lunes, 7 de enero de 2019

LA FIESTA CAMPESINA


Entender la actualidad de la Fiesta de Reyes, responde a un trabajo complejo lleno se simbología, identidad, cultura y procesos como la globalización y mercantilización entre otras, los cuales conforman un panorama más amplio del devenir de las culturas, mucho más cuando incluimos categorías como la interculturalidad. En este sentido, haciendo una revisión de algunos autores (Cf. Mario García “¡Tupiza… leyenda y poesía!”, Iván Barrientos “Crónicas de Tupiza”) que han escrito sobre la fiesta mayor de Tupiza, y posiblemente de los Chichas, notamos que la fiesta de reyes se remonta a pasados gloriosos con la presencia de los centauros (hombres) como protagonistas de esta festividad, quienes hacen galardón de las muestras de “valentía” al enfrentarse a sus pares montados en el caballo, compañero permanente de estas gestas, donde se suman también las mujeres en el papel de acompañante, denominadas amazonas. Asimismo ingresamos en el debate sobre el origen y peculiaridad del caballo en esta región que sin duda se constituye en elemento principal en este tiempo, pero también de otros momentos de la historia donde destacan los enfrentamientos de Cotagaita y Suipacha al inicio de la guerra de los 15 años en el Alto Perú.

Por otra parte, sin duda van apareciendo otros aspectos de la festividad añeja donde se menciona a comunidades como las de Chifloca y Palquiza, que en otros tiempos eran las que iniciaban los encontronazos al compás del rebenque en el intento de limar asperezas existentes entre estos pueblos. Así, siempre vemos la presencia de cualidades de las comunidades campesinas-indígenas, las cuales son encargadas de dar el sentido a la fiesta, reproduciendo de forma generacional, mediante las costumbres y tradiciones lo que se llega a constituir en historia oral hasta nuestros tiempos y es la principal fuente de reproducción cultural e identitaria en la actualidad. Con lo manifestado, podemos estar hablando de un tantachawi, encargado de reunir a las diferentes comunidades chicheñas del ancestral territorio de la Nación Chichas, incluido el norte argentino, las cuales se daban cita una vez al año para realizar prácticas de intercambio o trueque de productos típicos y hacer demostración de las destrezas, principalmente en el rol de jinetes.

En base a lo antecedido, podemos ir concluyendo que la Fiesta de Reyes tiene una base fuertemente comunitaria, vinculada a lo campesino indígena, la misma, dentro de la práctica, logra articular a población urbana, lo cual constituye un sugerente fenómeno de re-construcción identitaria colectiva y hegemónica. También podemos mencionar la vestimenta típica de la región, obviamente originario de tiempos pasados y que encierran vivencias rurales agrícolas, las mismas que son asimiladas por todo tipo de población como una manifestación de la cultura chicheña, anulando así las diferencias imaginarias que suelen estar presentes, generando rompimientos del tejido social en comunidades ancestrales. Sin duda, la Fiesta de Reyes ha sufrido una serie de cambios trascendentales consecuentes con los procesos de la modernidad y globalización, junto a la irrupción tecnológica que influye fuertemente a la cultura universal, en el marco de la construcción de la glocalidad. Las fiestas chicheñas, todavía se destacan en la actualidad por las particularidades que se encierran en este espacio y este tiempo, donde el caballo sigue vigente con mucha fuerza, siendo una de los principales atractivos de hoy en día y se complementa con la gastronomía representada por el tamal, la humita, chicha, aloja y demás. Así, el mes de enero es uno de los más sugerentes del calendario anual en los Chichas, todavía con el pendiente de retomar la convocatoria a diferentes latitudes que reintegren de tiempo en tiempo a nuestra población en torno a la fiesta y el encuentro, todo esto dentro del proceso de reconstitución de la Nación Chichas.

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