lunes, 8 de julio de 2024

REVISITA A LA OBRA DE ALFREDO DOMÍNGUEZ

Alfredo Domínguez Romero ha quedado dentro de la memoria colectiva de gran parte de la población boliviana que lo recuerda, principalmente, como uno de los mejores exponentes de la guitarra. Igualmente, es también conocido el aspecto multifacético que tuvo el “Genio Salvaje” al haberse distinguido en pintura, grabado y fútbol entre una diversidad de capacidades y destrezas que pudo desarrollar. De esta manera, ha dejado una herencia que se manifiesta en diferentes espacios del día a día en nuestro país y en el exterior, ya que el reconocimiento llegó más allá de las fronteras nacionales destacándose en países como Francia y Suiza. De forma complementaria, debemos considerar el desarrollo de su obra enmarcada en un contexto y coyuntura llena de bemoles como ser la Revolución Nacional o los años de dictadura, que marcaron facetas de su pensamiento y que perviven hasta nuestros días en las letras de sus canciones.

En 1967, cuando Domínguez estaba presentándose en Suiza se enteró de la masacre de San Juan ocurrida en Bolivia; entonces, según se relata, hizo una pausa para componer una canción que fue presentada luego de algún tiempo, en ese mismo espacio. De esta manera surgió la composición “No fabriquen balas”, presentada al público suizo ya que las armas del Ejército boliviano eran fabricadas en dicho país. Así, podemos rescatar fuertes críticas al contexto dictatorial de aquel momento, indicando: No fabriquen balas/ya no por favor/mueren mis hermanos/y causa dolor/en este momento/allá en mi país/hay mucho tormento/también de raíz. Entonces podemos identificar el profundo sentido crítico que tuvo, en aquellos complejos años de crisis democrática enmarcada en problemáticas como las desigualdades sociales, discriminaciones y violencia frontal. Incluso cuestionó al mismo orden establecido, en el marco del chauvinismo patriotero, en su propio país, Bolivia, con frases como: Ese cóndor rey del ande / venerado por poetas / es enemigo mayor / de cualquier niño pastor // Si el civismo lo atesora / en el escudo nacional / me resisto a que un traidor / simbolice liberta (Canción “Los corderos”).

 Actualmente, Domínguez es uno de los elementos centrales de la identidad de los Chichas, sobre todo de Tupiza, esto debido a ser su lugar de nacimiento. Es por ello que dentro de su obra se encuentran plasmadas gran parte de las escenas tradicionales que se desarrollan en esta parte del país de lo cual se puede desglosar y entender las formas de expresión de la población chicheña, plasmada en letras como El mundo se reservau / un campito muy sagrau / los genios de la tierra / lo han modelau / con cerros colorados / a cada costau // En la brisa se ha asociau / con su alegre sonrisa / y el silbo del wichico / ha colaborau / pa’ llamarle Tupiza / pueblito encantau. De esta forma, podemos abordar el pensamiento de Alfredo y su forma de entender la realidad de su pueblo que se refleja a la totalidad de Bolivia, por su aspecto de representatividad en los rostros de obreros, indios y migrantes. Entonces, al considerarlo como nuestra proyección identitaria debemos analizar su obra musical haciendo énfasis en las letras que reflejaban sus pensamientos y reflexiones que después se publican mediante canciones, vigentes hasta nuestros días, denunciando la situación actual de la mayoría de la población en el país, con afirmaciones de reivindicación contundente como el “si señora, soy un indio”.

Desde este punto de vista, para todas y todos nosotros, es importante brindar atención especial a las letras, las cuales resultan muy relevantes, complementando la interpretación solo musical, porque aquí están implícitas las formas representativas de lo que debemos recuperar en la construcción de nuestra identidad, significado y significantes. Esta tarea también sigue latente porque dentro de toda su obra, lo que es más conocido son los álbumes “Algo más de Alfredo Domínguez” y “Juan Cutipa”, donde se dio una atención especial a la interpretación de la guitarra con gran capacidad de ejecución. En contraposición, se ha dejado de lado, y en desconocimiento, otros álbumes donde una mayoría de interpretaciones tienen letra que devela y permite adentrarnos en la forma de entender la realidad de aquel tiempo. A esta capacidad analítica del contexto, se suma la opción que tuvo por hacerla pública mediante sus interpretaciones y que estas sirvan como una forma de manifestarse contra los aspectos negativos de una sociedad compleja en uno de sus momentos críticos.

Al recordar un nuevo aniversario del nacimiento de Domínguez (Tupiza, 9 de julio de 1938) recuperamos los profundos mensajes contenidos en las letras que escribió y cantó, fundamentado en toda su vivencia con mensajes de interpelación, mostrándonos que la cultura y la música deben servir para develar la realidad superando la mera folklorización que se presta a manejos instrumentales y vacíos. En una entrevista radial, reencontramos la visión que nos plantea en respuestas como: “Entonces para hacer una pequeña reseña puedo decir que hice la escuela primaria; dos meses y tres días de colegio secundario, gracias a un profesor de inglés que nos trataba de indios, de cholos, mugrientos, sucios. […] Tal vez en este caso el mejor maestro que tuve, era el contacto con el pueblo. […] Tal vez esa tenacidad ha hecho que yo tenga más contacto con gente, con los borrachos, con gente del bajo fondo, con intelectuales, con campesinos, con mineros, etc. entonces ahí he aprendido realmente lo que uno tiene que ser, uno mismo y no otro, para llegar a ser sencillo, amigo; sobre todo amigo” (programa radial La Llajua)*.

Domínguez, el Genio Salvaje, demuestra así que la gente ha olvidado su condición humana, que se pierde entre academicismos y arrogancias que no dicen nada de las personas a lo cual suman miradas raciales que, hasta la actualidad, continúan siendo una compleja problemática en nuestro país y se manifiestan desde prácticas cotidianas hasta hechos estructurales e institucionales. Queda mucho por conocer, dentro del carácter multifacético de nuestro artista, superando incluso su mayor reconocimiento como guitarrista, para ingresar a un análisis del discurso en sus letras y la cosmovisión implícita. Alfredo es más que una biografía, por lo que debemos revisitar, recurrentemente, su obra para superar la simplonería identitaria y culturalista a la que estamos acostumbrados. Con lo mencionado, es posible que cuando alguien pretenda profundizar, solo un poco más, en lo que Domínguez realmente era y proponía, no faltará alguien que refunfuñe diciendo “vos seguí nomás tocando tu charango, sin molestar a la gente decente”.


Aquí la entrevista señalada.