lunes, 6 de agosto de 2012

PAÍS, ESTADO Y NACIÓN


Este 6 de agosto recordamos 187 años de la independencia en Bolivia, luego de 25 años de una lucha permanente en esta búsqueda pero que sin embargo se extiende a muchos años más, con momentos como los de 1781 y el levantamiento de Tupac Katari y otros. Sin embargo, esta parte es la que fue reconocida dentro de los hechos históricos adoptados como lo oficial para la consecución de la libertad en relación a la colonia española; que significó muchos siglos de opresión y explotación asumida hasta nuestros días como una conquista pero que sin embargo en los hechos estuvo muy lejos de ser tal. Así, con lo sucedido en esta fecha de agosto en la ciudad de Sucre se vieron realizados los anhelos emancipadores de muchos sectores de la población en su momento y que ahora para nosotros son parte de nuestra historia y hasta parecen muy lejanos. Pero al fin de cuentas, se conformó una nueva república que permanece vigente hasta nuestros días con contextos diferenciados pero que sigue en la tarea de entenderse como país.

            Lo sucedido en 1825 implementó un modelo de Estado que pretendió construir, en términos más contemporáneos, una bolivianidad que sea la representación del país como una forma de articular la identidad nacional. Sin embargo, siempre estuvo presente un lastre que no permitió este objetivo el cual estaba plasmado en el colonialismo interno donde las viejas lógicas coloniales permanecieron aun después de lograda la independencia. Así, fuimos pasando por diferentes periodos que derrocaban grupos de elite pero a su vez fortalecían otros, un tema muy relacionado al poder ya sea político y económico, principalmente. De esta forma, nuestro país permanece en esta lógica que nos mantiene  asociados con el subdesarrollo además de otras taras que van desde lo individual hasta lo colectivo que son también factores negativos en la obtención de nuestros objetivos.

            Otro aspecto, ha sido el relacionado con el tema de la nación ya que a partir de nuestra propia característica de pluralidad cultural se fue convirtiendo en una difícil tarea la de construir una sola visión de país, muchas veces por el factor usos y costumbres de cada región. A esto se sumó la incapacidad del Estado y los gobiernos de turno para lograr esta articulación que va más allá de la lírica y que necesitaba plasmarse en cosas concretas como ser políticas públicas. En este panorama se dieron sucesos relevantes, a manera de revoluciones, como ser la de 1952 que increpó el orden establecido en la búsqueda de favorecer a las mayorías de la población. Sin embargo, este proyecto pareció tener un trasfondo contradictoria que no logró concretar lo que se había propuesto por lo que la problemática permaneció postergada a partir de un Estado, todavía, excluyente. Con el nuevo siglo devino una nueva revuelta, esta vez encabezada por el movimiento indígena principalmente que formuló las principales iniciativas de cambio, por ejemplo desde el Pacto de Unidad, principal impulsor del proceso constituyente. De esta manera, nos encontramos inmersos en la etapa política e histórica del proceso de cambio que parece haber traído los mayores cuestionamientos en cuanto al Estado que ahora se asume y entiende como Plurinacional con grandes retos por delante. Como vemos, nos acercamos a los dos siglos de existencia como país pero la historia se va escribiendo, y reescribiendo, día a día con actores e ideas que se renuevan dándole impulso a una construcción que sea coherente entre el país el Estado y la [Pluri]Nación.

No hay comentarios: