lunes, 5 de septiembre de 2011

EL PRECIO DE UNA VIDA

Han transcurrido, casi, ocho años desde que se dio la masacre de octubre del denominado “Octubre Negro” donde la población tuvo que sufrir una dura y muy violenta represión por parte del entonces gobierno a la cabeza de Gonzalo Sánchez de Lozada. Pero ésta era la continuidad del enfrentamiento pasado entre policías y militares a raíz del impuestazo del igualmente lamentable “Febrero Negro” donde se gestó una especie de Batalla interna con armas de uso oficial que sin ningún sentimiento humanitario, piedad o respeto por la vida del otro se abrió fuego del cual el gobierno fue también cómplice. Este período significó la caída del modelo neoliberal y de toda la estructura política que lo sustentaba al igual que el sistema de partidos vigente. Después se tuvo dos gestiones de transición que marcaron el paso hacia una nueva etapa en la historia política, principalmente, en Bolivia.

            Con estos hechos se dejó una secuela en varias generaciones que fueron testigos y partícipes de lo antes mencionado. Una vez realizada la expulsión de Sánchez de Lozada comenzaría el proceso legal y judicial para buscar la justicia, que en temas políticos es muy difícil de conseguir. Entonces, habría que esperar varios años para dar curso a estos procesos que recién en este 2011 se han concretado en sentencias para, básicamente, las cabezas del Fuerzas Armadas que estaban en gestión durante los hechos de octubre del 2003. Entre éstos también encontramos a dos ex Ministros que deberán dar la cara por los principales autores que todavía se encuentran fuera de Bolivia y a buen recaudo. Queda por delante lograr la extradición de estos personajes, lo que ya se viene buscando hace muchos años y que hasta ahora no ha tenido resultados más que los oídos sordos de los gobiernos que deberían gestionar esta situación.

            Por otra parte, está la cuestión de la sentencia que se dictó hace unos días y si ésta realmente logra generar el sentimiento de justicia para los familiares que perdieron o sufrieron secuelas de por vida en esos días luctuosos. Obviamente todas los fallos que se puedan dictar nunca lograrán compensar esas pérdidas sufridas y lloradas por decenas de familias en nuestro país y que fueron una interpelación para toda la población boliviana mostrándonos una realidad totalmente opuesta a las necesidades de gran parte de la población. Ninguna sentencia podrá otorgar la tranquilidad para el que haya quedado incapacitado en esos días sino será solo una parte de lo que se requiera para lograr este sentimiento. Entonces, vemos nuevamente el abuso que puede hacerse del poder cuando se lo tiene a disposición, que va desde las represiones hasta las masacres como tantas que conocemos y que en muy pocos casos fueron sancionadas por la justicia y por la historia. Por último, este es un mensaje hacia los que se encuentran en las esferas de poder para evitar este sipo de situaciones que sin importar sus motivaciones deben evitarse por completo porque aun no se tiene cuantificado el precio de una vida y mucho menos el de muchas vidas con las que se deje las consecuencia a una sociedad,  una generación y a todo un país para que sea juzgado por la historia y en el mejor de los casos por la justicia tan buscada y muy poco encontrada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

CARAJO VIVA OCTUBRE NEGRO