El 7 de noviembre constituye una fecha especial en
territorio chicheño, donde recordamos una saga ocurrida en 1810 en los campos
de Suipacha, cuando guerrilleros lograron la primera victoria armada frente a
los realistas iniciando así la Guerra de los 15 años en busca de la
independencia del Alto Perú. Sin embargo, en la lógica integradora en la región
debemos mencionar la Batalla de Cotagaita, del 27 de octubre de 1810, que fue
el factor previo que permitiría esta primera victoria de los patriotas, bajo
una lógica de Guerra de Guerrillas. Así, destaca la figura de Pedro Arraya,
comandante de los sublevados contra el régimen colonial, que hasta ahora representa
a otros tantos hombres que participaron en este tiempo de búsqueda de
independencia junto a la caballería chicheña otro pilar de identidad. Así, han
pasado más de dos siglos y hemos transcurrido por varios periodos desde
constituirnos como la República de Bolívar-Bolivia, hasta la actualidad en la
que somos un Estado Plurinacional, marco en el que proyectamos y trabajamos
hacia la Reconstitución de la Nación Chichas.
Bajo estos antecedentes de la historia, además de
conmemorar de manera festiva por estas fechas, este hecho ha sido muy
significativo para que se vayan estableciendo otro tipo de situaciones como un
merecido homenaje a este suceso. Entre lo mencionado tenemos la existencia del
Colegio Nacional Mixto Suipacha constituido en el primer colegio secundario
provincial en Bolivia. Asimismo, y ahora con especial atención, tenemos la
existencia centenaria de la Escuela 7 de Noviembre. Ambos espacios educativos
son reconocidos como lugares de la tradición e identidad chicheña,
especialmente de Tupiza. En este marco, la Escuela 7 de noviembre celebra este
año el primer centenario de existencia en la formación primaria, que en otros
tiempos lo conocíamos como el ciclo básico. En este espacio estudiamos muchos
habitantes de Tupiza encontrando en sus aulas lo primeros años de educación
formal.
Recuerdo especialmente a una persona, Hugo Guillén,
quien solía pararse frente al ingreso de la escuela para entonar los versos
“Con la frente altiva y serena/con los ojos mirando al porvenir…”, del himno a
la escuelita 7 de noviembre, sin necesitar una fecha especial para rendir el
sentido homenaje a dicho lugar, posiblemente recordando tiempos de la infancia
y niñez que para muchas personas tienen un sentimiento especial. Esta escuela
también nos recuerda al Batallón Colorados que es representado, hoy en día, por
niñas y niños que en fechas cívicas visten el uniforme característico de los
defensores del Pacífico asociando así el anhelo de reivindicación marítima
boliviana. De esta manera, la presente gestión gira la mirada hacia este
espacio educativo para rendir especial homenaje luego de 100 años de
funcionamiento al servicio, primero de niños y ahora, de niñas y niños,
seguramente con muchos retos por delante para responder de manera asertiva a
las demandas de nuestros tiempos. Por ejemplo, cimentar desde los primeros años
de formación los principios de equidad e igualdad entre mujeres y hombres para
conformar una sociedad más justa y en igualdad de oportunidades. El centenario
no es gratuito y por tanto esta escuela deberá estar acorde a las necesidades
sociales que requieren urgentemente medidas prudentes que vayan a lograr los
cambios generacionales más allá de contenidos formales y aportando a la
construcción de seres humanos integrales y complementarios a la educación que
se brinda dentro de las familias. La niñez es uno de los grupos fundamentales
para lograr avances determinantes en las sociedades y esa deberá ser la labor
hacia adelante para nuestra centenaria escuelita 7 de noviembre.
(Diseño de imágen: Camilo Rosso Leaño)
(Diseño de imágen: Camilo Rosso Leaño)
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