Se ha cerrado la etapa para la presentación de
candidatos (candidatos-masculinos con mínimas excepciones) que se aprestan
hacia las primarias, que seguramente pugnarán contra la papeleta en blanco o el
nulo, ya que estas postulaciones se cerraron con binomios únicos lo cual le
quita el sentido a estas elecciones preparatorias para las generales de 2019.
De esta manera, hemos visto de manera llamativa que, casi la totalidad de, los
candidatos son hombres tanto para la Presidencia como Vicepresidencia en los
diferentes partidos que se presentaron hasta la pasada semana. Así la población
boliviana ha quedado enmarcada en una perspectiva tradicional dentro de la
lógica androcéntrica lo cual sigue sesgando un planteamiento político más
amplio donde las mujeres han quedado relegadas, una vez más, del liderazgo
nacional respecto de la representación dentro del Órgano Ejecutivo del Estado.
Adicionalmente, nos enfrentamos a un derrotero de androcentrismo gerontocrático,
sin que este planteamiento resulte discriminatorio para la población adulta
mayor pero que si recae en cierta exclusión de la posibilidad de incluir en las
propuestas y candidaturas a jóvenes o adulto jóvenes que podría tener
importantes aportes al proyecto de país.
En referencia al carácter gerontocrático de nuestros
candidatos, además, es importante visibilizar una tendencia hacia un retorno al
pasado donde vuelven a atisbar planteamientos tradicionales pertenecientes a un
sistema de partidos desaparecidos al igual que candidatos de otra etapa y que
contradictoriamente se presentan como la nueva alternativa. Entonces, más que
cuestionar la edad propiamente dicha del candidato debemos hacer una lectura
más amplia que se vincula con el anquilosamiento de las personas en
pensamientos, ideologías y proyectos superados por la carga histórica de
nuestras sociedades. En este sentido, todavía no se logra pasar del slogan a la
propuesta por lo cual escuchar planteamientos como la ciudadanía o el
republicanismo quedan todavía vacíos y se deberán fundamentar esta propuestas,
por ejemplo ¿qué significa recuperar la República? Entonces el pensamiento que
sirve de base a las candidaturas y proyectos de país que se vayan a postular el
próximo año parece haber quedado en el siglo pasado y habrá que darle vueltas
para comprender si se trata de un proceso de recambio o de qué es lo que se
trata la propuesta para un viraje en el siglo XXI.
Entrando al detalle, podemos hacer énfasis en los
personajes que ingresan en listas como candidatos, lo cual es aún más complejo
porque implica entender las subjetividades, ideas y creencias individuales.
Así, muchos de ellos ya son rostros tradicionales de quienes hemos visto su
proceder en este y en otros tiempos; pero también están quienes se presentan,
junto al paso del tiempo de manera, “corregida y mejorada”, con perspectivas
aún más conservadoras que nos abre una gran interrogante sobre lo que podrían
asumir como políticas públicas de llegar al gobierno. Frente a un vacío de
propuestas, comenzamos a leer y escuchar sugerentes, y hasta irrisorias, ideas
sobre las maneras de construir país post “proceso de cambio”. Y es que se debe
hacer una lectura adecuada y prudente luego de que en nuestro país se ha
transcurrido una serie de avances sociales de inclusión étnica, de género y
generacionales, entre otras, con propuestas que han emergido desde las demandas
históricas. Con este marco es muy complicado y contraproducente pretender
anular estos avances, solo por tener argumentos político electorales diferentes
al del actual gobierno para marcar diferencia, lo cual recae en cometer un
error en la lectura de nuestra realidad política, social y económica boliviana.
Seguimos avanzando rumbo a los procesos electorales, internos y generales, lo
cual otorga algún tiempo para ir profundizando en propuestas y proyectos
coherentes con el devenir de nuestros tiempos, todavía sesgados en la lógica
androcéntrica gerontocrática.
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