“Hay que bonito se siente,
ya estoy llegando a mi pago”, así dicta una de las estrofas con las que
comienza un tema muy emotivo que precede a un retorno casi forzado y
obligatorio hacia el planeta rojo. Pero más que esto la nueva propuesta musical
realizada por un paisano chicheño, conocido como Oveja Negra, rompe con una
latencia que estaba presente hace varios años atrás con lo que se conocía como
música tradicional sureña. Así, este innovador género parece significar una
revolución de la forma de entender la música chicheña que de por si adquirió
una gran relevancia en un marco nacional e internacional con representantes
fundantes de la música boliviana hasta nuestros días. De esta forma, Oveja
Negra-Aldrin Sivila viene elaborando una nueva línea que influye incluso en la
construcción del tejido social y la identidad colectiva a la que pertenecemos.
Desde
este vértice introductorio podemos hacer un paseo por varia facetas que nos
permiten profundizar en la propuesta que bordea unos años y con mayor
relevancia desde la grabación de su CD donde se plasman una serie de canciones con mensajes complejos
y directos que además rompen con una mirada simplemente regional e introduce
estratégicamente problemáticas sociales que deberían llamarnos la atención a
todos y todas. Llegando al “centro neurálgico” de Tupiza nos encontramos con
una escultura realizada en madera que resalta por el sentido y abre la mente
para permitirnos interpretar este trabajo performativo desde las propias
visiones del mundo realizadas por su autor, Oveja Negra. Esta misma escultura inspiró una canción que tenía unos aires muy sugerentes y existenciales.
De igual manera, en este último tiempo ha
comenzado a ser conocida la banda Ovejas Negras que realizan diferentes
presentaciones como la realizada hace algunas semanas en la ciudad de
Cochabamba para poder interpretar sus composiciones y agrupar a los que gustan
de este género innovador chicheño. Desde el mismo nombre adoptado por Oveja
Negra se hace una interpelación a una sociedad que suele caer en un
adormecimiento y doble moral donde todos pretendemos hacernos ver como la oveja
blanca en el redil sin que esto sea lo socialmente necesario sino una máscara
forzosa e impuesta por el qué dirán. Oveja Negra ha aumentado su redil y ahora tenemos
la presencia de los Ovejas negras de Tupiza
que además incluyen esa ubicación específica que irrumpe en espacios
como la Fiesta de Reyes para romper con el orden establecido y permitir a
nuestra población ver más allá de lo permitido. Los procesos sociales y
culturales siempre nos sorprenden con nuevas propuestas que interpelan
deconstruyen y contrastan para seguir enriqueciendo nuestra identidad de
acuerdo a la grandeza de nuestros pueblos y la complejidad de sus pensamientos.
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