La expectativa del
Dakar 2014 motivó la movilización de un importante número de turistas hacia los
principales puntos por los cuales iba a pasar esta competencia. En este sentido
fue, casi, ineludible el compromiso para darnos cita también en la localidad de
Tupiza como una manera de ser parte del evento además de retornar con un
pretexto válido hacia la mítica tierra de los Chichas desde la cual salimos un
día en busca de nuevos derroteros. Así, con lo manifestado nos aprestamos a
relatar algunos comentarios de la experiencia Dakar 2014 en territorio
boliviano. Así, en primera instancia, y con el buen ánimo de la gran previa
realizada a esta competencia debemos mencionar lo bueno que trajo el paso de
los bólidos por nuestro país.
Aquí,
nos encontramos con la gran apertura hacia el turismo que prometió el Dakar
donde el mismo se mostró a nivel internacional y proyectó Bolivia en esferas
mundiales, donde principalmente esperamos destacar con la Región de los Chichas
como uno de los principales escenarios de esta oportunidad. De esta forma, la
expectativa generada para esta fecha fue un interesante precedente en la
búsqueda de mejores días para la región. Con lo manifestado la vena del turismo
es una de las mayores prioridades para este evento donde se espera haber tenido
un impacto de corto y mediano plazo donde Tupiza y los Chichas sean un
interesante y atrayente destino. Por otra parte, la reunión familiar fue otro
elemento importante dentro de lo bueno para esta fecha donde muchas personas se
dieron cita y volvieron después de varios años de no haber retornado a esta
tierra. Desde lo mencionado, en anteriores días en temas de contaminación,
parece que este evento no tuvo mayores secuelas y más bien fue un interesante
pretexto para generar alguna conciencia y cultura ambiental y turística como
una estrategia de educación ciudadana promovida desde diversas instancias de
gobierno y privadas.
Lo malo, en este espacio nos encontramos con un
evento que parece no haber copado las expectativas personales pese a la
importante inversión realizada para la concreción de esta competencia en
territorio boliviano. Asimismo, el paso de la competencia parece haber sido una
escena fugaz y veloz como fue la velocidad a la que pasaron los competidores en
la búsqueda de llegar entre los primeros lugares de la tabla. Así, se puede
identificar como malo esta visita, casi, esporádica de la competencia que había
generado un preámbulo muy diverso habiéndose deseado cubrir una mayor extensión
de la carrera sin lograrlo. De esta manera, solo se pudo seguir tramos cortos
de la competencia que variaba entre la carrera como tal y la etapa de
desaceleración progresiva de los bólidos en espacio urbano al cruzar por medio
de la ciudad de Tupiza. Volviendo al turismo, desde la otra cara, llama la
atención que no se logró concretar los objetivos para que se tenga un servicio
óptimo para los visitantes ya que no se notaron cambios relevantes en cuanto a
servicios de alimentación respecto a horarios de atención y la calidad de la
misma. Con esto y más el Dakar ha pasado por el territorio de los Chichas y
esperemos que, si se repite en próximas gestiones, todas estas falencias sean
mejoradas y la cultura turística siga madurando en proyecciones de un turismo
internacional el cual será consecuencia de lo ocurrido en esta oportunidad y
clausurado con el también muy mentado Festival Internacional que ya se apresta
para los próximos días.
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