Hace pocos días se llevó adelante un paro cívico en la
ciudad de Tupiza en demanda de la concreción del proyecto de agua aducción
Estarca para beneficio de las y los habitantes en su conjunto, entre otras
exigencias. Así se comienza con una movilización que se arrastra por muchos
años, o décadas, para conseguir este elemento de necesidad básica que conlleva
consecuencias como la salud y la propia vida de las actuales y próximas
generaciones. En este sentido, recurrimos a la carta magna de nuestro país
donde se establece “Toda persona tiene
derecho al agua y a la alimentación” (Artículo 16. Parágrafo I). Así, nos
encontramos dentro de los derechos fundamentales de la Constitución Política
que es el primer basamento normativo para pensar en una vida digna y saludable.
Posteriormente el agua vuelve a expresarse entre los servicios básicos y su
accesibilidad como un derecho, recurso que no puede ser sujeto de privatización
ni objeto de negocio o lucro. Asimismo, Naciones Unidas a partir del año 2010,
mediante Resolución 64/292, reconoce el derecho humano al agua y el
saneamiento.
A partir de estos elementos viene a la memoria la
histórica “Guerra del Agua” ocurrida en la ciudad de Cochabamba el año 2000,
contra un intento de privatización junto al lastre de escases de este recurso
por muchos años teniéndose como un monumento a las desigualdades al proyecto de
Misicuni. Asimismo, este suceso es importante por representar un momento
fundante para la debacle del neoliberalismo y sus representantes políticos
principales, que culminaría el 2003 mediante la expulsión del Presidente de
entonces, Gonzalo Sánchez de Lozada. Por otra parte, lo ocurrido en este tiempo
también representó una gran alianza de clases y otros sectores con un objetivo
común que marca, todavía, el imaginario colectivo construido a partir de una
demanda histórica para Cochabamba que entre otras cosas es la lucha por la
vida.
En los últimos tiempos cobra relevancia la
problemática de las aguas del Silala y un conflicto con Chile por el uso que se
da de este recurso asumido desde diferentes perspectivas lo cual se vincula
también a la demanda marítima, aunque de manera colateral y a modo de connotación.
A partir de todo lo mencionado encontramos al agua como una constante en el
tiempo que ha significado siempre una necesidad básica de subsistencia para
cualquier comunidad. El agua se constituye en un recurso renovable pero escaso,
que bajo la lógica cotidiana, parecería que, se genera de hecho sin representar
gran problema. Sin embargo, hay que considerarla como ese recurso cada vez más insuficiente,
con el paso del tiempo se puede convertir en una gran problemática de carencia
generalizada. Por tanto, como es costumbre, al hablar de derechos se debe
considerar los correspondientes deberes u obligaciones que vinculados a este
recurso nos llevan a reflexionar sobre el uso adecuado que se debe hacer,
acorde a los tiempos complejos que se vienen por delante junto a un sinnúmero
de problemáticas medioambientales generalizadas en un alcance mundial donde
posiblemente estas luchas, ahora locales, serán realizadas de forma masiva en
guerras por la sobrevivencia del día a día.
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