El proyecto del Estado
moderno fue consolidado con la Revolución Francesa de 1789, en este marco los
diferentes estados ingresaron en esta lógica estatal asimilando la democracia
en nuevos derroteros que redireccionaron el ejercicio de la política en el
mundo. Solo algunos años antes, había ocurrido en el Virreinato del Perú las
rebeliones indígenas (con alrededor de cuarenta mil personas participantes)
encabezadas por Bartolina Sisa, Tupac Katari y Gregoria Apaza entre otros, realizando
los cercos a La Paz mismos que fueron sofocados por los realistas más de cien
días después. Así, las ideas de emancipación e independencia iban circulando
por diferentes latitudes, siendo de universidad chuquisaqueña uno de los
lugares en los cuales se centralizaban y se discutían, entre medio de los
denominados doctorcitos de Charcas y diferentes proyectos de país, que años
después Fausto Reinaga llamaría “las dos bolivias”.
Junto a estos procesos
insurgentes e independentistas se abrieron surcos para dos proyectos de país,
por una parte el criollo mestizo y por el otro el indio. En este marco, como
dicta la historia, luego de la guerra de los 15 años se concretó la independencia
de la República de Bolívar, siendo fundada por 48 representantes que redactaron
y firmaron el acta de independencia del nobel país. Con lo acontecido, tuvieron
que pasar muchos años para que Bolivia tenga avances significativos, donde
ocurrieron hechos como la Guerra Federal en 1898-99 teniendo como consecuencia
el cambio de la sede de gobierno que es trasladada a La Paz y para ello fue
crucial la participación de la población india a la cabeza de Pablo Zarate
Willka, el cual luego de la victoria de José Manuel Pando, del grupo de
federalistas, quedó marginado y, peor aún, perseguido y ejecutado en 1905. De
esta manera vamos identificando aspectos en la construcción de Bolivia que tuvo
como una constante a la exclusión de la población indígena mayoritaria en la
demografía del país.
Ya en el siglo XX con la
victoria de la Revolución Nacionalista de 1952 recién se tuvieron avances
mayores respecto de la inclusión de sectores como indígenas y mujeres,
principalmente, mediante la aplicación de políticas como el voto universal que
ampliaba la ciudadanía y los derechos políticos de la población boliviana. No obstante,
el proyecto de Estado Nación todavía resultó complejo e inconcluso con una
serie de efectos contraproducentes de la ola nacionalista de los años ’50 del
siglo pasado, como ser la castellanización y la homogeneización propias de la
lógica de la construcción de nación. Así, el paso de los años mostró las
reacciones y contradicciones dentro de una estructura social más compleja y con
diferentes identidades, constituidas en sociedad y naciones originarias y todos
sus componentes. Luego de la revolución nacionalista superamos otros momentos
como las dictaduras y los virajes del propio nacionalismo revolucionario que
dio paso al neoliberalismo junto al modelo de la democracia pactada junto a
todo su sistema de partidos. En este contexto la crisis estructural se fue
complejizando hasta el año 2003 donde se da paso a los distintos sucesos que
terminaron convulsionando el país y con la renuncia del Presidente de entonces
y la compleja sucesión presidencial, que tuvo entre sus principales
consecuencias la debacle del sistema político.
Con este marco, paralelamente, desde los años
’90 del siglo pasado se fueron estructurando y articulando diferentes organizaciones
sociales, ya sean urbanas, populares e indígenas, entre otras, en una Bolivia
en movimiento, donde los pueblos indígenas de tierras bajas fueron artífices
fundamentales del proceso constituyente
en la demanda de refundar el Estado boliviano. A esto se sumaron sectores
intelectuales, de izquierda, progresistas y de raigambre indígena para plantear
la plurinacionalidad como la respuesta necesaria al acontecer de nuestro país
en los albores del siglo XXI. En este sentido, las marchas desde el oriente
trajeron consigo el estandarte de la Asamblea
Constituyente que luego de la crisis de Estado de los años 2000 se
concretaron el año 2006 con la convocatoria a dicha Asamblea. De esta manera,
el Estado boliviano quedó amalgamado a la categoría plurinacional como la
salida necesaria a las demandas históricas de inclusión de los pueblos
indígenas originarios dentro de una Constitución Política construida desde
abajo y de manera participativa. Han pasado 10 años desde la llamada
refundación del Estado boliviano un 22 de enero de 2009 y podemos hacer un
balance con luces y sombras de la gestión de gobierno, todavía en ejercicio,
pero la conclusión principal es que nos encontramos todavía transcurriendo ese
proceso constitutivo de la demanda histórica de los pueblos, los cuales no
necesariamente se circunscriben a un partido sino que son patrimonio
comunitario y han marcado el derrotero sociopolítico necesario en su momento. Una
década después, es el tiempo prudente para que se evalúe lo sucedido hasta
nuestros días en el marco de la Bolivia Plurinacional y todos los cambios que
han involucrado al Estado y sus gobernantes.