lunes, 12 de noviembre de 2018

DE CHICHAS Y POTOSÍ


La Región Chichas, ahora en proceso de reconstitución como una Nación Originaria, se encuentra dividida, principalmente, en tres provincias: Nor Chichas, Sud Chichas y Modesto Omiste. Así, cuando abrimos un mapa político administrativo de Bolivia  nos daremos cuenta de que estas provincias se encuentran ubicadas dentro del departamento de Potosí, así es. Ante esta realidad, político administrativa, quién sabe por qué motivos, debemos aceptar la pertenencia técnica de los Chichas a Potosí. La ecuación es simple y se resuelve con una mirada al mapa territorial boliviano. De igual forma, en el marco del mes de noviembre hemos pasado el 7 de noviembre de 1810, fecha emblemática para territorio chicheño donde, en Suipacha, sucedió la primera victoria armada en el Alto Perú con participación del ejército auxiliar argentino, guerrilleros tarijeños y sin duda la parte chicheña. Posteriormente a esta victoria, se tuvo un avance hacia la ciudad de Potosí, como localización estratégica para continuar con la gesta libertaria de aquellos tiempos ocurriendo la fecha del 10 de noviembre, considerada como aniversario de Potosí, en la actualidad.

Más allá de la simple ecuación, hay que leer entre líneas la relación existente entre los Chichas y Potosí lo cual debe circunscribirse a los aspectos históricos, culturales e identitarios. En este sentido, recuperamos el origen chicheño (como pueblo originario) de nuestra población, línea que continúa hasta nuestros días cuando se trata de tener un acercamiento con Potosí. Así, la identidad chicheña, actual, se construye a partir de la negación (muchas veces exacerbada) como ser, primero, hacia lo potosino, hacia lo “norteño” (frente al ser sureño), hacia lo colla-aymara; por lo que podríamos decir que en los Chichas no tenemos un norte, sino más bien un Sur. Aquí el bemol y advertencia viene a raíz de sentimientos regionalistas y etnocentrismos que podrían ir en desmedro de la convivencia con otros pueblos y culturas, mucho peor si incluimos elementos de racismo y discriminación. Asimismo, cuando comenzamos a profundizar en temas identitarios, podemos percatar que más allá de abanderar nuestra identidad, no existe mayor profundización y reflexión sobre la chicheñidad en gran parte de nuestra gente.

En este contexto, es importante generar procesos de intraculturalidad en espacios donde la manifestación identitaria es muy fuerte en el marco del ser chicheña y chicheño para evitar posiciones esencialistas que incluso afectan nuestro territorio y población chicheña, cuando realizamos expresiones discriminatorias contra otros lugares o provincias de nuestra propia región. Con lo expresado, pese a que la identidad chicheña tiene una serie de características muy particulares y ejes en los cuales girar y constituirse, todavía falta estructurar de forma más integral nuestra identidad, más allá del mero discurso que emerge, como muchos casos, en fechas cívico festivas. Así la identidad chicheña tiene una serie de vertientes que la han ido construyendo y articulando, las cuales todavía no se han logrado discutir y debatir ampliamente. Entre algunas tenemos a los aspectos originario-indígenas, las influencias argentinas, la cultura quechua, la cultura contemporánea, la globalización, la migración, entre otras. Por tanto, es importante que la población chicheña realice estos ejercicios de entender su propia identidad lo cual, entre otras cosas, genera el respeto entre culturas y una mirada intercultural necesaria en estos tiempos. Está claro que la identidad chicheña es otra a la quechua-potosina, pero tampoco deberemos ser esencialistas, sino que hay que tener debates argumentados y estructurados en este nuevo tiempo.

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