Con la victoria del
Movimiento Al Socialismo (MAS) y Evo Morales como Presidente del Estado
Plurinacional, reelecto, se prepara una nueva etapa electoral donde emergen los
y las líderes regionales que pugnarán por las alcaldías y gobernaciones en todo
el país. Bajo este panorama político, se viene considerando diferentes aspectos
que se deberán tener en cuenta para lograr un espacio de “poder” que permita
dar vigencia a uno u otro partido o agrupación ciudadana. Así, el MAS deberá
consolidar su hegemonía en otros niveles de gobierno luego de la rectificación
del gobierno nacional con más del 60% de apoyo electoral. Sin embargo, esta vez
la figura del Evo Morales como líder de este partido ya no será la que sea
embanderada para las próximas elecciones y en este caso se tendrá que
identificar y seleccionar a los más idóneos para articular proyectos
locales/regionales con el que se viene implementando a nivel nacional.
Desde
la otra opción se encuentran los opositores que buscan mantener la visión
unificadora que les permita lograr victorias en estos niveles subnacionales y pugnar
con el gobierno nacional lo que debería traer consigo la necesidad por negociar
los proyectos de desarrollo que beneficien a los departamentos y municipios. Con
lo sucedido el pasado 12 de octubre y el debacle de los intentos por conformar
un frente amplio, y único, se tendrá que reconsiderar seriamente esta posibilidad
como una opción real en el próximo marzo. No obstante, posiblemente este
intento sea aún más complejo y complicado por la diversidad y amplitud de
liderazgos que existen en todo el país los cuales llevan consigo intereses
propios-sectoriales que incluso superan y quedan al margen de oficialismo y
oposición. De esta manera, se va reconfigurando el apresto hacia las
subnacionales que podrían matizar los colores del mapa electoral boliviano o
por el contrario consolidar la, denominada, ola azul que por poco abarcó todo
el territorio en la anteriores elecciones.
La
pluralidad de opciones en los niveles subnacionales son uno de los aspectos más
llamativos donde, como dijimos antes, son la opción más interesante que
demuestra, entre otras cosas, la madurez política que permite elegir al
candidato más apropiado de acuerdo a las condiciones y realidad de cada lugar.
Por otra parte, a más de la sigla partidaria queda como cualidad fundamental la
trayectoria personal que se haya tenido con trabajo demostrado en beneficio del
lugar por el que se candidatea. En el caso de tenerse una recurrencia
oficialista se podría considerar que la capacidad de gestión es más fácil y
coherente, pero esta realidad no siempre ha sido así como se vio en pasadas y
presentes gestiones. Por el contrario, si se tiene un partido opositor o un
tercero imparcial ciudadano se deberá recurrir a una capacidad de negociación y
trabajo coordinado con otros niveles de gobierno para tener una gestión
productiva con avances significativos en cada localidad. Con todo esto, todavía
queda algún tiempo, de mucha expectativa, para conocer los nombres de los
candidatos y candidatas que estarán presentes en las papeletas electorales del
próximo marzo.