lunes, 21 de noviembre de 2011

SALUD, CAMBIO Y POLÍTICA

Con un prolongado paro de actividades en la Caja Nacional de Salud, a raíz de la posesión del nuevo Gerente Juan Carlos Alvarado designado desde el Ministerio de Salud y la posibilidad de la libre afiliación y desafiliación de los asegurados, salta nuevamente a la palestra una problemática social que tiene muchas colas para analizar sobre todo desde un aspecto crítico de los servicios que ahí se prestan. Como ya es sabido, existen diversas críticas en relación a los servicios de salud que se brindan para atender a la población, lo cual se pretende dar solución desde esferas gubernamentales aunque esto vaya a provocar un choque con sectores gremiales como ser los sindicatos que responden a intereses, muchas veces ajenos al tema de salud de calidad. Con esta situación surge la interrogante a cerca de la principal institución encargada de la salud pública en cuanto a su funcionamiento que responda o no a las necesidades de los asegurados.

            Así, en primera instancia debemos considerar que, partiendo de la Constitución Política del Estado, la salud es un derecho fundamental y de aplicación universal y gratuita por lo que en este caso queda en cuestión la capacidad del Estado para hacer realidad esta situación siendo un mínimo porcentaje la cantidad de asegurados que existen y por lo que deben aportar por lo que además se anula la condición de gratuidad. Desde el otro ángulo, está la Caja de Salud que parece no tener la capacidad ni humana ni material para cubrir los requerimientos a lo que se suma una ineficiencia en sus trabajadores lo que le reduce la calidad en la atención de los servicios de salud. En un tercer lugar están los sindicatos que a nombre de estabilidad laboral u otros se ponen frente al Estado asumiendo posiciones políticas que en el peor de los casos afectan en la atención normal de la institución.

            Como se ve, existen diversos problemas en el tema de salud donde los principales afectados son los pacientes que buscan un remedio a sus males y que, muchas veces, aun contando con este seguro optan por la atención particular para tener un mejor servicio. Como en muchos de estos paros, cuando se trata de la salud no se puede tomar estas posiciones que van en desmedro de la vida misma de miles de personas que confían su seguridad en estas instituciones y que llegado el momento de necesidad suelen encontrarse con las puertas cerradas o con la atención básica en un país con tantos males aquejando a su población. Desde diferentes enfoques y los diferentes involucrados se hace necesaria una restructuración crítica de la Caja de Salud con participación de todas las partes, sobre todo de los encargados de mantenerla, los asegurados; donde más allá de intereses sectoriales se debe velar por los de la colectividad donde se asuma el tema de salud pública abordado de manera seria, incluyendo realmente a la salud dentro de las políticas públicas que concreten en la realidad lo que suena muy bien dentro de los derechos fundamentales de la Constitución. Cada minuto de paro puede representar muchas vidas en riesgo, dentro de las cuales pueden estar las nuestras o de los familiares, incluyéndose también la de los propios trabajadores de las instituciones prestadoras de servicios de salud. Entonces es bueno defender a la Caja Nacional pero no para cuidar algunos privilegios sino para ser autocríticos con la situación y cuestionar la estructura misma dejando de lado el miedo al cambio que es una realidad y necesidad urgente en el contexto que nos encontramos actualmente.

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