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En algunos textos históricos y sociales, existe un dato muy sugerente que nos puede provocar más de una inquietud; a decir que en el actual territorio boliviano se hablaba más de 100 idiomas originarios, de los que hasta la actualidad han sobrevivido solo 36 según datos oficiales y constitucionalizados; aunque quedan otros pendientes por formalizar como, por ejemplo, los correspondientes a la Nación Chichas y Nación Yampara. Justamente, la plataforma idiomática es uno de los ejes alrededor de los cuales se centra el planteamiento de la existencia de varias naciones dentro de un territorio correspondiente a un Estado, denominado Bolivia. Por su parte, entendemos que el registro y vigencia de estos idiomas originarios dan paso a cosmovisiones y culturas que, junto a todas sus complejidades, han pervivido en el tiempo, superando etapas difíciles de persecución e intento de abolición por parte de diferentes coyunturas como la colonia, la república o el periodo neoliberal, junto a otros proyectos como el nacionalista homogeneizar y monocultural.
En la experiencia propia del contexto
boliviano, conocemos los diferentes procesos que se tuvieron que superar,
principalmente con la lucha y resistencia de los pueblos ya las mayorías de la
población, teniendo como tarea pendiente la descolonización en todos los
sentidos. Con este marco, existió siempre una contradicción entre los intereses
de los grupos elite controlando la estructura estatal, esta vez bajo los
márgenes del colonialismo interno y la patrimonialización del poder concentrado
en pequeños grupos, incluso familias. A partir de estas condiciones, se mantuvo
una lucha permanente por la reivindicación donde se vayan ampliando los
derechos y la participación en la toma de decisiones y, por qué. no en la
propia toma del poder. Fueron todos estos aspectos los que llevaron al avance
de la recuperación del Estado para, desde ahí, convertir las reivindicaciones
en políticas pública y leyes que vayan profundizando los cambios estructurales
consolidando, mediante una, altamente participativa, Asamblea Constituyente
para refundar el Estado.
La memoria histórica de los pueblos llevó a
que, en Bolivia, así como en Ecuador, se impulse procesos sociopolíticos
enmarcados en la plurinacionalidad, proveniente de varios elementos y
fundamentos históricos y reivindicativos. Así, la propuesta plurinacional ha
logrado permear los límites nacionales para avanzar hacia otras latitudes como,
en este caso, la República de Chile, que actualmente se encuentra dentro de una
Convención Constituyente que debate seriamente sobre la consolidación de,
también, un Estado Plurinacional. En este sentido, es importante, además, el
ingreso de un ala progresista al gobierno chileno, con sugerentes aires de
renovación de la caduca política heredera del pinochetismo y que ahora propone
cambios desde las vertientes ambientalistas y feministas, además de la
presencia determinante de los pueblos indígenas originarios de ese territorio
ancestral. De esta manera, parece ocurrir que dentro del continente se va
ampliando un proceso de reencuentro con las identidades originarias que fueron
gobernantes de los territorios del Abya Yala y vieron cortados sus propios
desarrollos, sobre todo, con la llegada de los colonos ibéricos que
pretendieron erradicar con la fuerza en una mano y con la biblia en la otra
nuestra herencia endógena ancestral. No obstante, la resistencia de, los,
denominados, 500 años ha logrado pervivir en el tiempo y ahora emerge
nuevamente no solo en Bolivia sino con muchos ecos continentales.
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