lunes, 2 de diciembre de 2019

APOSTILLAS AL PROCESO DE CAMBIO


Hace un par de años había publicado un texto titulado “Proceso de cambio, propiedad comunal”, en el sentido de entender el complejo proceso sociopolítco de nuestro país plurinacional. Sin duda eran otros tiempos, con una serie de metas hacia futuro y una agenda planteada para su cumplimiento y proyectada hasta el 2025, también conocida como “Agenda del Bicentenario”. En aquel entonces los actores políticos, también solo hombres, se disputaban, algunos, la reconducción del denominado “proceso de cambio” en un intento de capitalizar dicho derrotero, discurso y proyecto que había surgido como proyecto de país desde las históricas luchas sociales que fueron encabezadas, principalmente, por los pueblos indígenas y sus organizaciones representativas a nivel nacional. Así la lógica tradicional de la política pretendía virar en cuanto a sus planteamientos, pero sin mucho que ofrecer frente al Instrumento Político hegemónico que estaba vigente y en auge de legitimidad con un gran respaldo electoral a nivel nacional.

Octubre de 2019, luego de las elecciones nacionales se ingresa en una etapa de alta tensión con participación de sectores sociales, por un lado sectores que embanderan el 21F y por el otro afines al Movimiento Al Socialismo (MAS), con la figura de un empate catastrófico. En ese marco, este tiempo de inestabilidad, amenazas y hostigamiento culmina con la renuncia del Presidente Evo Morales y el Vicepresidente Álvaro García Linera, junto a otras cabezas del MAS en sus diferentes niveles. De esta manera, se da paso al cierre de una etapa de casi 14 años de gobierno abriendo el surco para un gobierno transitorio, bajo la sombras del golpe y rumores de fraude. Así, con este complejo escenario se ingresa a un tiempo de inestabilidad con manifestaciones, principalmente, en El Alto, La Paz y Cochabamba en rechazo del gobierno transitorio, desconocido por sectores sociales y cuestionado por la fuerte represión y las consecuentes muertes.

Bajo esta coyuntura, salieron las voces que planteaban la influencia que tiene Evo Morales, exiliado en México, quien estaría incitando a dichas movilizaciones. Sin embargo es fundamental entender que luego de la renuncia de Morales el país ha ingresado en una nueva etapa sociopolítica, donde el líder y dirigente ausente ha quedado, casi, al margen de los hechos de las últimas semanas y las reacciones de los sectores sociales están muy vinculados al Proceso de Cambio, casi de manera espontánea y autoconvocada, que se explica en la memoria larga junto a la lucha que llevaron adelante los pueblos desde tiempos de la colonia, y más aún contra el neoliberalismo desde los años ´90 frente a la fuerte crisis del modelo de aquellos años. Entonces es importante que separemos, de una vez, la figura de Evo Morales del contexto social histórico actual, que al margen de la figura personal de los liderazgos que, también, ahora puedan emerger, se trata de una lucha muy difícil de revertir vinculada a las demandas centenarias de los pueblos. El Proceso de Cambio, en los años 2000, fue encausado por Evo Morales y legitimado con la Presidencia por varias gestiones y elecciones realizadas, pero este proceso no es sinónimo de Morales ni del MAS, sino que trasciende estas representaciones. Entonces, coyunturalmente, Evo Morales ha sido alejado del Gobierno e impedido de poder participar en las elecciones del próximo año, pero las actuales condiciones deberán permitir sanear los errores cometidos en estos, casi, 14 años además de re articular a las organizaciones sociales basados en la situación actual y con nuevas condiciones de lucha. El devenir de los acontecimientos, además de la lectura de oficialistas y opositores, han demostrado que Bolivia no se puede explicar sin las características poblacionales, como la cualidad plurinacional y pertenencia indígena, por tanto debemos separar esa relación, que se había vuelto como algo indisoluble, entre el MAS y el Proceso de Cambio mismo que supera abismalmente al proyecto meramente político electoral, y se consolida en un proyecto social, histórico y político desde abajo.

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