A lo largo de la historia la sociedad boliviana
confluyó por diferentes momentos cargados de una serie de elementos que fueron
reconfigurando las relaciones colectivas e individuales. En este sentido, en un
primer momento identificamos un tipo de organización, ahora muy lejana, a decir
del incario y las relaciones con otros pueblos y naciones que se encontraban
dentro del territorio que se convertía en una pugna o negociación, dependiendo
las condiciones y capacidad de relacionamiento, siempre con la visión imperial
presente. Posteriormente, llegamos a la colonia donde la verticalidad de la
sociedad fue mayor generándose mecanismos como la mita que llevaron a nuestra
gente a la semi esclavitud bajo una figura de empleo paupérrimo con un
trasfondo de explotación cotidiana a cargo de los colonos españoles hacia los
indios originarios, donde también comenzó una época vertical bajo la lógica
colonial.
Una vez ingresada la república, superados los procesos
emancipatorios en varios lugares del continente, se logra la independencia lo
cual, contrariamente, no garantizó relaciones horizontales o algo más
inclusivas sino que solo significó la generación del colonialismo interno consolidando nuevas elites excluyentes, por lo
general, herederas del anterior sistema colonial y con relaciones de parentesco
con los potentados españoles. Bajo este paragua de relaciones desiguales se fue
configurando el nuevo Estado que pasó por diferentes etapas y condiciones
particulares, teniendo algunos avances en cuanto a inclusión y generación de
mayores derechos para los habitantes, los cuales sin embargo eran muy poco
significativos. De esta manera, se tuvo que llegar hasta 1952 para que mediante
un proceso popular revolucionario se implementen cambios mayores como ser el
voto universal, una característica básica de una verdadera democracia en
Bolivia. Posteriormente los movimientos sociales e indígenas y campesinos se
van configurando como nuevos actores históricos desde la lucha social para
demandar al Estado el aumento y reconocimiento de derechos individuales y
colectivos.
Bajo este panorama llegamos a una última etapa con la
crisis del neoliberalismo y la emergencia de estos actores consolidados dentro
del escenario nacional, reclamando una serie de elementos que fueron base de
los cambios actuales como ser la Asamblea Constituyente y la nueva Constitución
Política del Estado, la cual lleva implícita esta nueva configuración estatal y
las relaciones sociales de horizonte socialista comunitario. Así, los sucesos
de los últimos años nos abren a una reconfiguración de la sociedad boliviana
donde se interpela y pone en cuestión de forma estructural a las relaciones de
poder y el orden establecido. También nos encontramos en un momento de grupos emergentes
y empoderados donde se encuentran, principalmente, los pueblos indígenas-originarios
siendo parte fundamental de esta nueva estructura y organización de la sociedad
boliviana plurinacional. En este sentido, se va más allá al plantear a la
plurinacionalidad como una característica del Estado boliviano, lo cual
involucra estos cambios de profundidad con una serie de connotaciones en varios
aspectos que pasan por el social, político, cultural, económico y el cotidiano.
Con lo mencionado, debemos relacionar la influencia
del Estado en cuanto al tipo de sociedad que se presenta en cada contexto,
donde éste es el encargado de generar condiciones que permitan tener relaciones
horizontales comenzando por la inclusión y respeto por los derechos de todas y
todos sin distinción, de lo cual este nivel estatal es el garante principal.
Por tanto, en la última etapa histórica, junto a la nueva Constitución
Política, se comienza con cambios importantes que permean en las relaciones
sociales expresadas en la cotidianeidad tomando en cuenta la abolición de
racismo y discriminación entre personas, potenciando identidades regionales y
locales en el marco de la plurinacionalidad teniendo como objetivo concreto las
autonomías que generen mejor administración de recursos y toma de decisiones a
partir de las necesidades priorizadas por los actores primarios de cada entidad
territorial. En última instancia, más allá de un gobierno u otro, el valor de
las políticas de Estado se encuentran en el tipo de sociedad que vaya a generar
donde se reduzcan las desigualdades en todos los sentidos y se cuente con
mismas oportunidades como un punto de partida elemental para este tiempo. Con
lo dicho, el Estado Plurinacional trasciende a un gobierno específico y más
bien es un reflejo del devenir que la historia se ocupó de encausar.
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