lunes, 27 de agosto de 2012

MESTIZOS TODOS

Al ritmo al que nos hemos acostumbrado, la coyuntura política y sus principales actores buscan día a día un nuevo punto de inflexión para poder generar debate, y en el caso de los opositores tratar de deslegitimar en alguna medida la gestión de gobierno actual. Esta situación se presenta, de forma lamentable, en detrimento de un trabajo complementario entre representaciones políticas y más bien existe una polarización que siempre se contrapone sin medir o evaluar las medidas que se pretende aplicar lo cual, en gestiones pasadas, era causante de una ingobernabilidad provocada desde adentro del Estado. Así, como característica de la cultura política boliviana, tenemos en frente muy poca capacidad de concertación y acuerdo para la generación de políticas públicas que sean traducidas en resultados a favor de la población en general, que en última instancia es el objetivo del ejercicio del poder, ahora delegado a varias instancias estatales de gobierno. Posiblemente, este sea uno de los factores para tener datos críticos en cuanto a la capacidad de ejecución del POA que es más notorio en Municipios, seguido de los Gobiernos Departamentales.

            Volviendo al tema propuesto, esta vez la “polémica” se desenvuelve en torno al Censo que se realizará esta gestión, el mes de noviembre, donde para algunos sectores la exclusión de la alternativa mestizo es una discriminación hacia este sector de la población que se autoidentifica como tal. No obstante existen diferentes aristas que guían un análisis en este sentido que terminan por dejar sin sentido esta discusión. En primera instancia nos encontramos con una posición política que rebusca argumentos en contra del gobierno donde ahora se reivindica lo mestizo como una identidad colectiva. No obstante, la categoría mestizo parece representar más una identidad política, recientemente, articulada en torno a objetivos, también, políticos de oficialismo y oposición; donde los opositores en su mayoría no encuentran una representación con lo indígena originario y más bien fueron sus detractores hasta hace muy poco. Entonces, nos encontramos en un escenario donde existe una agrupación de individuos que hallaron en el mestizaje un pretexto de aglomeración bajo un concepto que acepta de todo, pero no especifica nada como una muletilla que permita el escape y argumento de debate.

            Asimismo, al considerar a censo como precedente a este debate una primera condición es entender que los datos recogidos y procesados en este trabajo estadístico pretende ser una herramienta para la planificación y generación de políticas públicas donde el ser o no ser mestizo parece no tener mucha influencia por el mismo carácter de la estructura del Estado Plurinacional. Por otra parte, debemos mencionar que el ser mestizo es una ambigüedad, casi sin sentido, porque en el desarrollo teórico conceptual e histórico es conocido que el proceso del mestizaje fue concebido como una forma de exclusión que en la línea histórica siempre trajo consigo una sombra peyorativa donde nadie quería ser identificado como tal. De la misma forma, el mestizaje racial y cultural tienen una tradición a lo largo de toda la historia conocida donde en la actualidad se trataría de un chénko imposible de resolver y donde, desde este punto de vista, todos somos mestizos de una u otra manera. No obstante en la actualidad se viene potenciando las identidades originarias en el marco de la descolonización y la plurinacionalidad, con el objetivo de disminuir las desigualdades históricas a partir de, en este contexto, la generación de políticas públicas.

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