Luego de esta primera
victoria, sucedieron 15 largos años de enfrentamientos y batallas, que
fluctuaron entre el triunfo y la derrota para los patriotas en todos los
confines del Alto Perú. Sin embargo, la historia quiso que la lucha
independentista retorne a territorio chicheño para que, esta vez, en los campos
de Tumusla se lleve adelante la última victoria por la liberación del yugo
español. Este hecho acaeció el 1° de abril de 1825 donde las tropas patriotas,
a la cabeza del Coronel Carlos Medinacelli, lograron derrotar al último
representante de la corona española, el General Pedro Antonio de Olañeta,
proclamado Comandante en Jefe de los Ejércitos de Fernando VII. La batalla se
extendió por más de cuatro horas, hasta que se logró la capitulación y muerte
de Olañeta, marcándose así el final del régimen colonial, con un ciclo que
comenzó y terminó en territorio chicheño como bastión fundamental de la
independencia.
Dentro de este proceso
histórico, ocurrido en los Chichas, también resulta importante considerar a la
caballería chicheña que se fue constituyendo como uno de los ejes sobre los
cuales pudo realizarse todas las gestas antes mencionadas. Así, este cuerpo de
lucha comenzó a estructurarse a partir de la llegada del caballo hasta este
territorio junto al proceso colonial. No obstante, se dio un proceso de
apropiación y asimilación del caballo como elemento fundante de la identidad y
las características del ser chicheño hasta nuestros días con su acompañamiento
en una serie de faenas que pasan desde el productivo, identitario, cultural y,
obviamente, el histórico guerrero. Entonces, nuevamente, en la actualidad la
dupla jinete-caballo está presente, incluso, en documentos oficiales como
símbolo representativo de los chichas e ícono central de la identidad regional.
De igual manera, esta caballería se constituyó en un bastión de lucha y
victoria desde la colonia y la República participando en batallas como la de
Ingavi, la Guerra del Pacífico (con la importante victoria de la Batalla de
Tambillo encabezada por el chicheño Rufino Carrasco) y la Guerra del Chaco.
Con lo expresado, queda
manifiesto que la actual Bolivia ha sido construida por una serie de sucesos
históricos que le permitieron conseguir la independencia, con acontecimientos
locales que brindaron aportes fundantes en los procesos históricos, y que
contrariamente fueron ocultados, minimizados o negados por la historia oficial,
escrita desde una sola vereda y que sería muy enriquecida si se complementara
con estos hechos ocurridos más allá de la visión de los que, en su momento,
escribieron y escriben sesgos cronológicos dejando en el anonimato a hombres y
mujeres presentes en varios momentos constitutivos conformando procesos que
explican la historia y la formación social boliviana en la complejidad con que
la conocemos hasta nuestros días. En base a lo antecedido, y gracias al
espíritu libertario heredado hasta la actualidad, las provincias chicheñas van
trabajando en un importante proyecto reconstitutivo de la Nación Chichas,
teniendo como antecedente todo el aporte brindado a la independencia. En la
actualidad, los hechos ocurridos en el proceso histórico quedan como un
importante legado para entendernos como una Nación sustancial en la
configuración boliviana a la cual se sigue aportando desde diferentes
perspectivas y con proyecciones enmarcadas en ese horizonte de libertad e
independencia desde la posición de una Nación Originaria para la integración
territorial plurinacional.
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