lunes, 20 de febrero de 2012

IDENTIDAD FESTIVA


Los Chichas han ido erigiendo manifestaciones culturales basadas en diversos elementos que tienen un origen de características muy diferenciadas. De esta manera se pretende construir la identidad chicheña que todavía parece no tener una certidumbre de si misma y que solo se ha concretado en los personajes conocidos y manifestados en el folklore. Entre las venas que nutren la identidad está un abolengo imaginario de raíces europeas del periodo colonial y posteriormente con el movimiento inmigratorio hacia nuestro territorio. Contrariamente se encuentra el aspecto indígena que se ve fortalecido mediante la utilización de la vestimenta “típica” y las expresiones culturales como las comparsas de anata, principalmente. Por último, tenemos una serie de elementos que han elaborado un aspecto identitario más actual influenciado por fenómenos tan generales como la globalización, entre muchos otros.

            De esta manera, la fiesta del carnaval nos permite observar e identificar estas características tan plurales en la construcción de nuestra identidad que no termina por concatenarse y más bien parece reconstruirse a cada momento. Entonces, debemos tomar en cuenta los elementos que conforman una identidad como la autoidentificación y la forma en cómo el otro te percibe y te reconoce. Así, se ha venido construyendo y publicitando un aspecto festivo del varón y la mujer chicheña que como ya dijimos tiene un carácter indígena. No obstante la contradicción se encuentra en un peligro de folklorización de esta faceta que una vez pasada la fiesta se deja de lado en espera de la próxima, sin realizarse un trabajo más profundo de entender esta identidad en todos los espacios.

            La identidad es un trabajo pendiente sobre todo en una región que se precia de tener una gran herencia con elementos propios que lo diferencian de los grandes monopolizadores de la cultura en Bolivia y que pueden servir de un importante aliciente para otros aspectos como la economía en la región. Las expresiones culturales deben trascender los momentos para convertirse en algo permanente en la población donde no se niegue ninguna característica sino que más bien se la asuma como realmente propia en todos los niveles superándose así las contradicciones en la construcción identitaria. El debate debe ampliarse en muchos campos, sobre todo el histórico, para que se logre develar los cimientos y fundamentos de la identidad en los Chichas. Esto mismo se debe traducir en la construcción de una imagen representativa con todos sus elementos constitutivos y a partir de esto se desarrollen otras iniciativas que tengan relación con algo más concreto como ser los planes de desarrollo que igualmente atravesarán por el plano político y, obviamente, cultural. La construcción, o recuperación de la identidad es un proceso complejo que debe asumirse de manera seria si es que tomamos este aspecto como una potencialidad regional que se proyecte a otras instancias. De lo contrario estaremos cayendo en superficialidades negativas como las folklorización momentánea de una importante herencia histórica que puede servir de mucho a nuestra región en la consecución de objetivos fundamentales en una visión integral del ser chicheño.

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