lunes, 17 de diciembre de 2012

LOS TIEMPOS DEL FIN



Desde hace muchos años atrás, y hasta siglos, en una previsión fatalista la humanidad ha venido pregonando que nos encontramos a las postrimeras del fin del mundo. De esta manera, habiendo sido testigos presenciales, el último acontecimiento de este tipo fue entre 1999 y 2000, con el cambio de siglo donde se comenzó a expandir el rumor del fin para nuestro planeta. Pero como sabemos, el día de hoy continuamos existiendo con todos los defectos y virtudes inmersos en nuestro quehacer cotidiano, claro con un creciente número de defecto y yoes en detrimento de un aumento de la conciencia humana. Al parecer, la cercanía de esto eventos son alertas mundiales hacia las acciones que tiene la humanidad, pero una vez comprobado que el final no ha llegado las recurrencias vuelven y continuamos con la vida superficial e inmediatista a la que nos hemos acostumbrado. De esta forma, cada día se ven incrementados los hechos reprochables, como la violencia en todo nivel, que nos afectan de manera colectiva y en el peor de los casos han normalizado estas situaciones sin que se produzca mayor reacción ante estas circunstancias.

            Estas mismas actitudes fueron las que nos han llevado a enfrentar crisis mundiales como la Primera y Segunda Guerra Mundial que han sido aberrantes para todo el planeta y que han afectado a las relaciones entre países pasando por las estructuras sociales políticas y económicas; donde según se comenta todavía queda pendiente la Tercera que traerá la peor catástrofe nuclear. Para ello se tuvieron motivaciones egoístas como ser la ambición, codicia, el miedo, odio y muchos más que afectaron no solo a la población sino también al planeta desde su aspecto físico. Con estos y muchas otras causas, ahora debemos enfrentar duras consecuencias como ser los desastres naturales muy ligados al desequilibrio generado por uno de sus peores inquilinos, los seres humanos. De la misma forma, muchos de los cambios más drásticos en la naturaleza están causados por la intervención humana que basada en todo su egoísmo siempre termina causando daño de una u otra manera. Con estos y un sin fin de antecedentes es casi lógico concluir que poco a poco nos vamos acercando a una crisis total del planeta que terminará colapsando a lo que se suma los procesos mecánicos y naturales que se dan cada cierto tiempo como ser el cuarto movimiento del planeta, el cambio de polos, al cual vamos ingresando, lo que obviamente es acelerado por la mano del hombre.

            Así, otra vez, llegamos al 21 de diciembre que había sido planteado como una nueva fecha en que llegaría el fin, esto a raíz del Calendario Maya y el Katún 13 que advierte sobre este tiempo; el cual en realidad se refiere a la culminación del ciclo para el Quinto Sol. De igual manera existen muchas profecías que, entre otras cosas, han sugerido un periodo para el fin; lamentablemente las interpretaciones caen en el error ya que todos estos mensajes han sido enviados en un código simbólico más complejo de lo que podría parecer o por lo menos no es pertinente para los códigos de interpretación que tenemos actualmente. Aunque volviendo a considerar la proximidad de un final para la existencia humana, sin alejarnos mucho, cada año vemos en nuestro país un gran número de catástrofes y desgracias causadas por la naturaleza que expresa de esta manera el desequilibrio que se incrementa cada vez más. Con ello se muestra que el final no vendrá en una cuestión de minutos o segundos sino que la manifestación es progresiva y la estamos viviendo hace muchos años atrás, aproximadamente desde los años ’60, con el paso hacia la Era de Acuario. De esta manera, se encuentra de forma vigente la cuestión del final de los tiempos más allá del fanatismo apocalíptico que más bien pretende generar el detonador de nuestra conciencia para despertar y ser agentes de cambio dejando de lado el sueño que nos tiene atados y esclavizados por nuestros defectos porque en última instancia todo cambio inicia desde adentro.

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