lunes, 21 de enero de 2019

DÉCADA PLURINACIONAL

El proyecto del Estado moderno fue consolidado con la Revolución Francesa de 1789, en este marco los diferentes estados ingresaron en esta lógica estatal asimilando la democracia en nuevos derroteros que redireccionaron el ejercicio de la política en el mundo. Solo algunos años antes, había ocurrido en el Virreinato del Perú las rebeliones indígenas (con alrededor de cuarenta mil personas participantes) encabezadas por Bartolina Sisa, Tupac Katari y Gregoria Apaza entre otros, realizando los cercos a La Paz mismos que fueron sofocados por los realistas más de cien días después. Así, las ideas de emancipación e independencia iban circulando por diferentes latitudes, siendo de universidad chuquisaqueña uno de los lugares en los cuales se centralizaban y se discutían, entre medio de los denominados doctorcitos de Charcas y diferentes proyectos de país, que años después Fausto Reinaga llamaría “las dos bolivias”.

Junto a estos procesos insurgentes e independentistas se abrieron surcos para dos proyectos de país, por una parte el criollo mestizo y por el otro el indio. En este marco, como dicta la historia, luego de la guerra de los 15 años se concretó la independencia de la República de Bolívar, siendo fundada por 48 representantes que redactaron y firmaron el acta de independencia del nobel país. Con lo acontecido, tuvieron que pasar muchos años para que Bolivia tenga avances significativos, donde ocurrieron hechos como la Guerra Federal en 1898-99 teniendo como consecuencia el cambio de la sede de gobierno que es trasladada a La Paz y para ello fue crucial la participación de la población india a la cabeza de Pablo Zarate Willka, el cual luego de la victoria de José Manuel Pando, del grupo de federalistas, quedó marginado y, peor aún, perseguido y ejecutado en 1905. De esta manera vamos identificando aspectos en la construcción de Bolivia que tuvo como una constante a la exclusión de la población indígena mayoritaria en la demografía del país.

Ya en el siglo XX con la victoria de la Revolución Nacionalista de 1952 recién se tuvieron avances mayores respecto de la inclusión de sectores como indígenas y mujeres, principalmente, mediante la aplicación de políticas como el voto universal que ampliaba la ciudadanía y los derechos políticos de la población boliviana. No obstante, el proyecto de Estado Nación todavía resultó complejo e inconcluso con una serie de efectos contraproducentes de la ola nacionalista de los años ’50 del siglo pasado, como ser la castellanización y la homogeneización propias de la lógica de la construcción de nación. Así, el paso de los años mostró las reacciones y contradicciones dentro de una estructura social más compleja y con diferentes identidades, constituidas en sociedad y naciones originarias y todos sus componentes. Luego de la revolución nacionalista superamos otros momentos como las dictaduras y los virajes del propio nacionalismo revolucionario que dio paso al neoliberalismo junto al modelo de la democracia pactada junto a todo su sistema de partidos. En este contexto la crisis estructural se fue complejizando hasta el año 2003 donde se da paso a los distintos sucesos que terminaron convulsionando el país y con la renuncia del Presidente de entonces y la compleja sucesión presidencial, que tuvo entre sus principales consecuencias la debacle del sistema político.

Con este marco, paralelamente, desde los años ’90 del siglo pasado se fueron estructurando y articulando diferentes organizaciones sociales, ya sean urbanas, populares e indígenas, entre otras, en una Bolivia en movimiento, donde los pueblos indígenas de tierras bajas fueron artífices fundamentales del proceso constituyente en la demanda de refundar el Estado boliviano. A esto se sumaron sectores intelectuales, de izquierda, progresistas y de raigambre indígena para plantear la plurinacionalidad como la respuesta necesaria al acontecer de nuestro país en los albores del siglo XXI. En este sentido, las marchas desde el oriente trajeron consigo el estandarte de la Asamblea Constituyente que luego de la crisis de Estado de los años 2000 se concretaron el año 2006 con la convocatoria a dicha Asamblea. De esta manera, el Estado boliviano quedó amalgamado a la categoría plurinacional como la salida necesaria a las demandas históricas de inclusión de los pueblos indígenas originarios dentro de una Constitución Política construida desde abajo y de manera participativa. Han pasado 10 años desde la llamada refundación del Estado boliviano un 22 de enero de 2009 y podemos hacer un balance con luces y sombras de la gestión de gobierno, todavía en ejercicio, pero la conclusión principal es que nos encontramos todavía transcurriendo ese proceso constitutivo de la demanda histórica de los pueblos, los cuales no necesariamente se circunscriben a un partido sino que son patrimonio comunitario y han marcado el derrotero sociopolítico necesario en su momento. Una década después, es el tiempo prudente para que se evalúe lo sucedido hasta nuestros días en el marco de la Bolivia Plurinacional y todos los cambios que han involucrado al Estado y sus gobernantes.

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