lunes, 22 de diciembre de 2008

ASUNTOS ACADÉMICOS

En estos últimos días, se dieron algunos eventos interesantes, los cuales tienen que ver con lo que corresponde a lo académico. El primero, fue el nombramiento del Presidente de la República Evo Morales con el grado de Doctor Honoris Causa, efectuado por la Universidad Pública de El Alto (UPEA), el 19 del presente. El otro acontecimiento, sin duda es sui generi para nuestro país, y es el que más resalta por la importancia y peso para nuestra historia; y es precisamente la declaración de Bolivia como país Libre de Analfabetismo, realizado el 20 del presente. Estos dos sucesos son los que van a motivar estas líneas como una reflexión que debemos hacer cada uno de nosotros, para ir avanzando hacia un territorio libre de mapas mentales fundamentados en imaginarios falsos que a la vez generan discriminación.

            La Academia tuvo su origen en la época de Platón cuando éste estableció su escuela en el Jardín de Akademos (Academo), Atenas; era ahí donde junto a sus discípulos solía pasear por el parque enseñando y discutiendo filosofía, de la misma manera se iba generando el conocimiento al compartir la sabiduría de unos y otros, para así realizar una interesante retroalimentación en complementariedad. Lamentablemente este tipo de academia se fue desvirtuando para convertirse, en nuestros días, en un espacio de elitización y discriminación donde parte fundamental es el control del poder y el manejo de la economía, todo ello junto al proceso de racionalización y globalización. Es de esta manera que actualmente lo que se denomina academia, no se parece en lo más mínimo a la original.

            Lamentablemente, en nuestro país como en la gran mayoría, se ha implantado (precisamente mediante la educación) un imaginario que hace ver a la formación educativa como sinónimo de status social, es decir que el ser profesional es una de las máximas aspiraciones de las personas. Pero por otra parte este tipo de pensamiento, genera discriminación hacia las personas que no cuentan con una formación “académica”, viéndolos como inferiores. De igual manera este proceso ha llevado a que solo se considere digno el conocimiento de escuela, dejando de lado, u oculta, a toda la sabiduría con que cuentan los pueblos indígenas, y en sí cada una de las personas de la cotidianeidad, solo por no contar con cartones universitarios. Es más, resulta totalmente alarmante que precisamente los sectores universitarios y profesionales, con “mucha formación académica”, han ido generando escenarios de violencia y discriminación, mostrando así toda la ignorancia hacia la cosmovisión del otro, y por tanto de la realidad de un país tan diverso como el nuestro, donde se hace urgente cambiar a la tolerancia por el respeto. Además, por ahora, no analizaremos la situación de una Universidad boliviana, que se ha convertido en un espacio que sirve solo para generar cúpulas de corrupción y de prebenda, quedando totalmente en último plano el sacar profesionales dignos y bien capacitados para servir y trabajar por la sociedad a la que se deben.


            En fin hay muchos temas para reflexionar a cerca de lo académico y lo educativo, pero también hay que reconocer la necesidad de que el Estado ponga como prioridad máxima a la educación y la igualdad de condiciones para todos los sectores de la población. Pero sobre todo hay que empezar a cambiar esta forma de pensamiento de ver a algunos conocimientos como superiores a otros, y así dejar de generar discriminación académica y social. Hay que reconocernos como diferentes pero complementarios, para así enriquecernos mucho más como país, articulando los conocimientos de la mundialización a los conocimientos endógenos (enriquecidos por toda la sabiduría que llevan intrínsecos), para ir generando un conocimiento aglutinador donde se considere a unos y otros y enriquecer, aun más, la sabiduría de nuestro pueblo.

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