lunes, 25 de abril de 2016

ORIGINARIOS URBANOS

En los últimos años se ha comenzado y profundizado un debate sobre categorías vinculadas a la Sociología y otras ciencias sociales en este sentido se fueron configurando nuevas formas de concebir a los actores y actoras sociales como sujetos históricos y políticos vinculados a los procesos impulsados para cuestionar al sistema y el modelo. En este sentido, podemos realizar un paseo por las formas de categorizar en varios momentos de la historia boliviana para lograr distinguir principalmente a los que, en un principio, se denominaron indios. Así, una de las primeras maneras de identificar a esta población fue con el denominativo de indio en tiempos de la colonia, categoría manifestada hasta nuestros días como una herencia del colonialismo interno y como una expresión de racismo y discriminación. Posteriormente, luego de mucho tiempo, llegamos hasta 1952 donde se posiciona desde el Estado la categoría de campesino vinculado al modo de producción y la propiedad privada, con lo cual se busca homogeneizar a toda esta población como campesina, en la pretensión de desterrar a las organizaciones originarias como el ayllu que fue reemplazado por los sindicatos en pugnas complejas que conflictuaban varios aspectos como la identidad, la cultura y la misma forma de organización.

Ya en los años ’90 se comienzan a visibilizar los pueblos de tierras bajas categorizados como pueblos originarios que embanderaban las demandas de tierra y territorio además de exigir la necesaria realización de una constituyente para replantear la estructura del Estado y las relaciones de poder. Así en este tiempo se logra un encuentro entre pueblos de tierras altas y tierras bajas generándose un movimiento indígena originario campesino conjunto de nivel nacional que fue fundamental para el proceso constituyente. Como se observa, a lo largo de la historia de Bolivia una misma población fue pasando por ser categorizada de diferentes maneras según se presentaban las condiciones y relaciones internas junto a temas de dominio y poder dentro de una estructura vertical y jerárquica del Estado colonial vigente. De esta manera, y con lo mencionado, actualmente se va a concatenar una categoría articulada que involucra a los pueblos indígena originario campesinos conocidos como PIOC, a partir de los que desarrollan otros conceptos como las AIOC (autonomías indígena originario campesinas) o NIOC para las naciones. Entonces es sabido que dentro de esta triada se presentan algunas incongruencias que pueden generar problemas de categorías.


Con lo mencionado, cuando se habla de naciones indígenas originarias, debemos enlazar a actores y actoras que representan a su población donde lo originario se vincula a cualidades como la identidad de un determinado pueblo, a decir de ser originario de la Nación Chichas, como un ejemplo. Así, el originario no necesariamente está vinculado a una condición indígena y todas las connotaciones que esto conlleva, por lo cual podríamos hablar incluso de originarios urbanos. En este cometido, el vínculo establecido entre el espacio en el que se habita no debe ser contrapuesto a la identidad adscrita a lo originario. De esta manera, encontramos procesos como la emigración hacia las ciudades o urbes, desde el área rural, lo que implica un replanteamiento de la identidad y cultura que mantiene la característica originaria en un contexto urbano sin que esto represente un conflicto entre espacio y personas. Así, el escenario actual muestra que Bolivia sigue un proceso de urbanización dentro de lo cual se abren una serie de problemáticas sociales que involucran a todos los factores desde el económico, social, identitario y otros. Pero por otra parte, esta situación debe abrirnos a la reflexión para entender las categorías sociales más allá de prejuicios discriminatorios o racistas sino como un autocuestionamiento para vislumbrar nuestras identidades, complementarias y contradictorias a la vez, dentro de estas realidades actuales con raigambres históricos y ancestrales. Por tanto, es posible hablar de originarios urbanos dentro de una realidad compleja cargada y motivada de una serie de elementos con influencia de la globalización pero con resistencia desde de lo endógeno y lo local en este devenir permanente para entender quiénes somos.

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