lunes, 4 de noviembre de 2013

COMENTARIOS A LA MUERTE

La Sociología ha ido prestando atención a una diversidad de temáticas en la gama más ampliamente posible para una de las ciencias más abiertas en cuanto a su alcance. En ese sentido, para explicar esta capacidad de ingresar en casi todos los espacios de la realidad se toma como al principal antecedente su característica de estudiar toda sociedad dentro de la cual existe alguna interacción, es decir que simplemente partiendo de la existencia de una relación social entre individuos o grupos ya podemos anexar a la Sociología en un campo de acción y análisis. En ese sentido, casi en todo momento los humanos son seres sociales y requieren del otro para lograr una convivencia, ya sea pacífica o de conflicto. En ese mismo espacio se encuentra la capacidad de generar las identidades que parten de conceptos como la otredad que permiten establecer diferencias ante los demás. Por otra parte, encontramos dos aspectos que son opuestos, y complementarios, dentro de la existencia los cuales se denominan eros y thanatos que exaltan características de los individuos tanto en un nivel personal interno y el externo y relacional, siendo representaciones de la vida y la muerte (de donde además se desarrolló la Tanatología, ciencia que estudia los procesos de la muerte).

            Así, podemos remitirnos hasta la mitología griega par identificar a la muerte presente en el día a día de las sociedades. Pero de la misma manera identificar a este mismo personaje en culturas propias ya que la muerte traspasa cualquier frontera haciéndose presente en cada cultura del planeta y el tipo de reacciones y relaciones que suele provocar. De esta manera, hasta hace poco este tema ha sido, casi, ignorado de todo estudio por las mismas connotaciones que trae y que suelen producir un rechazo natural, o posiblemente socialmente construido, al respecto. Con lo manifestado, en todos los grupos existen diversas formas de afrontar y tratar de entender a este proceso considerado como parte de la vida lo cual lleva interrogantes complejas por la ignorancia que se tiene de la muerte y sus fenómenos. Por este motivo, los dichos respectivos son innumerables y vienen asociados a tradiciones y costumbres con particularidades de cada región. Así, estas actitudes son expresiones simbólicas de procesos de la indagación de respuestas ante la muerte que se presenta como un fenómeno, casi inexplorado, donde se busca ese entendimiento y confrontación ante la pérdida de alguien cercano.


De esta forma, en sociedades como la boliviana, la ritualidad se convierte en parte esencial dentro de estos procesos que comienzan, generalmente, con el luto y el tiempo de duelo el cual conlleva una serie de procedimientos tradicionales que se trasladan a los ocho días, el mes, y otros hasta alcanzar el cabo de año donde se hace una contradictoria celebración como si el duelo fuera un sentimiento delimitado en tiempo y espacio y no así algo mas complicado y personal en cada caso. Hablando con un enfoque más colectivo, nos encontramos con la festividad de Todos Santos asociada directamente con la fiesta de los difuntos donde se realiza una especie de culto a la muerte que trata de generar un reencuentro con los que han partido de este plano físico. No obstante, este tipo de celebraciones llevan consigo sesgos diferenciados donde más bien se rinde un culto a las personalidades de los muertos y no a las almas, como se suelen llamar, y mucho menos a los espíritus. De esta manera, hablar y entender a la muerte es algo complejo que seguirá siendo parte de la cotidianeidad de las sociedades donde se buscarán estrategias para afrontar a este extraño fenómeno que desde otra perspectiva no es más que el sueño diario al que ingresamos todas las noches ligados al cuerpo físico por el cordón de plata (Antakarana) y que por el cual podemos retornar nuevamente al despertar de la cuarta vertical. Este mismo proceso solo se ve afectado cuando el cuerpo físico y el alma son separadas cuando el ángel de la muerte llega en el momento fijado para cortar ese cordón con la guadaña que lleva en la mano por lo que no puede existir un retorno a la vida de la tercera dimensión. Lo que sucede después de desencarnar es todavía más complicado desde las versiones conocidas pero de manera sugestiva podemos remitirnos a la Divina Comedia de Dante Alighieri para adentrarnos en el mundo de la muerte y su barquero Caronte para poder ampliar nuestras perspectivas y hacer más llevadero este enigmático fenómeno, casi, inevitable.

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