ser publicado en un periódico regional de los Chichas. Ese fue el primer
paso de enfrentar a la hoja en blanco, dejando siempre los puntos suspensivos
que ahora celebro y homenajeo, cómo no, escribiendo.
Luego de realizar esta
publicación, sucedió una “saga” mayor al pretender publicar artículos
mensuales, luego bi-semanales hasta ser columnista permanente, semanal, en ese
medio; ingresando al oficio de escribir. Entonces, la coyuntura demandaba
emitir “humildes” criterios desde la lógica de una columna de opinión a partir
del acervo de un estudiante universitario, inmigrante, con imaginarios
socialistas, con ideas todavía embrionarias pero compromometidas con su región
de origen “los Chichas”, algo bohemio y así por el estilo. Con toda esa carga
subjetiva, y temas de motivación, surgieron artículos y columnas semanales
enmarcadas en todas esas temáticas, producción que hasta la actualidad llega a
poco más de 400 escritos publicados de los cuales más de la mitad corresponden
a la temática de los Chichas. Asimismo, gran parte de estos textos se encuentran
plasmados en un blog personal “Apostillas” en la dirección http://yanezapostillas.blogspot.com que funge de repositorio
virtual de estas ideas, y algunas creencias.
Han pasado diez años desde ese
momento, casi una vida, como un reto permanente de escribir lo cual demanda,
siempre, algún pre-texto que con el paso de los años se fue direccionando a
prestar mayor fuerza a la temática de los Chichas, que en su proceso interno
fue moviendose desde su entender como Región hacia un complejo y serio proyecto
de Reconstitución como una Nación, proyección todavia en desarrollo. En este lapso
también ocurrieron otros eventos como la obtención del título profesional en
pregrado y la recta final como candidato hacia la Maestría y en este último
tiempo la decisión de visibilizar mi “otredad” en la transfiguración de José a
Augusto, todo ello en medio de nacimientos y muertes. Desde la apacible vida en
el valle cochabambino ahora estoy fluctuante en las tierras del Jach’a Tata Illimani, como un caminante
de la vida o capaz un inmigrante eterno y hasta un apátrida simbólico y
honorífico.
Un decenio después, que sea solo el
primero, queda toda esta producción (ojalá que no solo como archivo) y
consecuentemente se fueron abriendo otros espacios sugerentes como ser la
publicación de artículos en libros donde destaco al Centro de Estudios
Superiores Universitarios, de la Universidad Mayor de San Simón, donde se
publica parte de mi tesis de licenciatura. También formé parte de revistas
especializadas como colaborador y por último están un importante número de
publicaciones en medios nacionales como ser La Esquina, Animal Político,
Tendencias, La Época y otros medios regionales de Potosí y Tarija. Con lo
antecedido, debo reconocer diferentes momentos inmerso en altibajos junto a las
pinceladas de la vida de los seres comunes y simples mortales; por otra parte
la escritura me permitió conocer muchas personas de gran valía así como algunos
reconocimientos “oficiales” y otros más espontaneos (meritorios de por si). La
escritura se constituye en un nexo, ineluible, con la academia, con el arraigo
necesario de una identidad y, hasta, con la política ingrata a veces (mucho
peor en determinadas coyunturas). Dos lustros han pasado y los retos continuan
hacia adelante, los cuales están bien identificados y delineados, que dios
mediante esperemos aporten de alguna manera a la relatividad de nuestra
existencia dejando algun legado mínimo a la construcción de nuestras sociedades
(incluyentes, equitativas, justas y libres de violencia), nuestras culturas e
identidades, desde el espacio que ocupamos, en el intento de existir.
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