lunes, 28 de noviembre de 2016

SOBRE FIDEL

La historia universal, y mucho más la Latinoamericana, ha sido marcada y “definida” en algún sentido por hechos que influenciaron de forma determinante durante ciertas etapas. Así, todavía seguimos debatiendo entre acuerdos y encontrones respecto de sucesos como la Revolución Cubana y sus íconos más importantes como Fidel Castro y Ernesto Guevara. Entonces, es casi ineludible un ambiente de tensión cuando introduces estos nombres en discusiones de cualquier índole porque comienzan a emerger los respaldos y disentimientos respectivos, sin que tenga que ver el ser de izquierda o de derecha, aunque por detrás están siempre presentes estos percutores “inconscientes”. Así, han pasado muchas décadas desde la victoria del Movimiento 26 de Octubre que dio fin a la dictadura de Batista y el control del imperialismo en la isla cubana, lográndose así la verdadera independencia en este país, para ingresar en un régimen comunista con un carácter real en este derrotero. Así también, el paso del tiempo fue definiendo el desarrollo de una serie de problemáticas o virajes en lo que se pretendió con la Revolución Cubana en un mediano y largo plazo, pese a los constantes embates, injerencia y ataques de uno de los países más potentes del mundo, sin que sea necesario explicitar su nombre.

En este sentido, para las personas que plantemos el socialismo como un horizonte de la sociedad, con mayor justicia y equidad social, la muerte de Fidel Castro resulta inevitable para reconsiderar varios aspectos respecto del futuro de nuestros países, cuando el comandante cubano representa uno de los mayores símbolos del sentimiento revolucionario del siglo XX. Así, junto a los aciertos y errores, estará siempre presente en este marco para ir repensando los nuevos socialismos y las revoluciones que se deberán encarar a lo posterior, luego de la partida de Fidel con todas las décadas luchando en base a sus ideales. Desde este punto de vista, es seguro que pocas personas podrán igualar esta cualidad de la lucha permanente en base a lo que se cree y se siente como proyecto personal y social, por lo que es poco probable la emergencia de otro personaje con estas características.


Hace casi cinco décadas, justo en territorio boliviano, Ernesto Guevara fue “derrotado” fundándose así un símbolo de lucha que, por temas territoriales, cobró cercanía con los ideales en nuestro país. Ya ingresado el siglo XXI, muere Fidel Castro, posiblemente más lejano que el Che, pero que no se puede omitir de cualquier reflexión en el acontecer político e ideológico de las sociedades que pretenden lograr nuevos caminos y horizontes. Junto a los intentos de eliminación hacia Fidel, parece que la historia absolvió, finalmente, al revolucionario que se encontró con la muerte a raíz del paso de los años dentro una nueva coyuntura internacional, donde Cuba es casi el único país que mantiene un régimen abiertamente socialista con miras al comunismo. No obstante, en varias naciones sudamericanas se generó la ola de gobiernos progresistas enmarcados en el Socialismo de Siglo XXI, pero que poco a poco tuvieron un retroceso. En este contexto, queda Raúl Castro con la gran responsabilidad de mantener vigente a Cuba como el país emblema de la revolución, ahora sin su principal líder, pero no caudillo. Por más de medio siglo ha estado vigente la revolución cubana, desde los tiempos en que las revoluciones estaban en “boga”, pero en Cuba el régimen no se doblegó a diferencia de las otras que fracasaron en el intento de cambiar las estructuras nacionales lejos del utópico comunismo, y siempre sonrientes al capitalismo. Habrá mucho por seguir conversando y, hasta, discutiendo para recuperar o plantear nuestras nuevas utopías donde Fidel Castro será ángel o demonio en la mesa de debate, pero estará ahí siempre presente.

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